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FÚTBOL | Liga de Campeones: vuelta de los cuartos de final

"Hay dos lugares comunes, el infierno y el fútbol"

Queiroz prefiere no referirse a su futuro mientras los ultras abuchean a Florentino Pérez cuando se dirigía a los vestuarios

Santiago Segurola

Las palabras que determinaron la magnitud de la desolación en el Madrid fueron pronunciadas por su entrenador, Carlos Queiroz: "Hay dos lugares parecidos en la vida, el infierno y el fútbol". Lo dijo con calma, con la entereza que le caracteriza, sabedor de su delicada posición en un club que tolera mal los fracasos, y éste de Mónaco ha sido estrepitoso. Queiroz explicó el desastre en términos parecidos a sus jugadores. Uno a uno salieron del vestuario con la decepción marcada en el rostro. Algunos pasaron rápidos frente a la tropa de periodistas que esperaban con avidez las explicaciones. Otros se detuvieron para enviar el mismo mensaje. "El Mónaco ha sido mejor por fútbol, ganas y carácter", dijo Raúl, que no pudo evitar dar un respingo cuando vio al nutrido grupo de periodistas que le esperaban. Eran momentos difíciles para un equipo que no tiene tiempo para lamerse sus heridas y para una afición que no ocultó su malestar tras el encuentro.

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Apenas diez minutos después de terminarse el partido, Florentino Pérez recorrió a paso lento, acompañado por Jorge Valdano y parte del séquito directivo del Madrid, la distancia entre la tribuna de honor y la entrada al túnel de vestuarios. Fue un paseíllo muy duro para un hombre acostumbrado al éxito. Justo en ese fondo estaban ubicados los hinchas del Madrid, con los ultras a la cabeza. Mientras el presidente se acercaba al túnel de vestuarios, comenzaron a escucharse silbidos y protestas de los ultras. Sus abucheos fueron respondidos por un sector de aficionados, que aplaudieron a Florentino Pérez, cuyo saludo tuvo el aire de tristeza que presidió toda la noche.

Todos en el equipo mantuvieron la misma opinión con respecto a la superioridad del Mónaco y a la necesidad de no caer en la melancolía o enredarse en polémicas. "Lo impresionante del fútbol es que el domingo tenemos otro partido decisivo, frente a Osasuna, donde nos jugamos cosas tan importantes como las que hemos perdido hoy. Debemos asumirlo así. De lo contrario pondremos en peligro la Liga", declaró Ronaldo.

En los mismos términos se explicó Roberto Carlos, uno de los jugadores más dañados del partido. Su deficiente actuación fue la causa de muchos de los gravísimos problemas que atravesó el Madrid en Mónaco. Estaba frente a los reporteros, en medio del análisis de la derrota, cuando Giuly, el jugador que le había atormentado, pasó a su lado. Roberto Carlos giró levemente la cabeza, dirigió su mirada al jugador francés y vio cómo éste se marchaba: una metáfora del duelo que habían mantenido.

"No tenemos que enfadarnos, por dura que sea la decepción. Si nos quedamos con el pensamiento en este partido, lo más probable es que no ganemos a Osasuna", manifestó el lateral brasileño. Contra las acusaciones que se vertían por la actitud del Madrid, Roberto Carlos fue tajante: "Ni cansado, ni relajado". La voz más discordante fue la de Casillas, que definió lo ocurrido como "la crónica de una derrota anunciada". Y añadió: "El equipo se ha ido del partido otra vez a los 35 minutos. No hemos merecido pasar la eliminatoria".

Quizá como si de una contestación a su compañero se tratara, Salgado decía que lo que había que hacer era "no hablar y trabajar". Ronaldo no alteró el gesto para dar su opinión. En medio de un paisaje de abatimiento, el delantero brasileño parecía entero. "Claro que es una gran decepción, pero no hemos jugado nada bien. Hemos hecho todo mal".

Un hombre daba una sensación absoluta de soledad. Era Queiroz, cuya posición es crítica. Esta derrota recuerda punto por punto a la sufrida en Turín, con las consecuencias que se derivaron entonces, el despido de Vicente del Bosque. Y en aquella ocasión el rival era la Juventus, un clásico del gran fútbol europeo. Esta vez ha sido el Mónaco, un equipo sin apenas pasado en la Copa de Europa. Queiroz, que achacó las dificultades de su equipo a la falta de presión defensiva que precedió a los goles del Mónaco, no quería referirse al delicado porvenir que le espera en el Madrid: "Para mí, el futuro es hoy".

Raúl se queda tendido en el césped tras una ocasión fallida.
Raúl se queda tendido en el césped tras una ocasión fallida.ASSOCIATED PRESS

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