Tres goles para salir del descenso
El Espanyol tumba al Atlético en un encuentro que no se resolvió hasta el último tramo
Hay jarana desde anoche en Montjuïc porque el Espanyol ha salido de la ciénaga de la Liga. Estiran por fin el cuello los periquitos en vísperas del derby. Aunque la alegría puede ser efímera al final de la jornada, el equipo blanquiazul se siente dichoso después de dejar los puestos del descenso que ocupaba desde la cuarta jornada del campeonato. Una goleada le aupó ayer a la gloria tras purgar largo tiempo en la miseria. No porque los goles llegaran tarde ni porque el rival fuera el Atlético, que no logra cuadrar un partido en campo ajeno, la victoria es menos meritoria. Al contrario. El triunfo fue tan bien trabajado como justo. El Espanyol tuvo mucho más carácter y presencia, llegada y remate, frente a un rival destensado y que no espabiló ni con el regreso de Fernando Torres.
ESPANYOL 3 - ATLÉTICO 1
Espanyol: Lemmens; Domoraud, Lopo, Pochettino, Torricelli; Àlex Fernández, Fredson (Morales, m. 83); Toni Velamazán (Raducanu, m. 59), De la Peña, Hadji; y Tamudo (Wome, m. 76).
Atlético: Aragoneses; Contra (Novo, m. 69), García Calvo, Simeone, Sergi; Aguilera, De los Santos (Nikolaidis, m. 80), Jorge, Nano (Musampa, m. 65); Fernando Torres y Paunovic.
Goles: 1-0. M. 63. De la Peña saca un córner desde la derecha y Fredson cabecea.
2-0. M. 82. Aragoneses golpea mal en una cesión, Raducanu se interpone y marca.
3-0. M. 88. Raducanu cabecea un centro de Hadji desde la izquierda.
3-1. M. 94. Torres remacha un córner.
Árbitro: Undiano. Amonestó a Torricelli, De la Peña, De los Santos y Novo.
Montjuïc: 34.200 espectadores.
El Niño da otro aire al Atlético, que, por otra parte, sigue en tierra de nadie, como si no contara para lo bueno ni para lo malo. Aunque no mejora la mecánica del juego, que es muy cambiante, el ariete alivia cuando menos la faena de los medios, que siempre encuentran una salida a la pelota, y sobre todo intimida a la zaga adversaria. El Espanyol tiene dos buenos centrales y, por el contrario, sangra por los dos laterales. Domoraud es fácil de encarar en el flanco derecho y Torricelli no es un lateral zurdo. Uno y otro posibilitaron de alguna manera que Fernando Torres se ganara unos cuantos remates durante el primer tiempo, más por su polivalencia y rapidez que por las jugadas de sus medios. Un par de disparos se los sacó Lemmens, que se convirtió en un saco de golpes, y el otro lo frenó Lopo en un escorzo. Pese a no tener un gran juego combinativo, el Atlético alcanzaba con facilidad al área contraria.
Igualmente le ocurría al Espanyol, estimulado especialmente por Hadji, un futbolista vertical y con una buena aceleración. El Espanyol cuenta con una buena segunda línea, aunque ayer notó la ausencia de Maxi, sancionado, mientras Lo Pelat alternaba momentos estelares con lapsus reprobables como el que le costó una tarjeta por protestar, hecho que le impedirá disputar el derby del domingo en el Camp Nou. De los Santos tuvo que esforzarse tanto como Fredson, superados ambos por las transiciones que montaban uno y otro equipo, hasta el descanso.
El medio centro blanquiazul estuvo especialmente laborioso defensivamente y, además, marcó un golazo a la salida de un córner botado por De la Peña que rompió el partido en un segundo acto presidido por la rabia del Espanyol y la tontería del Atlético, que nunca se supo a qué iba al estadio olímpico. Fredson cabeceó espléndidamente a la red para certificar el dominio blanquiazul, reforzado ofensivamente con la entrada en escena del ariete Raducanu. El Espanyol arriesgó más y encontró recompensa a su dominio para desdicha del Atlético, que no mudó la piel ni con los cambios, aunque Pochettino sacó un balón que era gol o gol.
El encuentro tuvo siempre un pulso acelerado y las ocasiones se alternaron. Ni el intento de Fernández de poner a buen recaudo la victoria mínima con la sustitución de Tamudo por Wome paró el tránsito. Ocurrió justamente lo contrario. Apareció Raducanu y en una acción propia de Tamudo le birló la pelota al portero en un saque de portería y dejó al Atlético con la boca abierta. El rumano marcaría todavía un nuevo gol y, puestos a ser generosos, hasta Fernando Torres encontró recompensa a su esfuerzo con el tanto del honor, anotado tan a última hora que no mereció ni siquiera centrar. Lo nunca visto en Montjuïc. A la espera de lo que diga hoy el Mallorca, el Espanyol está fuera de peligro.
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