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Cuauhtémoc Cárdenas dimite y abre una crisis en la izquierda de México

La corrupción y las disputas internas marcan el octavo congreso del PRD

Juan Jesús Aznárez

Lejos de haber apaciguado a sus tribus, el octavo congreso del Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, tercer partido de México, acentuó sus diferencias y causó la renuncia a todos sus cargos de Cuauhtémoc Cárdenas, ex candidato presidencial y fundador del partido en el año 1989. Todos son desgracias porque, además, el popular y populista alcalde de México, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, perdió 11 puntos en la intención de voto previa a la disputa de la presidencia de México en 2006, según el último sondeo de la empresa dirigida por María de las Heras. Todavía figura en primer lugar, pero la corrupción de sus colaboradores pasó factura.

La última bronca registrada en el partido fundado por disidentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenzó después de que el hijo del histórico general Lázaro Cárdenas, considerado el líder moral del variopinto movimiento, propusiera la reestructuración del PRD desde cero después de que teóricamente las tribus o corrientes acordaran su desaparición. Propuso la dimisión de los máximos líderes del partido y dar plenas facultades a Leonel Godoy, presidente del partido, para sustituirlos. Cárdenas montó en cólera al leer unas declaraciones de Godoy al diario La Jornada en las que decía que, de aceptar esa solución, se convertiría "en un dictadorzuelo". "No esperaba que mi propuesta", reaccionó Cárdenas, "mereciera de tu parte una respuesta irreflexiva y despreciativa". A continuación le entregó, en mano, la carta de renuncia.

Convivencia difícil

El fundador del PRD, que no descarta ser otra vez candidato a la presidencia dentro de dos años, no renunció a su militancia pero ahondó la crisis de una formación en la que conviven pragmáticos, dogmáticos, oportunistas, ex comunistas libertarios y gente siempre a la contra. La última revelación demostró que también alberga a corruptos que habían hecho bandera de la decencia. Las facciones del partido, la mayoría aliadas con Cárdenas o con López Obrador, cruzan desde hace años invectivas y acusaciones e impiden que los mexicanos dispongan de una izquierda coherente y moderna.

El propio Cárdenas, al justificar su propuesta, dijo el sábado que el PRD padece los vicios de "la corrupción, el desprecio a los principios, el oportunismo, el sectarismo, las prácticas clientelistas y las burocracias parasitarias". López Obrador, navegando entre dos aguas para sumar votos para su eventual candidatura presidencial, instó a "acatar siempre los principios del PRD y a preservar la unidad para construir un proyecto de nación". También convocó a luchar contra la corrupción sin haber sabido apartarse a tiempo de quienes, entre sus más estrechos colaboradores, fueron sorprendidos con las manos en maletines de dólares a cambio de contratos.

"A fin de mantener congruencia conmigo mismo y por el respeto que debo a mi persona, presento mi renuncia con carácter irrevocable al cargo de consejero nacional del PRD y como integrante de la comisión de relaciones internacionales, dependiente del comité ejecutivo", anunció Cárdenas ante miles de congresistas.

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El partido ya había encajado un duro golpe después de que el ex secretario de Finanzas del alcalde, Gustavo Ponce, fuera filmado apostando miles de dólares en un casino de Las Vegas (Estados Unidos) y de que el diputado local René Bejarano fuera sorprendido recibiendo decenas de miles de dólares de parte del empresario prófugo Carlos Ahumada. La difusión de los vídeos que los incriminaban llevó a la renuncia de la ex alcaldesa del Distrito Federal y ex presidenta nacional del partido Rosario Robles, cercana a Cárdenas.

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