Guerra sucia por la sucesión presidencial en México
Una lluvia de escándalos cae sobre los aspirantes de los tres grandes partidos a reemplazar a Vicente Fox en 2006
La maquinación, el espionaje y la aniquilación del contrario, viejos estigmas de la política mexicana, se acentuaron durante el videoescándalo abierto en marzo, porque las prioridades de los actores del último alboroto nacional no son la modernización y la construcción del Estado de derecho, sino el poder y la sucesión presidencial del año 2006.
La ferocidad de las facciones en liza, políticas sindicales, empresariales o mafiosas, todo lo avasalla en las postrimerías de la presidencia de Vicente Fox, y la justicia se percibe a la espera de instrucciones o sobrepasada por un vendaval de Judas y simuladores.
"El contexto de descalificación y canibalismo está impactando al país, angustiando a la comunidad y frenando la inversión y el crecimiento económico", sostiene quien probablemente dispone de datos para afirmarlo: Alejandro Gertz, secretario (ministro) de Seguridad Pública. Vigentes las estructuras del régimen establecido a principios del siglo XX por caudillos revolucionarios, conviven en México el mundo de la democracia y la libertad, y el del autoritarismo y la opresión que reglamentaron la vida pública durante el último siglo.
El sistema político está atrapado "en una grave crisis de legitimidad", según 'El Universal'
"Los partidos no pueden actuar como negocios familiares o refugio de maleantes"
Los vídeos del empresario Carlos Ahumada exhibieron el soborno de funcionarios del Distrito Federal, gobernado por Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, pero también la sucia financiación de las campañas electorales. Gente del conservador y gobernante Partido de Acción Nacional (PAN), y probablemente del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), participó en la trama contra las pujantes aspiraciones presidenciales de López Obrador, que cayó más de diez puntos, porque resulta que el abanderado de la decencia se acompañaba, conscientemente o dolosamente ajeno, de colaboradores corruptos.
La eclosión causada por el pillo Ahumada se llevó consigo la estabilidad interna del PRD, tercer partido, pero también la del sistema político mexicano, atrapado "en una grave crisis de legitimidad", según editorializó El Universal. La percepción ciudadana es que no existen opciones políticas fiables porque todas han sido adulteradas, y alcanzar el poder es sinónimo de enriquecimiento ilícito, de acuerdo con el periódico y la diaria observación del ánimo social. "Los vídeos y el miedo han venido a sustituir a la política en México", dice el politólogo Ezra Shabott. "Pero ni el régimen de partidos puede desaparecer, ni éstos pueden seguir actuando como negocios familiares o refugio de maleantes".
Las reformas fiscal, laboral y energética fueron imposibles porque las torpezas gubernamentales, la división del Congreso, las mezquindades opositoras y los intereses corporativos las impidieron. La discusión parlamentaria sobre esos asuntos capitales cedió a un exorcismo de conspiraciones, delitos y dosificación de vídeos, en cuya investigación chocan la Fiscalía federal, que responde al presidente de la república, y la Fiscalía de la metrópolis administrada por López Obrador. "Cada partido y cada persona tienen la mirada puesta en 2006. Hay algunos que niegan rotundamente que van a entrar, pero la verdad es que ya está en marcha la sucesión", declaró, hace casi un año, el presidente Fox.
El relevo del gobernante que derrotó al PRI en julio del año 2000, sin haber podido demoler sus tramposas estructuras, orienta las agendas de la docena de precandidatos: desde López Obrador y dirigentes de los tres principales partidos, al bufo empeño del dueño de una cadena de farmacias que financió su propia encuesta de popularidad. La prensa centrífuga barulló desde su servidumbre ideológica o empresarial, y el alud de noticias negativas o la comparecencia de los corruptos en los platós multiplican el descrédito de los partidos y el abatimiento de una sociedad inerme o fatalista.
El videoescándalo molió al PRD, pero no agota un lance que no es de patria sino fullero, porque abundan las dagas en la faltriquera. El presidente del PRI, Roberto Madrazo, que ambiciona la nominación presidencial del partido en las generales de 2006, disputó las otras ambiciones de su secretaria general, Elba Esther Gordillo, y la apartó del Congreso aprovechando las diferencias sobre la fallida reforma fiscal del Gobierno, que había apoyado Gordillo. La maestra recuperó entonces la dirección del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para consumar el eventual desquite, mediante la transformación del sindicato en ariete político.
Gobernadores priistas en la grilla sucesoria se acechan entre ellos y acechan a Madrazo, a su vez al acecho de la caída de los gobernadores y de su principal rival: López Obrador. La bulla en el PAN es también intensa y sus relaciones con el Ejecutivo, erráticas y dañinas. El senador Diego Fernández de Cevallos acaudilla guerrillas propias; la primera dama, Marta Sahagún, quiere ser presidenta pero debió replegarse, y el partido gobernante se quedó "muy chico" para las necesidades de los mexicanos, según admite el senador Carlos Medina.
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