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El PP aplaza la concesión de una medalla a Manzano al no conseguir unanimidad

Gallardón rehúsa censurar las palabras del ex regidor sobre los votantes "cómplices del terrorismo"

El pleno municipal tenía previsto conceder ayer la medalla de honor de Madrid a los ex alcaldes Juan Barranco y José María Álvarez del Manzano. Pero en el mismo orden del día, unos puntos más adelante, figuraba también una propuesta de la oposición para destituir a Álvarez del Manzano de la presidencia de Ifema por decir que los ciudadanos que cambiaron su voto el día 14, tras el atentado del 11-M, "son cómplices del terrorismo". PSOE e IU se negaron a apoyar la concesión de la medalla el mismo día que pedían el cese del ex alcalde, y la discusión se volvió tan áspera que Alberto Ruiz-Gallardón decidió por sorpresa aplazar el homenaje hasta mejor momento. El PP rehusó, sin embargo, censurar a Álvarez del Manzano.

Los grupos del PSOE e IU sí habían apoyado la concesión de la medalla a los dos ex alcaldes cuando ese asunto se debatió, hace días, en la comisión informativa previa al pleno. Y ayer, al término de la sesión, volvieron a reiterar que no tienen ningún problema en votar a favor de la propuesta en un próximo pleno. "Pero hoy [por ayer] resulta incongruente, estamos pidiendo por una parte el cese y por otra una medalla para Manzano", explicó la portavoz socialista, Trinidad Jiménez. Por eso, la oposición reclamó al PP que retirara el punto del orden del día, pero los populares se negaron.

Y comenzó el pleno y comenzó la discusión: la portavoz de IU, Inés Sabanés, anunció que no podía hacer otra cosa que abstenerse; el socialista Óscar Iglesias exigió que le dejaran votar separadamente, a favor de la medalla para Barranco y en contra para Álvarez del Manzano; el portavoz del PP, Manuel Cobo, le recordó que eso no se podía hacer y agregó que el ex regidor fue elegido tres veces por mayoría absoluta, y que "ya sólo por eso merece la medalla".

Sólo tras asistir a un debate que tenía muy poco de homenaje solemne y tiraba por tierra la unanimidad institucional, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, decidió acceder a la petición y anunció, ante la sorpresa de su propio grupo, que retiraba el punto del orden del día. Concejales socialistas afirmaron después que el propio Juan Barranco había telefoneado a Ruiz-Gallardón para pedirle que aplazara la concesión de la medalla.

Pero el regocijo de la oposición se quedó ahí. Cuando, más tarde, se debatió la petición del grupo socialista de destituir a Álvarez del Manzano como presidente del organismo público Ifema, el PP cerró filas y ni siquiera quiso entrar a calificar las palabras del ex regidor sobre los votantes "cómplices del terrorismo". "Lo que dijo Manzano es una estupidez y una indecencia, y demuestra un talante impropio de un cargo público. En democracia, señores del PP, el voto es sagrado", comenzó el socialista Óscar Iglesias. Y añadió, dirigiéndose al alcalde: "Usted reclamó, tras las elecciones, un respeto infinito a los resultados. Es momento de que aplique ese criterio y destituya al presidente de Ifema". Inés Sabanés apoyó la petición.

No respondió el regidor, sino el portavoz del PP, Manuel Cobo, que se limitó a afirmar que Álvarez del Manzano había hecho esas declaraciones "en el ámbito de lo personal", que no había cometido ningún error "en el ejercicio de su cargo" y que la postura del PP sobre los resultados electorales era la que habían manifestado el secretario general del partido, Mariano Rajoy, y el alcalde Ruiz-Gallardón. "Y ambos mostraron su total respeto al veredicto de las urnas".

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Durante el pleno se aprobaron también los siguientes asuntos:

- Reglamento municipal. El PP impuso su mayoría absoluta para aprobar inicialmente tres de los cuatro reglamentos de funcionamiento interno del Ayuntamiento: los referidos a la Junta de Gobierno, el pleno y los cauces de participación ciudadana. PSOE e IU, como habían venido haciendo en la última semana, acusaron a los populares de elaborar el reglamento sin negociarlo antes con la oposición y de centrarse en asuntos técnicos desperdiciando "la oportunidad de diseñar el futuro estratégico de la ciudad". Cobo respondió que fueron socialistas e IU quienes se negaron a consensuar el borrador, y subrayó que aún está esperando el texto alternativo que prometieron.

- La empresa de la M-30. El pleno aprobó también inicialmente -ahora se abre un periodo de información pública de un mes- la creación de la empresa municipal Madrid Calle 30, que tendrá un 20% de capital privado antes de fin de año y será la encargada de financiar las obras de reforma de la M-30, hipotecándose a 35 años y recibiendo durante esas tres décadas un canon anual del Ayuntamiento. Este trámite sirvió a la oposición para volver a reclamar al concejal de Hacienda, Juan Bravo, que explique cuánto va a costar a los madrileños la obra -la previsión es de 4.000 millones de euros- y a cuánto va a ascender el canon anual. Ambas preguntas quedaron sin respuesta: según Bravo, hay que esperar a que estén elaborados los proyectos de obra.

- Velódromo de Carabanchel. PSOE e IU acordaron retirar sus respectivas propuestas de recuperación del antiguo velódromo de Carabanchel después de que Manuel Cobo y el propio Ruiz-Gallardón se comprometieran a presentar "próximamente" un proyecto alternativo para dar al recinto un uso "preferentemente deportivo", informa Europa Press. Por último, los tres grupos apoyaron dar los nombres de los escritores fallecidos Dulce Chacón, Carmen Laforet y Fernando Lázaro Carreter a tres calles o espacios públicos de Madrid.

El nieto del concejal y el enigma de la mesa con pata recta

Casi siete horas de pleno y casi 80 puntos en el orden del día. Como cada mes, como en cada pleno. El discurso político más elevado y la gestión cotidiana (pequeños contratos, subvenciones, ratificaciones de convenios) se mezclan en las sesiones plenarias del Ayuntamiento de Madrid, para orgullo de la oposición y desesperación de los concejales de gobierno.

Ayer, uno de los puntos que se sometían a votación brillaba por encima del resto: "Propuesta para denegar la homologación de mesa con pata recta con tablero decorado, solicitado por Industrias San Isidro, SL, a instalar en la vía pública". "¿Y ésa qué mesa es, qué hace en la vía pública?". "¿Y esto por qué va a pleno?". "¿Y a esto qué hemos votado?", se preguntaban los concejales en los pasillos. "Es el colmo del ridículo, aquí es que se debaten unas cosas...", murmuraba un edil del gobierno.

Más tarde, la concejal de Medio Ambiente, Paz González, aclararía el enigma con un punto de ironía: "Son las mesas que usan las cafeterías, las terrazas... Tienen que estar homologadas por el Ayuntamiento, todas y cada una. Seguramente ésta no cumplía con la normativa europea".

La sesión, que se alargó hasta las cinco de la tarde con el alcalde atornillado a su sillón de presidente del pleno, como cada mes -no se levantó ni una vez en siete horas-, provocó las cabezadas de alguna concejal del PP y dejó un gesto de incredulidad y agotamiento en el rostro de Miguel Ángel Villanueva, ex viceconsejero de Presidencia de Esperanza Aguirre y recuperado por Ruiz-Gallardón como concejal de Economía. En su primer pleno municipal, tuvo que escuchar cómo se debatían hasta tres veces distintas sobre el mismo asunto, el reglamento -el PP no quiso unificar los puntos del día-, y trató de entretenerse contemplando el decorado de telas bordadas y esculturas mitológicas de la sala, tan diferente al de la Asamblea de Madrid.

De la discusión del reglamento se pasó a la de la M-30. "Está usted endeudando a mi nieto, señor Bravo, y tiene sólo cuatro años la criatura", lanzaba el socialista Félix Arias al concejal de Hacienda, recriminándole la deuda que tendrá que asumir el Ayuntamiento durante 35 años para pagar la obra "faraónica" del alcalde. "Gracias a esta obra, su nieto podrá circular por la M-30 cuando sea mayor", respondía Juan Bravo.

Hubo esta vez menos risas que bostezos, y un murmullo general en la bancada de la oposición cuando el portavoz del PP, Manuel Cobo, confundió a Antonio Machado con Miguel Hernández al atribuir una cita poética. Un verso que, al menos, aportó algo de espíritu a una sesión llena de números, reglamentos y mesas con patas rectas.

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