"Si el hospital funcionara, se habrían salvado vidas"
La toma del hospital público de Faluya por las tropas estadounidenses cuando empezaron los combates a principios de abril ha dejado a los heridos iraquíes en una situación sanitaria dramática, afirma un representante de Médicos Sin Fronteras que pudo entrar en la ciudad. "Si el hospital hubiera funcionado, se hubieran podido salvar muchas vidas", asegura Ibrahim Younis, natural de Sudán, que estuvo en Faluya en una misión de urgencia el pasado domingo 11, justo después del anuncio del alto el fuego.
A falta de poder utilizar las 400 camas del establecimiento público, los médicos iraquíes tuvieron que organizar servicios de urgencia en locales previstos para simples consultas. "Faltaba oxígeno, aparatos y mesas de operación; apenas había luz; las condiciones de higiene eran muy malas, había sangre por todas partes", dice Younis, que vio unos diez heridos, todos ellos de bala o con otras heridas de guerra, en un pequeño hospital improvisado. Las pacientes eran todos "varones de entre 25 y 55 años". Según fuentes hospitalarias, el número de muertos iraquíes en Faluya desde el inicio de los combates es superior a 500.
El enviado de MSF no pudo ver otros establecimientos fuera del centro -que este domingo parecía relativamente tranquilo- por el riesgo de ser disparado por los francotiradores. Según los médicos, se instalaron pacientes en fase posoperatoria en un cinema. Otros permanecen en casa. Varias fuentes relataron al cooperante casos de soldados estadounidenses que entraban en los centros de urgencia para detener a supuestos insurgentes en sus camas.
En las afueras de Faluya, asegura Younis, la Media Luna Roja tuvo que desplazar dos campos de refugiados donde habían acudido familias huyendo de la ciudad porque las tropas norteamericanas se instalaron en los alrededores, con lo que el lugar se volvió demasiado inseguro para albergar a los civiles, dice.
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