Una clase en directo
Alumnos del Conservatorio de Córdoba perfeccionan su jazz sobre el escenario
El jazz requiere del interesado una técnica y un conocimiento de los eslabones de la música excelsos. Pero pronunciar jazz es hablar de escenario, humo, extractores a toda pastilla, oscuridad, la barra de un bar, el neón rojo intenso con las siglas de la improvisación y las fotos en la de Miles Davis, entre otros, en la pared. Estos requisitos los tiene el Jazz Café, un club de Córdoba. Y en este ambiente, los alumnos del Conservatorio Superior de Música de Córdoba asisten cada martes a clase.
La asistencia a las jam session de los martes, una especie de carrusel de músicos, forma parte de la asignatura Fundamentos del Jazz que se imparte en el Conservatorio. Para el profesor, Antonio Contreras, esta reunión tiene de especial que es tan importante como escuchar las explicaciones teóricas de las mañanas, o incluso más.
Pero por las noches los alumnos no reciben la lección del profesor, sino uno de los dos docentes de la Asignatura, Antonio Contreras, está sobre el escenario. Los méritos dependen de las ganas de cada alumno de derrochar improvisación y descaro. Eso es el jazz.
Esta vez el tribunal que les examina es su propio público. No hay tablón de notas, sino aplausos y, si procede, algún triunfo carnal. El jazz también es amor, o desamor. Cierto es que los hay más lanzados y más tímidos y que el martes pasado, cuando coleaban los tambores de Semana Santa, no hubo mucha afluencia de alumnos. Pero Contreras disculpa a sus pupilos y precisa que por las jam session de los martes ha pasado el 80% de los 60 alumnos matriculados en la asignatura optativa imparte junto a Javier Gómez.
El alumno Santiago Báez sí se subió al escenario. Su especialidad es el piano, pero ahora explora la flauta. "Es una idea cojonuda", remacha acerca de llevar la clase al escenario cada martes. "Los de clásica pueden practicar en orquestas, pero nosotros, los que aprendemos jazz, dónde tocamos, dónde practicamos", se pregunta. Aunque se bajó pronto del escenario -las jam session significan rotación de músicos-, no deja de tocar su flauta desde el fondo del bar.
El profesor Antonio de Contreras incluso evaluó el segundo trimestral de la asignatura en esas comparecencias sobre el escenario. Contreras lo tiene claro: "La mejor forma de valorar es tocar en público y tiene más valor el examen de aquí que el de la clase".
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