Lluvia, viento y protestas

Lluvia, viento y protestas. Cualquiera diría que ese fue el resumen de la primera jornada del angelical ballet acuático, la natación sincronizada que abrió los Europeos. Sigue la primavera invernal en Madrid. Gemma Mengual acertó como meteórologa al predecir el martes un día de perros y se quejó ayer al final por el favoritismo de las jueces hacia la rusa Natalia Ichtchenko, joven sustituta de Anastasia Ermakova, plata por delante de la española en los Mundiales de Barcelona 2003, y que le puede impedir ahora subir otro escalón del podio en la final de solos (individual) el sábado. El oro indiscutible será para la imbatible francesa Virginie Dedieu, que se destacó ya claramente en los primeros ejercicios.

La imagen de la piscina a las once de la mañana, al comienzo de la rutina libre, era desoladora, con 11 grados de temperatura y vapor saliendo del agua a 28. Paró de lloviznar, pero empeoró por la tarde, con agua en todos lados, porque llovió y el viento aumentó las molestias. Pero a Gemma, acostumbrada a entrenarse en peores condiciones, no le molestó especialmente el tiempo, sino las jueces, la eterna canción de los deportes que se miden con apreciaciones subjetivas, por muy reglamentadas que estén las puntuaciones de los ejercicios. "He estado bien", dijo sólo por la mañana, tras en el programa libre con la música Salomé, de Roque Baños, banda sonora de una película. Pero por la tarde, tras la técnica obligatoria, con los acordes de Alicia Keys, estalló: "Me he tirado con todas las ganas del mundo y lo he hecho mejor que nunca, pero he visto a la rusa después de mí por la mañana y me ha parecido fatal. No tiene por qué una nadadora júnior ser igual que las absolutas, si éstas son buenas. No tienen por qué tener esa comodidad de ponerla y por eso va a quedar segunda igualmente".

Gemma se lamentaba, incluso antes de ver la rutina obligatoria vespertina de Ichtchenko, que saltó al agua después que ella y que fue aún más sobrevalorada. "Todo el mundo me ha animado para que no me desmotive, que aún puedo ser segunda, pero me están puntuando como tercera".

Por ello, quien explotó mucho más fue Anna Tarrés, la seleccionadora clave del gran asalto a las medallas de la sincronizada española en los últimos cinco años. Había sido prudente a mediodía sobre el ejercicio de la rusa: "No vamos a exagerar el tema. Ha ganado por una décima, aunque no estoy de acuerdo, porque su coreografía no tiene nada que ver ni a nivel artístico ni técnico con la de Gemma". Pero después de la puntuación técnica por la tarde se indignó: "Se puntúa por país. No hace falta más que verla cómo nada, peor, y es lógico, porque es 10 años más joven que Gemma".

Anna aún abrió otra protesta: "Y ha sido la primera vez que se designan las jueces por sorteo, lo que no sé siquiera si es reglamentario. Tengo que mirarlo, porque puede ocurrir que haya dos jueces del mismo país y ninguno del tuyo". Y así ocurrió. Para la nota técnica de la rutina libre matinal, hubo dos jueces rusas y ninguna española. Para la impresión artística, una española. Por la tarde, para la de ejecución en la rutina técnica, puntuaron dos ucranianas del bloque, por una española: Total 4 a 2. Y como decía Gemma, decidieron mucho más los cuatro 9,8 para Ichtchenko, que los 9,7 para ella.

Solos. Clasificadas para la final las 12 primeras de 19 participantes: 1. V, Dedieu (Fran.), 98,950 puntos (49,500 en rutina libre y 49,450 en técnica). 2. N. Ichtchenko (Rus.), 97,550 (48,650 y 48,900). 3. G. Mengual, 97,000 (48,500 y 48,500). 4. L. Zaffalon (Ita.), 93,500. 5. D. Shemiakina (Ucr.), 92,850. 6. B. Schmid (Sui.), 91,500. 7. E. Makrygianni (Gre.), 90,750. 8. B. van der Velden (Hol.), 90,250. 9. A. Glusjov (Isr.), 89,300. 10. S. Bernardova (R. Che.), 88,250. 11. K. Markovich (Bie.), 85,950. 12. M. Dzurekova (Eslovaq.), 85,750.