_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Barrabás

Los cuatro evangelios nos cuentan su historia en términos casi idénticos. Convencido de la inocencia de Jesús, Poncio Pilatos planea una estratagema para liberarlo. Cada año con motivo de la Pascua se concede la absolución a un condenado. Contraponiendo a Jesús con el peor criminal, Pilatos no duda de que el pueblo elegirá al primero. Pero el odio del pueblo judío, azuzado por los sacerdotes, elige a Barrabás. Lucas dice que había sido condenado por motín o sedición y por asesinato; Juan, que era un salteador. Nadie nos dice si fue liberado o qué fue. No es raro, porque la historia es poco verosímil, empezando por la extraña costumbre de celebrar una fiesta poniendo en circulación a un delincuente. Que en aquel momento había otros condenados además de Jesús y Barrabás lo prueba la crucifixión de los dos ladrones. ¿Tenía Pilatos la facultad de designar a los candidatos a la absolución, pero no a decidir el ganador? Y, en tal caso, ¿quién lo elegía? ¿El pueblo judío a voz en cuello? Si no era así, habría que aclararlo, porque este episodio ha sustentado la culpabilidad de los judíos durante dos milenios, ya que antes del plebiscito Jesús más bien parecía gozar de la simpatía popular. Por otra parte, si Pilatos quería soltar a Jesús, ¿por qué no lo hizo directamente, sin recurrir a la argucia de Barrabás? Menudo era un gobernador romano para tener en cuenta la opinión pública en una provincia del imperio, y menos aún si lo que pide la opinión pública es la libertad de un reo de sedición. Pero sobre este particular, el evangelio también es muy confuso. ¿Por qué antes de ser condenado Jesús tuvo que pasar por cuatro instancias, a saber, Anás, Caifás, Pilatos y Herodes, ninguno de los cuales parecía tener muy claros los términos de su competencia? Sobre cada detalle de cada posibilidad se han escrito millares de volúmenes. Hay sospechas de añadidos ulteriores. No faltan quien lo niega todo, o una parte. A estas alturas, ¿qué más da? Sólo se trata, ahora que el protagonista de la Pasión está siendo tan publicitado, de llamar la atención sobre el pobre Barrabás, hombre oscuro, esquinado, más malo que la tiña, y predestinado desde el principio de la eternidad a inclinar la balanza de la redención del género humano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_