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Columna
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Amarras

El número de denuncias por violencia doméstica en Andalucía se ha incrementado en cerca de un 20% sobre el año anterior. Así se recoge en un informe del Instituto Andaluz de la Mujer. Son datos que revelan lo alejados que nos encontramos de la solución de este problema social, pese a las numerosas y diversas respuestas que se han ido dando estos años para hacer frente a esta plaga. Sin duda, como afirma la directora del Instituto, las medidas puestas en marcha han provocado una mayor sensibilización social. También, gracias a esta sensibilización, han salido a la luz casos que, de otra forma, hubieran permanecido ocultos. Sin embargo, lo cierto es que la criminalidad doméstica sigue avanzando. Que las actuaciones policiales, las medidas legales y las respuestas judiciales no están siendo lo suficientemente adecuadas como para provocar un frenazo en este avance sostenido de criminalidad y, posteriormente, un retroceso. Está visto que las actuaciones represivas se revelan insuficientes. Es muy difícil, además, insistir en este tipo de soluciones porque ya están dadas. Si acaso, intentar conseguir una mejor ejecución. Saber, de una vez por todas, si las órdenes de protección se cumplen y si la coordinación entre servicios policiales, sociales y judiciales es la deseada o, por el contrario, cada uno campa por sus respetos. Son cuestiones que hay que conocer para que se pueda valorar adecuadamente su grado de eficacia y, de esta forma, corregir aquéllas que se hayan revelado innecesarias y apoyarse en otras que no lo sean.

En cualquier caso, y como en más de una ocasión he escrito en este mismo espacio, las soluciones no pasan por la respuesta represiva sino por la educativa. Una sociedad anclada durante muchos años en un sistema en el que el ser hombre permitía abrir unas puertas a las que a la mujer, por ser mujer, sólo se les permitía llamar y siempre que fuera acompañada, exige una educación desde la infancia, y en todos los ámbitos, sea familiar o político, en la que la igualdad no se vea como algo excepcional. Tal vez ahora que tantos cambios se anuncian, y tantas leyes se van a modificar, se podría aprovechar la de Educación para tratar de enseñar que la sociedad quiere soltar amarras con este pasado que es presente.

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