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Los limos del pantano de Mequinenza serán trasladados al delta del Ebro

Las obras alternativas al trasvase suponen inversiones que suman 1.110 millones de euros

No habrá trasvase del Ebro. Ni hacia el sur ni hacia el norte. Pero las inversiones previstas en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) en Cataluña no se perderán. Así lo pactaron ayer los responsables de Medio Ambiente del Gobierno central, Cristina Narbona, y de Cataluña, Salvador Milà. El monto de las obras asciende a 1.110 millones de euros, de los que el 85% serán fondos europeos. Se incluye una nueva desaladora al sur de Barcelona y la recuperación integral del delta del Ebro, incluyendo el trasvase de limos acumulados en el pantano de Mequinenza hasta la zona de la desembocadura del río.

Narbona y Milà se reunieron ayer en la sede del Ministerio de Medio Ambiente, en Madrid. Al término del encuentro, ambos aseguraron que hay acuerdo en un 90% de los proyectos de los que hablaron, que incluyen los relacionados con el PHN, pero también los relativos a residuos urbanos, purines, etcétera. No precisaron los puntos de desacuerdo porque serán objeto de negociación en los próximos días, explicaron.

La ministra se comprometió a notificar hoy mismo por escrito a Bruselas la renuncia expresa a las obras de interconexión de la red de suministro de agua a Tarragona, que procede del minitrasvase del Ebro, con la de las cuencas internas de Cataluña. Es decir, se notifica a la UE la renuncia a llevar agua del Ebro al área metropolitana de Barcelona.

¿De dónde lograr, pues, el agua necesaria para abastecer a la región metropolitana? Los estudios con los que trabajan el Ministerio y el Departamento de Medio Ambiente señalan que sin trasvase se pueden lograr 145 hectómetros cúbicos anuales; suficientes para satisfacer las necesidades. Se trata de una cantidad inferior a los 190 hectómetros cúbicos previstos en el PHN, con el trasvase del Ebro hacia el norte, pero superior a los 112 hectómetros cúbicos realmente obtenibles, porque Milà y Narbona coincidieron en asegurar que las cifras utilizadas por los redactores del plan hidrológico son irreales. Tanto en lo referente a caudales disponibles, que están, dice el informe, hinchados, como en lo relativo al precio y al coste financiero. Un ejemplo: el coste por metro cúbico calculado en el PHN es de 39 céntimos. El real, dice el informe, es de 91 céntimos de euro.

Desaladoras

Entre los proyectos aprobados ayer los hay destinados a mejorar la calidad de las aguas, a recuperar los acuíferos y mejoras en la restauración ambiental, sin dejar de lado la mejora en la gestión de los recursos.

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Las actuaciones catalogadas como urgentes suponen una inversión de 201 millones de euros y una aportación de 70 hectómetros cúbicos de agua potable al año. La mayor parte va destinada a una desaladora (176 millones) que aportaría 60 hectómetros cúbicos. El lugar para instalarla no está decidido, pero sí la franja donde irá: estará en un punto cuyos límites son el puerto de Barcelona y Gavà. Milà añadió que se pretende que parte de la energía que consuma esta planta proceda de un parque eólico que no tiene por qué estar ubicado en sus inmediaciones. El resto de este capítulo se destina a ampliar la desaladora de Tordera.

Hay otras inversiones relacionadas con la mejora en la gestión de recursos hídricos: actuaciones en el Llobregat, balsas de recarga de los acuíferos, descontaminación del acuífero del Besòs y un programa de ahorro evitando las pérdidas en la red de suministro que permite disponer de 19 hectómetros cúbicos con una inversión de 27 millones de euros. El importe global de estas intervenciones es de 639 millones de euros.

Un tercer bloque de inversiones se destina a mejorar la calidad de las aguas, con un importe global de 273 millones. En este apartado figuran la eliminación de la contaminación química del pantano de Flix, un programa de calidad general del delta del Ebro suministrando a las bahías agua dulce de los canales de riego, así como la restauración de los residuos salinos en el Llobregat y un plan de saneamiento de aguas urbanas.

La actuación en la cuenca del Ebro es integral: desde los pantanos de Mequinenza y Riba-roja hasta la desembocadura, pasando por la regeneración de la zona deltaica con aportación de fangos procedentes del pantano de Mequinenza. Los técnicos entienden que parte de los problemas del delta derivan de la construcción de pantanos que frenan la aportación de limos a la desembocadura. Milà pidió también a la ministra la transformación del consorcio del delta y la derogación de la ley de acompañamiento de 2004 que retiraba a la Generalitat la potestad de fijar el cauce mínimo del Ebro: "Se trata de una medida simbólica porque deja de ser necesaria al no hacerse el trasvase, pero es una cuestión de justicia", dijo.

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