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Crónica:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Bahrein de fórmula 1
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrari amenaza con 'arruinar' el Mundial

Schumacher y Barrichello se muestran de nuevo intratables y Alonso remonta hasta la sexta posición

Hay un hecho incuestionable: la superioridad de Ferrari puede llegar incluso a arruinar el Mundial de la fórmula 1. Es tan brutal, existe una distancia tan abismal respecto a los demás, que da la sensación de que este año las restantes escuderías no pueden ya plantearse ganar una carrera, sino sólo luchar por la tercera plaza o, esporádicamente, la segunda. El alemán Michael Schumacher lleva tres de tres para un total de 73 victorias. Un hat-trick inimaginable antes de iniciarse la temporada y más impensable aún combinado con dos dobletes con el brasileño Rubens Barrichello: en Australia y Bahrein.

El asunto adquiere visos de gravedad porque la mayoría de los pilotos y técnicos comienzan a apuntar que la distancia se está haciendo irreversible. Más aún cuando las dos últimas citas se dirimían en unas circunstancias que teóricamente eran las menos favorables para los intereses de la escudería italiana y especialmente para los de su proveedor de neumáticos, Bridgestone.

Los Honda y Renault de Button, 3º, y Trulli, 4º, rompieron la jerarquía de los BMW y Mercedes
El McLaren de Raikkonen se incendió en la séptima vuelta y el Williams de Montoya tuvo problemas
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Michael Schumacher, intratable también en Bahrein

Cierto que tanto en Malaisia como en Bahrein la lluvia acudió en ayuda de los dos bólidos rojos. El circuito de Sakhir fue visitado por el agua justo antes del inicio de la carrera. Y el descenso de las temperaturas fue tan importante como conciliador con los neumáticos japoneses frente a Michelin. En vez de los 54 grados que se esperaban en el piso sólo hubo 29, poco más de 30 a mitad de la prueba.

Eso les ayudó. Pero está claro que la hegemonía de Ferrari proviene en parte del trabajo que está realizando la marca de Maranello y su equipo técnico, dirigido por Jean Todt y sus lugartenientes, Ross Brawn y Rory Byrne, y en otra gran parte de la calidad y la implicación de Schumacher y Barrichello.

"Nunca he buscado los límites del coche", confesó para más inri, el séxtuple campeón mundial; "el circuito era muy exigente con los frenos y los neumáticos y era indispensable ser prudente, conservador y permanecer en la buena línea de trazada. Siempre intenté conducir con muchísima dulzura".

La carrera concedió un nuevo regalo al piloto británico Jenson Button, que colocó su BAR Honda en la tercera posición y subió al podio por segunda vez consecutiva en este curso. Por detrás concluyó el Renault del italiano Jarno Trulli, el BAR del japonés Takuma Sato y el Renault de Fernando Alonso.

Una clasificación que demuestra un cambio sustancial en la jerarquía de la fórmula 1... por detrás de Ferrari. Ahí no están ya ni los BMW Williams ni los McLaren Mercedes, las dos marcas que más invierten por detrás de la italiana. Las dos firmas alemanas tienen problemas. McLaren vivió ayer uno de los días más patéticos de su largo historial. Primero, en la séptima vuelta, quienes observaban la carrera desde el box se llevaron las manos a la cabeza cuando el coche del finlandés Kimi Raikkonen se convirtió en una espectacular hoguera en su parte trasera por culpa de un pistón que había reventado. Y después, ya en las postrimerías de la carrera -a falta de cuatro vueltas-, el británico David Coulthard tuvo que entrar en boxes y acabó abandonando. Jugen Hubbert, el presidente de Mercedes, se fue del circuito con la cabeza baja y pidiendo soluciones.

Tampoco para Frank Williams, el patrón de BMW, fue un fin de semana brillante a pesar de haber colocado sus dos coches en la segunda línea de la parrilla de salida. El germano Ralf Schumacher se fue al garete en la sexta vuelta, cuando, al intentar adelantar a Sato, hubo un roce de ruedas que acabó con él volando y fuera de la pista, lo que le obligó a pasar por boxes. Y el colombiano Juan Pablo Montoya, que había estado luchando por el podio, tuvo un problema en la caja de cambios que le relegó hasta la 13ª posición. "Me parece evidente que no estamos a la altura de Ferrari", dijo; "pero si eliminamos los problemas tendremos un podio asegurado".

Esta situación está dando alas a escuderías como Renault y BAR Honda, que están adquiriendo un protagonismo muy superior al que se habían planteado al principio de la temporada y al que les correspondería por sus presupuestos.

Alonso corrió ayer siempre por detrás de Trulli, su compañero de equipo, que acabó el cuarto. Pero el español realizó otra remontada espectacular hasta concluir en la sexta plaza y asegurarse tres puntos más en la clasificación general. "Me chocó el comportamiento de algunos pilotos en la pista", declaró Alonso; "Klein me cerró la puerta en la octava curva y me quedé sin morro. Y luego tuve problemas para adelantar a Massa por la potencia de su Sauber y a Webber por su actitud".

Fueron dos adelantamientos de los que levantan al público. Alonso se arriesgó mucho las dos veces y ante Webber incluso levantó un brazo en señal de protesta por las dificultades que el austriaco le ponía. Cometió algunos errores leves que no empañaron su carrera. Estuvo ahí, luchando hasta el final, pero sus tres puntos se debieron también al abandono o a los problemas de varios de sus principales rivales.

Fernando Alonso, con el alerón delantero de su Renault roto, por delante del Minardi del austriaco Zsolt Baumgartner.
Fernando Alonso, con el alerón delantero de su Renault roto, por delante del Minardi del austriaco Zsolt Baumgartner.EFE

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