El triunfo de las circunstancias
Las decisiones del árbitro, que dejó al Zaragoza con nueve, facilitan la goleada del Athletic
Demasiado castigo para el Zaragoza, demasiada gentileza con el Athletic. No hubo para tanto. Con la vara de medir, el árbitro, Medina Cantalejo, temblequeó en su presunta firmeza. Prabablemente, acertó -código en mano- con las dos expulsiones del Zaragoza, aunque la de Álvaro pareció un tanto exagerada para un partido limpio, pero sin duda se equivocó en la acción más ingrata del partido. Era el minuto 42, y Del Horno se revolvió con Cani, que triunfó en el engaño. El puño de Del Horno se fue contra la cara del jugador zaragocista, que se escapaba por su espalda. La sangre brotó abundantemente, y Víctor Muñoz decidió cambiar a su futbolista ante la abundancia de la herida.
Más que un error arbitral -que lo fue-, resultó premonitorio. En la segunda mitad, con el 1-0 en el marcador tras un precioso gol de chilena de Etxeberria, el Zaragoza padeció la injusticia en el trato. Primero Milito se fue al vestuario por hacer algo menos que lo que hizo Del Horno (dar un codazo a Tiko en un braceo) y cinco minutos después Álvaro, no exento de imbecilidad en la acción, recibió un severo castigo por entrar a destiempo en una banda a Etxeberria. Dos acciones severas, de código en mano, que se convertían en injustas por la desigualdad de trato.
ATHLETIC 4 - ZARAGOZA 0
Athletic: Lafuente; Javi González, Lacruz, Karanka (Prieto, m. 52), Del Horno; Tiko, Gurpegui; Iraola, Etxeberria (Arriaga, m. 79), Ezquerro (Yeste, m. 57); y Urzaiz.
Zaragoza: Laínez; Cuartero, Álvaro, Milito, David Pirri; Ponzio, Movilla; Cani (Galletti, m. 45), David Villa, Savio (Rebosio, m. 62); y Dani (Generelo, m. 75).
Goles: 1-0. Iraola gana el balón en pugna con David Pirri, centra sobre la línea de fondo y Etxeberreia remata de chilena sorprendiendo a Laínez que iniciaba la salida. 2-0. Saque de esquina en corto de Tiko a Yeste, que cede a Urzaiz, éste deja pasar entre las piernas a Del Horno que bate a Laínez de un certero zurdazo a la escuadra. 3-0. M. 76. Yeste marca en jugada personal. 4-0. M. 93. Yeste, tras asistencia de Urzaiz.
Árbitro: Medina Cantalejo. Expulsó a Milito por tarjeta roja directa (m. 58) por un codazo a Tiko y a Álvaro (m. 63) por una entrada a Etxeberria) y amonestó a Karanka, Milito, Cuartero, Galletti.
Unos 35.000 espectadores en San Mamés.
El árbitro perdonó la expulsión de Del Horno y castigó a Milito y Álvaro por menos
Y ahí encontró el Athletic el partido soñado. Cuando fue peleado, 11 contra 11, halló un gol magnífico, por obra y gracia de Etxeberria que emuló al mejor Hugo Sánchez en una chilena ejemplar.
Pero el partido había comenzando con otra pinta. El asunto para el Athletic era ahogar a Movilla, un futbolista que acostumbra a resguardarse cerca de los centrales para tentar a su marcadores, en este caso Tiko y Gurpegui, empeñados en seguirle donde fuera con tal de que no manejara el balón. Pues bien, nadie acertó. Ni el Zaragoza entendió que la posición de Movilla habilitaba a los de los tres cuartos (Cani y Savio, especialmente), ni el Athletic, que llevar a sus marcadores tan arriba le desguarnecía en la defensa, porque dejaba muchos metros a sus espaldas. Daba la impresión de que nadie sabía nada, de que nadie conocía a nadie, de que se jugaba de incógnito, al albur de las circunstancias, hasta que el Athletic metió la cuarta velocidad y entonces el Zaragoza ocultó su mueca de atrevimiento y se guareció en su cueva.
Sin jugar un fútbol de salón, el equipo rojiblanco se sacó un gol mágico. Iraola porfió con un despistado David Pirri, centró con estilo desde la línea de cal y Etxeberria se sacó el gol de la temporada: de espaldas, de chilena.
Hasta ahí llegó el partido. A partir de entonces interfirieron los acontecimientos. Las expulsiones de Milito y Álvaro en cinco minutos rompieron el partido y desvalorizaron el resultado. 11 contra nueve nunca da la medida de lo ocurrido. El Zaragoza, lógicamente, se hundió, trató de guarecerse ante el previsible chaparrón y encajó tres goles más. Lo esperado. Ni más ni menos.
El Athletic jugó con inteligencia, moviendo el balón a los costados, donde casi nunca hay gente. Movilla ya no tenía nada que hacer y se evadió de la contienda. Hasta Villa malgastó una ocasión de oro de las que no acostumbra a regalar.
El Zaragoza estaba fundido y el Athletic congraciado. Cuando Álvaro se fue se sabía ganador. Alguien debía haber avisado a los centrales de que no era su día: los dos del Zaragoza acabaron expulsados y los del Athletic advertidos. Tanto, que Valverde sustituyó al amonestado Karanka por Luis Prieto y a los dos minutos el sustituto ya estaba advertido de expulsión. No, a Medina Cantalejo no le gustan los centrales.
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