El Mallorca logra un punto con la mano de Perera
"La Primera está en juego", rezaban los espectaculares insertos publicitarios que han salpicado los periódicos locales de Mallorca durante toda la semana. Para el encuentro ante la Real, el club balear decidió convocar a su afición apelando al espíritu de Elche: un año atrás, en la localidad ilicitana, el Mallorca conquistaba su primer gran título nacional, la Copa del Rey, y hacía enloquecer a la parroquia futbolera insular. Pero todo eso queda ya muy lejos, y el mencionado espíritu triunfal no apareció del todo.
La Real Sociedad planteó un partido de fútbol-control: una cabeza fría fue su mejor arma ante el manojo de nervios que es el Mallorca de Luis Aragonés. Últimamente, el veterano técnico se está cansando de airear su gusto por las situaciones de peligro, en las que dice sentirse de lo más cómodo. No comparten su audacia los jugadores, que fallan, fallan y vuelven a fallar, atenazados por la presión, temerosos del gol contrario hasta el punto de favorecer negligentemente su consecución.
MALLORCA 1 - REAL SOCIEDAD 1
Mallorca: Leo Franco; Cortés, Ramis, Lussenhoff, Poli, Campano (Correa, m. 45); Pereyra, Colsa (Perera, m . 53); Nené (Delibasic, m. 57); Finidi y Eto'o.
Real Sociedad: Alberto; López Rekarte, Schürrer, Kvarme, Potillon, Karpin, Xabi Alonso, Alkiza (Boris, m. 70); Gabilondo, Nihat (De Paula, m. 78) y Kovacevic.
Goles: 0-1. M. 32. Gabilondo bate a Leo Franco tras recibir de Kovacevic. 1-1. M. 58. Perera, a pase de Delibasic, remata a gol con la mano desde el área pequeña.
Árbitro: Puentes Leira.
Unos 20.000 espectadores en Son Moix.
Sin un fútbol especialmente efectivo, a la Real le bastó esperar el previsible cruce de cables del Mallorca, que se produjo a la media hora de partido en forma de despiste defensivo. El lateral equivocó un pase, los dos centrales se fueron tras Kovacevic y éste cedió a Gabilondo, solo, que marcó a placer.
A la vista de la nula capacidad para remontar un resultado adverso que exhibe el Mallorca en la presente temporada, los jugadores de la Real eran conscientes de que lo difícil ya estaba hecho. Y jugaron su partido. En los primeros compases de la segunda mitad, el Mallorca achuchó un poco, sin convicción, a un equipo que se había acomodado atrás y esperaba la siguiente ocasión para sentenciar. Pero Aragonés hizo los tres cambios en diez minutos y la apuesta le salió bien.
Dos jugadores que habían comenzado como suplentes, Delibasic y Perera, conectaron por la derecha tras un pase vertical de Finidi. El avispado Perera, muy bregado en los campos de Segunda, emuló al Maradona más endiosado introduciendo el balón en la portería con la mano, acción sin duda antideportiva que, no obstante, tal vez acabe deviniendo providencial para el futuro del Mallorca.
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