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Entrevista:ROLAND DUMAS | EX MINISTRO FRANCÉS DE ASUNTOS EXTERIORES | ENTREVISTA

"Los cambios en Francia y España favorecen una Europa federal"

Roland Dumas fue ministro de Asuntos Europeos y posteriormente ministro de Exteriores de Francia durante la presidencia de Mitterrand. Después presidió el Consejo Constitucional de su país, cargo del que dimitió al ser incluido en el caso Elf con una acusación de la que resultó absuelto. Albacea testamentario de Picasso, intervino en la devolución del Guernica. Después recibió el encargo de Mitterrand de "hacer cuanto fuera necesario" para acelerar la integración de España en la UE. De esa época ha conservado un interés por los españoles que le lleva a proponer fórmulas para superar los recelos que entorpecieron las relaciones entre los dos países durante la etapa de Aznar (salvo en la cooperación antiterrorista), aprovechando los cambios políticos en España y en Francia, que le parecen anunciadores de la evolución hacia una Europa federal.

"Nadie impediría hoy realizar acuerdos interregionales, por ejemplo, sobre transportes, medio ambiente, turismo. ¿Por qué las regiones no pueden establecer acuerdos con las de otros países?"
"Sí, se lo aseguro, ese hombre no es moderno en absoluto. Nunca ha estado dispuesto a la cooperación entre nuestros dos países"
"¿Por qué esa fascinación por la necesidad de mantener un lazo privilegiado con Estados Unidos? Europa puede vivir muy bien por sí misma"

Pregunta. Los franceses han votado mayoritariamente a izquierdas en las elecciones regionales, pocas semanas después de un giro casi idéntico en las legislativas en España. ¿Qué le sugiere esta cercanía en los comportamientos de dos países?

Respuesta. La primera reflexión es que conviene aprovechar el movimiento de convergencia entre España y Francia para desarrollar la Europa de las regiones. Sería positivo mejorar los acuerdos entre regiones limítrofes y al mismo tiempo emancipar a las regiones, como ya se ha hecho en España. En Francia necesitamos caminar en esa dirección.

P. Hay mucha diferencia de competencias y presupuesto entre las comunidades autónomas españolas y las regiones francesas.

R. Europa, tal como se está construyendo, es una Europa de regiones: hay que darse cuenta de lo que significan la autonomía de Cataluña o de Andalucía y los länder alemanes. Las regiones francesas se encuentran muy retrasadas. La construcción de una Europa federal será más fácil a partir de regiones y de länder que a partir de países muy centralizados.

P. ¿Y usted cree que la sociedad francesa está preparada para aceptarlo?

R. Las ideas sobre esta cuestión están evolucionando. Por todas partes se escucha a los nuevos cargos electos socialistas la necesidad de revisar la ley sobre la descentralización. Creen que la región necesita más autoridad, autonomía y presupuesto; todo esto merece que sea discutido. Las circunstancias son favorables, la idea está en el ambiente.

P. Las propuestas de cooperación entre regiones transfronterizas levantan ronchas en algunos sectores españoles, en cuanto piensan en Cataluña o el País Vasco.

R. Todo puede discutirse. Nada impediría hoy realizar acuerdos interregionales, por ejemplo, sobre transportes, medio ambiente, turismo. ¿Por qué las regiones no pueden establecer acuerdos con las de otros países? Esto no compromete la seguridad de nuestros dos países y creo superada la idea de que tales acuerdos puedan dar origen a la constitución de nuevos Estados.

P. ¿Y el problema del País Vasco?

R. Reconozco que esta cuestión necesita tratarse un poco aparte, pero las ideas que estoy expresando pueden incitar a encontrar soluciones inteligentes. Hace unos días leí un artículo de José María Aznar en Le Monde que me pareció propio de una persona en absoluto moderna.

P. No me diga.

R. Sí, se lo aseguro, ese hombre no es moderno en absoluto. Nunca ha estado dispuesto a la cooperación entre nuestros dos países. El artículo del que le hablo me confirma que Aznar no va al fondo de las cosas. No es cuestión de atacar al terrorismo por el terrorismo, sino de atacar a los terroristas y también a las causas del terrorismo, y yo no veo en su análisis nada de esto.

P. Es verdad que hay sectores de la sociedad española muy recelosos de Francia.

R. Visité España poco antes de las elecciones generales y me quedé asombrado del mal clima que se respiraba en ciertos ambientes hacia Francia. Yo creo que las relaciones deben evolucionar hasta alcanzar el mismo nivel de las que Francia mantiene con Alemania. Intercambios universitarios, jurídicos, de personas del mundo de los negocios... A mí me parece útil que desde la sociedad civil surjan pequeños grupos que colaboren a ese entendimiento. Lo que se necesita es reunir todas las voluntades dispersas y lograr que colaboren para crear una voluntad común. ¿Por qué no proponer esa misma idea a personas con lazos antiguos con la cultura española o a franceses de origen español?

P. El Gobierno de Zapatero ha prometido retirar de Irak a las tropas españolas si la ONU no toma el control de las fuerzas extranjeras en ese país. La línea de Francia respecto a Irak no ha cambiado, porque no tomó parte en la ocupación, pero sí ha cambiado el responsable de la cartera de Exteriores (Barnier ha sustituido a De Villepin). ¿Cómo influirán estos cambios en la posición de Europa?

R. Contrariamente a lo que se ha dicho, yo creo que el asunto de Irak ha permitido a Europa tomar una posición un poco distinta a la de Estados Unidos. Es verdad que el Reino Unido siempre es la gran excepción. Pero se han dado fenómenos importantes: Alemania jamás había dicho "no" a la alianza trasatlántica con EE UU y es la primera vez, desde 1945, en que toma una posición diferente a la de Washington. De los dos Gobiernos que habían seguido a EE UU en la intervención en Irak, el británico y el de Aznar, éste ha perdido las elecciones y el nuevo Gobierno español ha confirmado su voluntad de mirar otra vez más bien hacia Europa. Las cosas no van a cambiar en una semana, pero la ampliación de la OTAN hacia países del Este plantea un problema a Europa, porque puede ser percibida como una provocación.

P. Va usted muy lejos...

R. Le voy a decir algo más: ¿por qué esa fascinación por la necesidad de mantener un lazo privilegiado con Estados Unidos? Europa puede vivir muy bien por sí misma. No estamos en 1945 (fin de la II Guerra Mundial) ni en 1989 (caída del muro de Berlín): va siendo hora de que algunos dirigentes europeos tengan el coraje de decirlo. ¿Europa va a afirmarse o quiere continuar siendo un satélite de EE UU?

P. ¿Qué piensa sobre los que dicen que los españoles han cambiado de mayoría política presionados por un acto terrorista?

R. A mí me han explicado que los sondeos de los días previos al atentado ya reflejaban la caída del partido de Aznar, ligera, pero en pérdida. La política de Aznar había sido muy criticada, y una parte considerable del pueblo español había decidido manifestar su descontento con ella. Y el modo en que el Gobierno de Aznar trató el problema provocado por el ataque terrorista del 11-M, ocultando la verdad, debió de aumentar el enfado del electorado. El atentado en sí no es forzosamente lo que explica el resultado de las elecciones del 14-M, sino el descontento interno que ya existía anteriormente, amplificado por los intentos de manipulación posteriores. Conozco un poco a la señora que ha sido ministra de Exteriores, Ana Palacio, y me quedé muy sorprendido al saber que había enviado circulares a las embajadas para dar la consigna de explicar el atentado en un sentido para el que no había prueba alguna. Me pareció increíble.

Roland Dumas, ex ministro francés de Exteriores.
Roland Dumas, ex ministro francés de Exteriores.AP

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