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Tura pide "complicidad" con los Mossos y señala que la seguridad garantiza la libertad

"La seguridad debe ser la garantía de las libertades, la garantía de la protección de derechos irrenunciables". La consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, se sirvió ayer de estas afirmaciones para explicar que el aumento de la seguridad es un requisito de la sociedad actual que no debe verse con recelo porque debe servir para proteger a los ciudadanos y garantizar sus derechos. Ante dos centenares de personas convocadas por el el foro de debate Tribuna Barcelona, la consejera de Interior pidió "la complicidad y la responsabilidad compartida" de los ciudadanos con los Mossos d'Esquadra, la policía de la Generalitat, para que este cuerpo cumpla con eficacia su misión en un mundo en el que "la extensión del delito se produce a nivel planetario y con la difuminación de las fronteras".La consejera se refirió al reciente ataque terrorista en Madrid para recalcar que obliga a "reflexionar y a reorganizar los servicios de seguridad". "Ningún cuerpo policial puede quedar al margen", señaló.

Tura defendió el despliegue de los Mossos - que llegarán a Barcelona el año próximo-, subrayó que éste es uno de los asuntos importantes que acometer y remachó que "el reto de lograr una policía de calidad es de todos". "El despliegue [de los Mossos d'Esquadra] no consiste sólo en hacer comisarías, sino sobre todo en hacerse cargo de la protección de los ciudadanos". "Quedan años para que la policía de la Generalitat sea la mejor del mundo. Tenemos el mayor reto en materia policial que nunca se ha planteado en Cataluña", añadió. Tura admitió que la seguridad en Cataluña tiene un gran reto: "Pasar de la capacidad de reacción a la mejora de la prevención, y eso comporta cambios en la organización, en las tecnologías usadas y en la forma de trabajar".

La consejera advirtió de que la seguridad no debe ser "un bien escaso" que llegue a convertirse "en una mercancía que puedan comprar las élites". El ejemplo negativo en este sentido es Brasil, dijo Tura, donde conviven a pocos metros "los rascacielos y las favelas".

Asimismo volvió a defender la mano dura con los conductores que infringen las normas de tráfico. A su reciente propuesta de reducir a cero el consumo de alcohol permitido a los conductores, la consejera unió ayer su negativa a aumentar los límites máximos de velocidad. Respondiendo a uno de los asistentes al acto, afirmó que se debe mantener en 50 kilómetros por hora la velocidad máxima en ciudad y en 120 en autopista. Éstas son sus propuestas para atajar los accidentes de tráfico: controles preventivos, eficacia de las sanciones, normas más duras, mejora de las carreteras, carnet de puntos y "tolerancia cero" al alcohol.

El ejemplo de que la dureza con los conductores es la vía adecuada para reducir los accidentes lo encontró la consejera de Interior en la Ronda de Dalt de Barcelona, donde los radares y las multas han logrado reducir drásticamente los accidentes. "El coche puede ser un elemento de libertad, pero también un peligro", recalcó.

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