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MATANZA EN MADRID | Las víctimas

SUSANA SOLER INIESTA / Memoria de elefante

Después de dos décadas de matrimonio y un hijo de ocho años, Susana Soler Iniesta -una madrileña de 46 años que trabajaba en la recepción de una empresa de contadores para líquidos- era la memoria de su marido, Mariano Laureiro.

"Tenía cientos de clientes y los conocía a todos por el nombre... Como ella tenía esa memoria tan buena, yo descargaba en ella los nombres, los cumpleaños, todas las fechas importantes...". Susana era la encargada de las relaciones públicas en su trabajo y charlaba con cualquiera en su barrio, el de Santa Eugenia. "Incluso era ella la que siempre llamaba a mi familia". Su marido recuerda que a ella "nunca se le escapaban los detalles".

Susana organizaba lo cotidiano, "el día a día". De los viajes y las vacaciones se encargaba Mariano. El último lo hicieron en la Semana Santa pasada a Teruel con su hijo, Rodrigo ("el nombre lo eligió ella").

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Mariano tiene una tienda de fotografía desde hace tres años. Pero, "en casa de herrero, cuchillo de palo". Susana era de ese tipo de personas que nunca salen bien en una fotografía, a las que siempre les sale una mueca en la cara en el momento menos oportuno. "Ella decía que las fotos había que hacérselas sin que se diera cuenta". Mariano recuerda la última que conserva de Susana: "Curiosamente, no la hice yo". Era la boda de un amigo a la que no pudo asistir. Susana aparece con su hijo, Rodrigo. "En el carácter, el crío me recuerda mucho a ella. Es muy abierto, se relaciona con todo el mundo. Los dos tenían mucha complicidad".

Mariano Laureiro cuenta que tiene un montón de fotografías familiares todavía por ordenar. Susana era también "la que las organizaba en los álbumes... Era una buena organizadora".-

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Susana Soler Iniesta
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