El juez encarcela a un marroquí que llamó al 'comando' del 11-M el día del atentado
El Morabit fue detenido en dos ocasiones anteriores y puesto en libertad por falta de pruebas
El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo envió ayer a prisión al marroquí Fouad el Morabit, acusado de un presunto delito de colaboración con banda armada,deducido, según la información disponible, de su relación de amistad y sus frecuentes conversaciones telefónicas con los implicados en el 11-M, incluso el mismo día de los atentados. La policía cree que tuvo una participación directa en la masacre y por ello lo ha detenido en tres ocasiones. Además, ayer se conoció la detención de otros tres sospechosos durante el pasado fin de semana, que pasarán el jueves a disposición judicial.
Del Olmo ya ha enviado a 18 personas a prisión en relación con los atentados
El encarcelado, albañil y estudiante de aeronáutica, era amigo del Tunecino
Fouad el Morabit quedó en situación de prisión comunicada y sin fianza sobre las cuatro y media de la tarde de ayer, después de que el juez Del Olmo le interrogase por tercera vez, durante aproximadamente dos horas, sobre sus relaciones con los implicados en los atentados del 11-M. De momento, el juez no parece tener contra El Morabit nada más consistente que sus llamadas de teléfono y las divagaciones sobre la justificación de sus gastos, y de ahí que la acusación se limite al delito de colaboración con banda armada, el menos grave de las formas de actuación en delitos de terrorismo.
Fouad el Morabit, de 28 años, insistió en su inocencia y en que no tiene nada que ver con los atentados del 11-M, pero la relación de llamadas de su teléfono móvil indica, según fuentes de la Audiencia Nacional, que mantuvo numerosas comunicaciones con la mayoría de los detenidos acusados de la matanza de los trenes de cercanías y con los fallecidos en la explosión del piso de la madrileña localidad de Leganés.
Esas comunicaciones de El Morabit con los presos y los fallecidos en el suicidio colectivo de Leganés fueron efectuadas en los días anteriores e incluso en la misma fecha de los atentados, según se ha podido comprobar en el rastreo de las llamadas. Es más: la policía sospecha que pudo ser uno de los autores materiales de la masacre de los trenes o que colaboró activamente para ejecutar los atentados.
Las mismas fuentes indicaron que Fouad el Morabit conocía y mantenía estrechos vínculos con Serhane Ben Abdelhahib, El Tunecino, uno de los presuntos cerebros de los atentados y cuyos restos han sido identificados entre los de los siete terroristas que se inmolaron en Leganés.
El sospechoso admitió que vivió con uno de los fallecidos en la explosión de Leganés y desde principios de año compartía habitación con Basel Ghayoun, de origen sirio, que ha sido reconocido por al menos dos testigos como uno de los presuntos fanáticos que colocaron las mochilas con dinamita en los trenes. Ambos habían convivido en un local comercial habilitado como vivienda en la calle de la Virgen del Coro, en el barrio madrileño de la Concepción.
El Morabit insistió en su inocencia y dijo que nunca sospechó que sus amigos estuviesen implicados en los atentados del 11-M. Sin embargo, según las fuentes de la Audiencia Nacional, no pudo acreditar suficientemente sus gastos de estancia en España, a donde llegó para cursar estudios de ingeniería aeronáutica, así como la procedencia del dinero para pagar el alquiler y para viajar, que sólo pudo justificar con trabajos esporádicos en el sector de la construcción.
El Morabit estuvo matriculado en la facultad de Ingeniería de la Universidad de Gijón, donde fue inscrito por el estudiante bosnio (cursa Informática en Oviedo) Sanel Sjekirica, a quien la policía busca para interrogarlo y cuya foto ha sido difundida a efectos de detención internacional. Sjekirica, quien se estableció en Asturias tras huir su familia de la guerra de Bosnia, conoció a El Morabit en Madrid cuando el primero cursaba estudios de Aeronáutica.
El encarcelado ayer fue detenido por primera vez el 24 de marzo en la localidad toledana de Ugena (trabajaba en una obra en ese pueblo), pero cinco días más después fue puesto en libertad por el instructor. El 31 de marzo, Del Olmo volvió a ordenar su detención pero le puso en libertad dos días más tarde, con la obligación de comparecer diariamente en comisaría. La investigación sobre sus llamadas telefónicas -especialmente las que realizó una vez consumado el suicidio colectivo del comando del 11-M en Leganés- le han llevado finalmente a prisión. Con él ya están encarceladas 18 personas por su presunta vinculación con la cadena de atentados.
La detención de El Morabit fue una de las siete verificadas el pasado fin de semana. Otras cinco de produjeron el viernes en la localidad de Parla (Madrid), aunque tres de los detenidos quedaron en libertad a las pocas horas. Los otros dos arrestados, Said Aharaouch y Hassan Belhadj, declararán ante Del Olmo el jueves, al igual que Ifrahim Afalah, detenido el domingo, y cuyas demás circunstancias se desconocen.
A Hassan Belhadj se le atribuye una relación de parentesco con uno de los fallecidos en la explosión de Leganés -se dijo que sería hermano del que alquiló el piso donde se inmolaron los terroristas-, aunque al juzgado instructor no le consta esa relación. La policía quiere interrogarles para atar algunos cabos que se han ido quedando sueltos durante las pesquisas y, especialmente, para intentar identificar a otras personas que pudieran haber estado implicadas en los atentados de manera indirecta o bien en el terreno logístico.
Por otra parte, el juez Juan del Olmo recibió ayer el informe de los forenses que examinaron los cadáveres de la explosión de Leganés, que acredita que finalmente fueron siete los terroristas cuyos cuerpos quedaron despedazados por la explosión de unos cincuenta kilos de dinamita. El informe forense no precisa las identidades de los fallecidos, aunque cuatro de ellos han sido ya identificados por la policía. Los investigadores están convencidos de que otros dos fallecidos son los hermanos Mohamed y Rachid Oulad y sospecha que el séptimo podría ser Said Berraj, sin descartar que se trate de una persona cuyo nombre aún no habría aparecido durante las investigaciones. El juez recibirá hoy un segundo informe sobre la explosión de Leganés, éste practicado por la Policía Científica.
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