El Volvo más joven y desenfadado
Una berlina de línea atractiva y diseño interior innovador que llega con el objetivo de rejuvenecer la clientela de Volvo. El S40 es el modelo más pequeño del fabricante sueco y concentra las principales señas de identidad que distinguen a esta marca: imagen sólida, interior confortable y los últimos avances de seguridad. Y el resultado es un familiar ágil, dinámico y completo que permite viajar con comodidad en cualquier trazado.
Estética más moderna
El nuevo S40 condensa el ADN de Volvo en unas medidas más ajustadas de lo habitual en esta marca. Mide 4,46 metros de largo, cinco centímetros menos que el S40 anterior y sólo 13 menos que su hermano mayor el S60. Se sitúa a medio camino entre los coches compactos de prestigio (Audi A3, Golf...) y las berlinas medias (BMW Serie 3, Audi A4). Pero la carrocería de cuatro puertas le distingue de los primeros y le sitúa más cerca de los últimos, creando una contradicción porque le convierte en competidor de su hermano el S60. Y para aumentar la confusión, los dos cuestan casi lo mismo a igualdad de motor.
La principal diferencia entre ambos está en la estética. El S40 presenta la arquitectura clásica de las berlinas de tres volúmenes, con el frontal, el habitáculo y el maletero bien diferenciados. En cambio, el S60 tiene una imagen más estilizada y deportiva, sobre todo en la zaga. El S40 compensa su clasicismo de formas con una resolución más atrevida. El frontal tiene una parrilla más estrecha, un capó muy abombado y unas aletas redondeadas que aligeran la figura. El lateral es más convencional, pero integra un tercer cristal en las plazas traseras, y tiene una zaga muy recortada. Y destaca la posición de las ruedas, muy pegadas a las esquinas, que permite aprovechar mejor el espacio interior. El resultado final es una imagen original, un estilo más deportivo y desenfadado de lo habitual en Volvo, y una aerodinámica eficaz (CX: 0.31)
Diseño vanguardista por dentro
Aunque por fuera es más corto que el modelo anterior, el nuevo S40 ha crecido cinco centímetros en anchura y ofrece un interior más amplio. Delante mantiene los cómodos butacones de Volvo, y aunque atrás sigue sin ofrecer unas plazas generosas, hay más espacio para las piernas. Y el maletero es correcto. Esta configuración le convierte en un buen familiar, y se completa con un diseño interior muy limpio y con toques vanguardistas, como la consola central flotante. Pero hay pocos accesorios para dejar objetos, lo que limita la funcionalidad.
Los acabados son vistosos, aunque tienen detalles mejorables y no presentan la consistencia y calidad de terminación de los Volvo grandes. Pero las suspensiones y la insonorización permiten viajar con comodidad y ofrecen un comportamiento muy seguro.
Cuatro motores y tres acabados
El S40 se vende con cuatro motores. La versión básica es el 2.4, que se ofrece con 140 y 170 CV . Por encima se sitúa la versión deportiva T5, con un 2.5 turbo de 220 CV. Y cuenta también con el nuevo 2.0 turbodiésel de 136 CV desarrollado por Peugeot y Ford. El cambio es siempre manual, de cinco marchas en los dos primeros y de seis en los otros. Y se ofrecen con tres acabados, Kinetic, Momentum y Summum, pero todos vienen de serie con el completo equipo de seguridad de Volvo: seis airbags, ABS, control de estabilidad, reposacabezas activos y sistema de protección contra impactos laterales SIPS. Y por supuesto, climatizador y todo lo habitual.
Conclusión
El S40 es una berlina familiar moderna con toda la fuerza estética y el prestigio de Volvo. Tiene un interior innovador, buenas mecánicas y un comportamiento ágil, cómodo y seguro para viajar. Incluye un equipo de seguridad muy completo, pero los precios son menos ajustados de lo deseable.
AL DETALLE
- PRECIOS ALTOS
Las medidas del Volvo S40 lo sitúan a medio camino entre las versiones cuatro puertas de los coches compactos (Mégane, Mazda 3...) y las berlinas medias de las marcas de prestigio (Audi A4, BMW Serie 3...). Pero los precios le enfrentan de forma clara con estos últimos e incluso cuesta prácticamente lo mismo que las versiones equivalentes de su hermano mayor el S60 con igual motor. Así, el S40 2.4i es casi 8.000 euros más caro que el Mazda y cuesta 7.500 más que el Mégane. Los dos montan motores algo menos potentes, pero el equipo de serie es similar, aunque el ESP del Renault es opcional. Y apenas resulta 500 euros más barato que el S60 2.4i, aunque éste no incluye el ESP.
El S40 es también 1.670 euros más caro que el Alfa 156 equivalente y 5.300 más barato que un BMW 320. Y los tres tienen unas prestaciones y consumos similares.
- DETALLES INNOVADORES
El S40 tiene un interior vistoso que destaca por la calidad y presencia de los materiales. Mantiene la sencillez del diseño escandinavo, con trazos limpios y formas funcionales que se aprecian muy bien en el salpicadero, muy despejado y con los accesorios integrados como islas: instrumentación, salidas de aire... Pero lo más innovador es la consola central flotante, una plancha metalizada muy delgada que une el salpicadero y la zona del cambio. Esta llamativa solución deja espacio libre por detrás para una bandeja y lleva los mandos ordenados en dos niveles para facilitar su uso: arriba, el equipo de música, y abajo, la climatización. Sin embargo, el diseño funcional habilita pocos huecos para objetos, y los que hay son pequeños: el apoyabrazos central, un espacio para el cenicero y un posavasos junto al freno de mano. Sólo hay bolsas laterales en las puertas delanteras y son casi de adorno.
Las plazas traseras son correctas en altura y algo justas en espacio para las piernas si viajan delante personas de cierta estatura. Y el maletero está en la media y se puede ampliar abatiendo los respaldos, pero la moqueta no está bien rematada.
La zaga, muy cortada, mantiene el estilo sólido y elegante de Volvo, con la cintura alta y los pilotos grandes en vertical.
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