Tradiciones en el real de Sevilla
Muchas instituciones y empresas eligieron el miércoles para ofrecer su habitual recepción en la Feria de Abril
La Feria es un disparate de color y ruido. Un cañonazo de luz, aunque el cielo se ponga tonto como pasó ayer. El miércoles de Feria era para estar dentro de las casetas. Y, aunque parecía que no cabía nadie más, la gente seguía entrando.
Así pasó en el número 80 de la calle de Pepe Luis Vázquez, en la caseta de Radio Sevilla de la Cadena SER. Dentro, políticos y periodistas se apretaban e intentaban hacerse con algún vino. Estaban el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; casi todos los miembros de su nuevo Gobierno; el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín; representantes municipales y regionales de PSOE, IU y PA; jugadores del Betis y del Sevilla; representantes sindicales... También acudieron varios directivos del grupo PRISA: Manuel Polanco, presidente de GMI; Jaime de Polanco, director general de medios internacionales; Daniel Gavela,
director general de la Cadena SER; y José Luis Sainz, consejero delegado de PrisaCom. Era la recepción que todos los años ofrece Radio Sevilla.
La Feria de Sevilla está llena de tradiciones. Hay quien no falta una madrugada a su cita con las buñoleras o quien instaura, año a año, sus propios ritos. Como el grupo de amigas de Eugenia, una joven sevillana que casi vive en el real: "Si no nos tomamos un gofre parece que no estamos en Feria".
Y, en los primeros días, hay una tradición no escrita que lleva a las casetas de instituciones, empresas y asociaciones a ofrecer una recepción.
Los personajes públicos tuvieron que cumplir con muchos compromisos. Pero el problema es que todas fueron en torno a la misma hora. La del Partido Socialista de Andalucía, a las 13.00; la del Partido Popular, media hora después; la del Partido Andalucista, a las 14.30; la del sindicato UGT, media hora antes; la de la Unión Sindical Obrera de Andalucía a las 15.00...
Dentro de las casetas, casi todo es muy parecido: camareras y camareros, sevillanas y mucha manzanilla y cerveza. Sólo hay dos cosas que difieren: a) la cantidad y calidad de las viandas y b) el número de personas que acuden -que depende del poder de convocatoria de las instituciones y las empresas-.
El de la Cadena SER, por lo visto en la tarde del miércoles, es muy grande. A las 14.00, medio aforo; a las 14.30, tres cuartos; a partir de las 15.00, lleno absoluto. La caseta, de tamaño medio, parecía que no tenía fondo: la gente seguía entrando pero pocos salían.
Uno de los últimos en llegar a la recepción fue el recién reelegido presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves. Dentro, sentados, le esperaban muchos de sus consejeros como Evangelina Naranjo (Gobernación), José Antonio Griñán (Economía y Hacienda) , María Jesús Montero Cuadrado (Salud) o Paulino Plata (Turismo, Comercio y Deporte). Chaves ya llevaba encima cuatro visitas de cortesía a casetas cuando llegó a la de la SER: "Hoy es el día que me dedico a la Feria como presidente; el resto lo paso con mi familia y mi gente".
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, no puede hacer lo mismo. Él es el último responsable de intentar prevenir y solucionar los problemas que se puedan producir en el real. A comienzos de semana, el grupo municipal del PP criticó la gestión que se estaba haciendo del tráfico en la Feria, y, ayer, Sánchez Monteseirin quiso responderles: "Eso es algo facilón... Es verdad que el tráfico es un problema, pero por eso planteamos el traslado, para que esta sea una Feria del siglo XXI y toda la gente pueda acudir, que no sea elitista".
El alcalde, al igual que el resto de los cargos que se reunieron en el número 80 de la calle de Pepe Luis Vázquez, dejó la política a un lado para intentar disfrutar un poco de una Feria "que la gente ha cogido con ganas a pesar de la nubes". No pudo evitarlo. Tenía que hablar, como el resto de los sevillanos ayer en el real, del tiempo.
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