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El Príncipe pide a los nuevos jueces que sean sensibles y próximos a los ciudadanos

La última promoción sale de la Escuela Judicial sin tener plaza fija en los juzgados

Jueces adjuntos en vez de jueces titulares. Así están desde ayer los 231 integrantes de la Escuela Judicial situada en Vallvidrera porque el Gobierno del PP renunció en su día a crear nuevas plazas en aplicación de sus planteamientos para ir reduciendo la actividad de ese centro. Ayer los nuevos jueces recibieron sus diplomas y el príncipe Felipe les pidió que sean sensibles a los problemas que se les planteen y actúen con proximidad a los ciudadanos.

El resultado del 14 de marzo dará un vuelco al futuro que le aguardaba a la Escuela Judicial, pues en los últimos dos años el Gobierno del PP, y con él la mayoría conservadora del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), había ido reduciendo la actividad de este centro y el periodo de formación que debían pasar los jueces antes de empezar a ejercer. El motivo no era otro que el hecho de considerar que la planta judicial estaba prácticamente cubierta en España. Es decir, que no hacían falta más jueces, pese a que la última estadística oficial indica que en España hay más de dos millones de pleitos en trámite o pendientes de sentencia. En Cataluña son más de 331.000. El programa electoral del PSOE prevé la creación de 1.000 plazas de juez y de fiscal en cuatro años, lo que supondrá una revitalización de la Escuela Judicial, el único organismo oficial del Estado que no tiene su sede en Madrid.

Los Reyes han presidido en los últimos años la entrega oficial de despachos, pero ayer les relevó el príncipe Felipe, acompañado del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y de Francisco José Hernando, presidente del CGPJ, entre otros. En su breve discurso, el Príncipe pidió a los nuevos juieces que su trabajo sea "sensible a la realidad que se aplica, aceptando que el derecho no se refiere a realidades abstractas, sino a situaciones concretas de la vida en las que están implicados" los ciudadanos.

En otro momento, el Príncipe reclamó a los jueces que apliquen la ley "conforme a la realidad histórica en la que se vive". Y añadió: "Sólo con sensibilidad ante los problemas, con una prudente apreciación de los diferentes intereses en juego y con proximidad a los ciudadanos, conseguiréis aproximaron en vuestras resoluciones al ideal de justicia que de vosotros se pretende".

El modelo de juez

En los otros dos discursos oficiales no se aludió al llamado modelo constitucional de juez que defendía la Escuela Judicial hasta que el sector conservador de la judicatura se hizo con el control del CGPJ y con la dirección del centro. Así, el presidente del CGPJ no mencionó en su discurso la Constitución y tampoco hizo referencia al Estado autonómico, aunque destacó en varias ocasiones la trascendencia y la importancia del oficio. José Francisco Valls Gombau, el director de la Escuela Judicial, sí aludió, de pasada, a la España plural y a las nacionalidades y regiones, aunque en otro momento equiparó el problema de la violencia sexista con el que supone "la drogodependencia o la enfermedad mental".

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La promoción de jueces que ayer recibió sus despachos es la más numerosa de las que han salido de la Escuela Judicial. La integran 231 jueces, de los que 139 son mujeres. Diecinueve de ellos pedirán la excedencia de inmediato para ejercer de fiscales. La media de edad es de 29 años. Hasta ahora, el juez que salía del centro iba destinado a un juzgado y empezaba a ejercer. Ahora harán de jueces adjuntos. Es decir, jueces de refuerzo de un juzgado mandados por otro juez o en sustitución de éste. La explicación oficial que da el CGPJ es que eso beneficiará a la ciudadanía, pero es probable que se den situaciones muy contradictorias en un mismo juzgado, según sea el talante del juez titular y el del adjunto. En la penúltima promoción ya se destinaron 39 jueces adjuntos.El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, recordó ayer que "descentralizar el poder judicial es una tarea pendiente en España". En su opinión, la unidad del poder judicial no es incompatible con la descentralización del Gobierno de los jueces y de su gestión y recordó que "así lo han entendido y lo están practicando países de inatacable solvencia democrática".

Maragall realizó estas afirmaciones durante un almuerzo que ofreció ayer a los miembros del Consejo General del Poder Judicial y a otros representantes de la judicatura antes de acudir a la entrega de despachos a los nuevos jueces. Entre los presentes al almuerzo estaba el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Guillem Vidal, defensor de esa misma descentralización del poder judicial, al igual que, con matices, todos los partidos políticos catalanes excepto el PP.

En su intervención, Maragall también afirmó que "en España a menudo parece que domine una concepción política sobre el poder judicial" equivalente al Estado centralizado que existía hace dos décadas y dijo que "esta persistencia es un anacronismo y una incongruencia conceptual y política que la dinámica de la sociedad se encargará de corregir, si no lo hace a tiempo una revisión institucional".

El presidente de la Generalitat dijo que la "solución descentralizadora" que propone asegura una tutela judicial más efectiva y se concreta en la implantación de la justicia de proximidad y en convertir a los tribunales superiores en última instancia procesal, excepto el recurso para la unificación de doctrina. Por eso, ofreció al Poder Judicial la colaboración de su Gobierno para avanzar en ese sentido.

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