Sobre el régimen especial agrario
Curioso nombre para una triste injusticia. Me cuesta mucho poder entender la facilidad con la que giramos la vista a un lado para no ver crueles injusticias sociales que aún perduran desde siglos pasados.
Triste, porque todas las injusticias son tristes, pero además, porque afecta a un sector de la población duramente castigado a lo largo de la historia de este país (sobre todo en los últimos ocho años). Injusto para los agricultores y jornaleros, no sólo por los míseros sueldos que tradicionalmente vienen percibiendo, sino también por la dureza de un trabajo que no se puede explicar con palabras.
Pongamos un curioso ejemplo para ilustrar el funcionamiento de este peculiar régimen especial agrario; un trabajador que por determinados motivos ha cotizado a la Seguridad Social, pongamos un tiempo mínimo de quince años, a lo largo de su vida, recibirá al jubilarse la pensión mínima establecida, en torno a las sesenta y cinco mil pesetas (una miseria, teniendo en cuenta el ritmo de vida que llevamos); aunque, irónicamente, un trabajador del campo que haya estado cotizando durante unos cuarenta años percibirá una jubilación que rondará las setenta mil pesetas, es decir, prácticamente la pensión mínima. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Evidentemente, es Andalucía una comunidad donde este régimen agrario tiene una especial incidencia, puesto que vivimos en una tierra de trabajadores del campo. Personas que se jubilan no porque lleguen a la edad estimada para ello, sino porque su cuerpo no da más de sí. Matados a trabajar durante toda una vida, para ser recompensados con una ridícula pensión que apenas puede ocultar su parentesco con el mínimo establecido.
Y, por si fuera poco, irónicamente, a los andaluces (en referencia a los jornaleros y trabajadores del campo) nos dan fama de ser los más vagos. Me gustaría ver a los tienen tanta facilidad para criticar a los demás trabajando de sol a sol; me gustaría ver la cara que se les queda cuando a fin de mes reciban el mísero sueldo que se recibe trabajando en el campo, pero sobre todo me encantaría ver su cara el día que reciban el pago de su especial jubilación.
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