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Reportaje:

Tres aviones para un solo vuelo

Iberia sustituye tres veces el aparato que debía hacer el viaje 0952 Madrid-Tenerife

Juan Cruz

El vuelo 0952 de Iberia tenía que cubrir ayer la ruta Madrid-Tenerife en dos horas y treinta minutos, saliendo a las 8.40 del aeropuerto de Barajas. Salió al menos siete horas más tarde y llegó a su destino cuando ya atardecía en Tenerife, casi 10 horas después del supuesto inicio del viaje. Quienes esperaban en Los Rodeos (Tenerife) la llegada de este vuelo, estuvieron todo ese tiempo esperando para iniciar su propio viaje a Madrid.

Este retraso, sin duda histórico, no sólo tiene que contar la escalofriante escalada de horas perdidas. El vuelo tuvo tres retrasos, cada uno de ellos por circunstancias distintas, algunas de ellas verdaderamente excéntricas. En el primero de los casos, los pasajeros pudieron saber que el avión no saldría a tiempo, porque se observaron en él algunos problemas de mantenimiento. Este avión resultó inservible. Más tarde, ya en el avión que le sustituyó, el comandante César Concellón explicó que las deficiencias se habían registrado en los cuartos de baño, por lo cual él mismo juzgó que no se podía iniciar el vuelo. El fallo debió ser fatal, porque hubo que sustituir el aparato entero horas después.

En la espera, el pasaje empezó a amotinarse, sobre todo porque los anuncios por megafonía, que AENA filtra e interpreta, irritaba aún más a los congregados, de modo que en algún momento la protesta subió de tono, hasta que los controladores aéreos permitieron que un nuevo avión se ocupara del viaje...

El comandante Concellón explicó el fallo de los cuartos de baño y anunció el inmediato despegue... Pero no. El propio comandante había advertido que un teléfono móvil estaba interfiriendo las comunicaciones a bordo, y eso resultaba muy peligroso. Inmediatamente después ya no era el teléfono móvil: la nueva avería se había registrado en la dirección de una rueda. El comandante Concellón debió de aburrirse de los defectos de este nuevo aparato, pues optó por dejarlo en el aparcamiento y por enviar al pasaje de nuevo a las salas.

Finalmente, el avión, que lleva por nombre el de Sor Juana Inés de la Cruz, iba a concluir esta triple odisea. Pero el muy amable comandante tuvo algo que comunicar: habida cuenta de que la tripulación llevaba varias horas en pie, tenía que venir una de refresco... Como el pasaje no era de refresco, la novedad fue abucheada. Hasta que llegó el nuevo comandante, José Mójica, que mandó salir. En el vuelo viajaba el presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, al que un pasajero le recriminó: "Son los costes de la insularidad". El presidente, procedente de Bruselas, respondió: "Y el comisario Monti no se lo cree". El vuelo llegó a Tenerife a las 19.30 de la tarde, hora peninsular. Estrambote: la cinta transportadora del aeropuerto de Los Rodeos se estropeó cuando empezaban a salir las maletas de tan largo vuelo.

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