El Athletic impone su pegada

Cuestión de pegada. El fútbol, por más que reinvente la estrategia o se añadan datos extemporáneos (como la posesión de balón o la ocasiones malgastadas) sigue siendo una cuestión de acierto con el gol. Bien está que el gol se busque de la forma más ortodoxa con el espectáculo y con la racionalidad, pero no siempre la matemática responde. A saber: el Racing se enfrentó a la portería del Athletic en cinco ocasiones en la primera mitad, pero siempre tropezó con Lafuente -el portero suplente, del Athletic-, lleno de reflejos, con una tranquilidad impropia de su estatus en el equipo, o con el larguero, en un remate de Javi Guerrero. Y sin embargo, fue el Athletic quien marcó en un contragolpe bien pensado por Tiko y mejor resuelto por Iraola. Era la segunda ocasión del Athletic tras un remate de Lacruz que desvió peligrosamente un defensa y acabó golpeando el larguero. Conclusión: seis ocasiones contra dos y 0-1 en el marcador. Quizás eso sea, también, el fútbol.

Lucas Alcaraz había apostado por su último equipo y Valverde había decidido trufar de novedades un conjunto acuciado por la sequedad y por las lesiones. Por ejemplo, la de su portero talismán, Aranzubia, que dejó su sitio a Lafuente (recién renovado) y que decidió ponerle muy cara la decisión de la titularidad. Lafuente, con apenas un par de partidos, sacó tres manos a remates de Casar, Bodipo y Javi Guerrero que salvaron al Athletic cuando apenas jugaba al fútbol, sólo peleaba y sobrevivía por la tenacidad de Tiko, resucitado, y la astucia de Urzaiz, desbordado en el juego aéreo pero interesante en el control del balón. Y en ese toma y daca, cuando más jugaba el Racing, con Morán hartándose a trazar diagonales, con Javi Guerrero encontrando las espaldas de los medios centro, y Regueiro superando por velocidad a Lacruz, se anunciaba el gol en cualquier momento.

Y el gol se fue para el otro lado. En plena voracidad racinguista, el equipo de Lucas Alcaraz desprotegió la defensa y Tiko aprovechó un contragolpe para habilitar a Iraola que marcó como mandan los cánones: de tiro raso, cruzado, apuntando al hierro que sujeta la red. ¿Injusto? Seguramente, tanto como el empate del Racing, en un momento de tontería futbolística, cuando el árbitro no pitó una falta al borde del área santaderina y un pelotazo de Cristian Alvarez acabó en los pies de Regueiro, que asistió a Javi Guerrero, un estilista que no tiene a bien malgastar sus balas. Una por otra. Si tú me puedes, yo te goleo. Una circunstancia habitual en los duelos entre el Racing y el Athletic, donde cualquier pronóstico es siempre una lotería.

Tanto lo fue que la providencia decidió que ganara el Athletic en una jugada inesperada. Era la prolongación, un saque de banda de Del Horno, una peinada de Urzaiz, y Ezquerro, un futbolista tan desesperante como imprevisible, que se inventa un taconazo de espaldas, a lo Don Tancredo, que habilita a Yeste para que meta el empeine y marque el gol de la victoria. ¿Justo o injusto? He ahí el debate. Fútbol hubo poco y casi todo del Racing. Pegada hubo poca y casi toda del Athletic (a quien anularon un gol legal de Ezquerro). ¿Fútbol o goles? En un duelo tan visceral, no podía faltar tamaño debate.