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El mal olor en parte del recinto, la crítica más extendida

Clara Blanchar

El mal olor que invadía el ambiente en los dos extremos del recinto -junto a la central térmica del Besòs y por debajo de la depuradora- se llevó ayer la mayor parte de las críticas. Al lado de los elogios se quedaron pequeñas, pero las hubo. Bancos insuficientes e incómodos, precios de las entradas y de la comida de los chiringuitos demasiado elevados, y escenarios pequeños motivaron algunas de las quejas.

Responsables municipales reconocieron ayer que todavía persistía el problema de los olores de uno de los edificios de la depuradora y confiaban en poder solucionarlo en breve.

Algunas voces se planteaban el día siguiente al del Fòrum. "¿Y después qué se hará en todo este terreno tan grande? En el caso del centro de convenciones, está claro el uso, y tal vez en el del edificio Fòrum, pero ¿y los parques y la plaza?", se interrogaba Joan.

El capítulo de comentarios sobre los bancos daría para escribir un ensayo de estética. En una imaginaria tabla de calificaciones, los peor parados resultaron ser los de los miradores del puente -hechos de una gran cuadrícula metálica- y los de la bajada de la plaza a la zona de baños, formados por dos tubos. "Una tortura para el trasero", aseveraba Pilar, jubilada. En el extremo opuesto, tuvieron mucho éxito los del parque de los Auditoris, que, como el pavimento, tienen forma de media luna.

Entradas caras

"Pensamos venir, pero que conste que nos parece muy caro". Sílvia Sánchez y Eva García, de 27 años, se mostraron entusiasmadas con el resultado de las obras, pero forman parte de los visitantes que criticaron el coste de las entradas del Fòrum. "De alguna forma lo hemos pagado entre todos y debería haber descuentos para los que somos de Barcelona, como en la Expo de Sevilla", sugirieron. Y no sólo los jóvenes denunciaron el precio de las entradas, sino también las personas mayores. Felisa Martín, jubilada y vecina de la calle de Selva de Mar, entusiasmada con el área que tendrá al lado de casa, se refería a la posibilidad de entrar gratis: "Es magnífico, aquí no teníamos nada". Pero en sus planes no parecía entrar el Fòrum, sino que los reservaba para cuando el evento haya finalizado: "Cuando podamos disfrutar del puerto, la plaza y los parques cada día será estupendo".

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Ester Marcos, de 53 años, cargaba duramente contra el Fòrum en conjunto: "Es interesante que haya un intercambio cultural, pero no veo que para hacer esta reflexión sea necesario un gasto tan grande", manifestaba. Algunos, en cambio, cambiaron de postura tras la visita. "Yo era bastante escéptico sobre el Fòrum, pero creo que la obra que se ha realizado es muy importante y ahora no soy tan crítico", decía Joaquín, un joven de veintitantos que iba acompañado por dos amigos. Los tres aseguraron que irán al Fòrum cuando abra las puertas.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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