La esperanza de Manecas Costa
El disco muestra la riqueza cultural de mi tierra", dice Manecas Costa, otro de esos artistas africanos que transmiten una imagen positiva de sus países a través de las canciones. La expectativa de vida del millón y medio de habitantes de Guinea-Bissau es de apenas 44 años para los hombres y 47 para las mujeres. En la antigua y pequeña colonia portuguesa, entre Senegal y Guinea, dos enclaves de influencia francesa, "hay un suelo muy fértil en el que puede crecer de todo porque llueve durante seis meses, pero tenemos muchas carencias. Problemas de golpes de Estado, de condiciones sanitarias, de educación... Espero que, tras las elecciones de hace unos días, se abra un camino para que, al menos, se respete la vida humana".
Manecas Costa (Cacheu, 1967) llegó a Lisboa en 1990. "Salí de Guinea-Bissau quince días antes de la guerra civil. Tuve suerte, porque murió mucha gente inocente. Cuando un país es pobre, si lo dañas, no tienes luego cómo construir". Aunque vive en Portugal, como en los casos del angoleño Waldemar Bastos o la caboverdiana Cesaria Evora, han tenido que venir a buscarle de fuera. "En Portugal sólo canté una vez en un festival el año pasado y ahora voy a presentarme en el Rock in Rio. Me produce mucha pena y sufrimiento que no me reconozcan en el país en el que tengo mi casa, mis hijos, prácticamente toda mi vida, y donde murieron mi padre, mi madre y mi hermana gemela". Aventura una explicación: "Los portugueses no se interesan mucho por las cosas que les suceden a los hombres de los países de sus antiguas colonias en África. No digo que sea una forma de racismo, ni de discriminación. Pienso que está en su cultura".
"Los portugueses no querían que cantáramos en criolu (criollo). En la radio únicamente sonaban los Beatles, fados... Quien cantaba en criolu podía ir a la cárcel. Y el hacerlo incentivó la lucha, sirvió de afirmación y unió a la gente en un país que tiene muchas etnias, cada una con su propia lengua y su música", cuenta. "El gumbe es un ritmo que podría ser para nosotros como el reggae para los jamaicanos". De hecho nació en la misma isla caribeña dos siglos atrás y embarcó con esclavos libertos hacia Sierra Leona para quedarse en Guinea-Bissau.
En los albores de la independencia, que se produjo en 1974, Manecas Costa creó el grupo Africa Livre. Luego tocó en N'Kassa Cobra, Cobiana Djazz o Kapa Negra. Y ya había grabado dos discos ahogados en sintetizadores cuando se topó con la musicóloga inglesa Lucy Durán, prendada de su cancion Ermons di
terra, que había oído en el recopilatorio Palop Africa. Ella le consiguió el contrato discográfico con la BBC.
Trasladaron un estudio móvil
hasta Guinea-Bissau para grabar Paraiso di gumbe. Más de 400 kilos de material. "Allí no hay un estudio de grabación en condiciones", asegura. La llegada al aeropuerto con el equipo de la BBC fue una fiesta: "El país paró para recibirnos. Había tambores y carteles de bienvenida. Y la gente nos acompañó hasta la ciudad. Todo el mundo quería grabar conmigo", recuerda riendo. "Fuimos a un sitio maravilloso junto al mar. Allí, en un bar-discoteca se montó el improvisado estudio".
El arpa venezolana ha sido un aditamento inesperado: "Yo quería grabar una kora. Desgraciadamente no estaba afinada para los acordes que queríamos y mi productora recurrió al arpista Carlos Orozco. Nos encontramos en Londres por la mañana y hubo una comunicación muy fuerte. Debíamos grabar esa tarde, pero ya estábamos tocando y ella telefoneó: 'Jerry (Jerry Boys, ingeniero de Buena Vista Social Club), ven corriendo al estudio que Carlos ya se sabe la música y está la cosa bien caliente".
Manecas Costa actúa el 16 en Barcelona (L'Espai), el 17 en Huesca (Jai Alai), el 20 y 21 en Madrid (Sala Caracol), el 22 en Plasencia (Auditorio de Santa María) y el 23 en Santiago de Compostela (Auditorio de Galicia).
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