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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El profesor D'Arbó y los misterios de Marte

Llegan cada día inquietantes noticias de Marte, informaciones sorprendentes. La semana pasada, por ejemplo, la Mars Ex-press ha confirmado que el agua detectada en Marte "excede el casquete polar sur". Ah. Cuando escuchamos esas novedades y observamos fascinados las fotos de esos polvos cobrizos, nosotros, los simples y banales terráqueos, nos sentimos insignificantes. Releemos entonces las Crónicas marcianas de Ray Bradbury y escuchamos una vez más Aldebarán, ese magnífico disco de New Trolls que incluía "Aquella caricia de otoño". Pero queremos saber más. Así que lo más adecuado es recurrir a las eminencias: nadie como el profesor Sebastià d'Arbó ha estudiado tanto entre nosotros los intríngulis de la estratosfera y el más allá. Veterano cineasta y parapsicólogo, discípulo del profesor Fassman, D'Arbó dedicó muchos años a descubrir cómo era nuestra Catalunya misteriosa y hoy en día sigue al frente de diversos programas y festivales de corte esotérico. Nos citamos con él para que nos ponga al día, y cuando habla, "el futuro parece más cerca".

Nadie como el parapsicólogo y profesor Sebastià d'Arbó ha estudiado tanto entre nosotros los intríngulis de la estratosfera y el más allá

"La exploración del espacio, que se popularizó a partir de la llegada a la Luna, siempre ha sido polémica", sostiene D'Arbó, "y lo ha sido porque los de la Nasa manipulan los datos. Empezó ya con la llegada del hombre a la Luna: hubo una interrupción en la comunicación, de seis o siete minutos, porque uno de los astronautas decía que veía cosas increíbles. Yo tengo la grabación de esos momentos y hablan de unas entidades, de un aparato no identificado y desde luego extraterrestre, pero todo eso ha sido silenciado".

De todas formas, sostiene el profesor D'Arbó que el interés por Marte no es nuevo: "Existen proyectos para la búsqueda de vida inteligente en el espacio. Dichos proyectos vienen a decirnos que hay datos. Hace años, en una entrevista que le realicé al doctor Oró, de la NASA, me comentaba que recibían señales radioeléctricas procedentes del espacio exterior, pero también decía que podían ser rebotes de nuestras propias señales terrícolas. Esa tesis la sostienen otros científicos porque no pueden negar que hay señales inteligentes, es decir, que están emitidas en unas frecuencias discontinuas y además sincrónicas: pipipipoooo, pipipipoooo..., o algo así, algo muy parecido a lo que aparece en Encuentros en la tercera fase de Spielberg, otro que no me extrañaría nada que estuviera en el tinglado. Ellos, pues, saben que hay vida inteligente y han pensado que ha llegado el momento de saber de dónde vienen esas señales inteligentes. Entonces hemos ido a Marte, y Marte tiene un aspecto muy peculiar: desde lejos se veían desde hace años extraños canales, extrañas figuras, que podían ser antiguas construcciones. Además, existen elementos significativos. Por ejemplo, que el 90% de las sondas que han intentado ir a Marte han fracasado: se han estrellado, han desaparecido, han perdido comunicación. Como si alguien intentara acallarlas. Ahora, por ejemplo, acaban de descubrir una piedra que tiene en su interior un agujero cuadrado, cuando los agujeros son todos redondos por el agua. Además, esa agua que han descubierto no está muy escondida, sino a nivel superficial, helada por el descenso de temperatura del planeta, pero precisamente por eso es más que probable que haya vida. Si encuentran algún tipo de vida hibernada, a partir de esa molécula o embrión, pueden reproducirlo en laboratorio y saber la génesis, cómo eran".

Los ufólogos, sostiene el profesor D'Arbó, han encontrado un punto de apoyo en todo eso. "El agua es vida, puede ser hibernada o no, pero hay vida. Ahora bien, si la vida es inteligente, habrá que verlo, pero parece ser que alguna vez en Marte hubo vida, y ese planeta, por lo que sea, se fue a pique. No se ha probado que los ovnis vengan de Marte ni de un planeta exterior, lo que sí se ha probado es que existen objetos voladores no identificados. Conozco muy bien el tema. Cuando hacía el programa Catalunya misteriosa, estudié en el Mediterráneo el Triángulo del Silencio, que es un espacio que va desde el delta del Ebro hasta la punta de Alicante y cierra por las Baleares. Se le llamaba del Silencio porque de cada 100 palomas mensajeras que enviaban los colombófilos, 99 desaparecían. Luego se supo que la causa era que perdían su norte magnético y empezaban a dar vueltas hasta que caían. ¿Por qué razón? Pues porque había un fuerte emisor en el interior del mar, algo, con un campo magnético que producía en ellas la perturbación. Eso ocurrió durante muchos años. Tenemos el documento de un ovni que salió de dentro del mar frente a Sóller, por la noche. Una luz enorme, luminosa, saliendo del mar, y esa noche coincidió con el incidente de un avión que salía de Mallorca y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Manises. Tenemos incluso la cinta de la torre de control, donde gritan: '¡Aterriza, rápido, peligro!', y el comandante: '¡Que nos siguen!".

Sí, todos esos hallazgos son enigmáticos: las rocas, el desierto de polvo fino como si fuera talco... El profesor D'Arbó las analiza con pasión científica. "Esas imágenes abren muchas expectativas. La ciencia nos va a convertir en dioses. En realidad ya somos pequeños dioses: somos los únicos seres en el mundo -y quizá en la galaxia- que podemos crear vida y modificarla a voluntad. El problema es que somos peligrosos porque somos agresivos y violentos. La tierra siempre ha sido hostil para nosotros, y lo que nos previene es la cultura, la civilización. Entonces, cuando lleguemos a otro mundo, ¿qué haremos? ¿Qué pasará cuando sepamos utilizar la antimateria y los agujeros negros? Será fantástico". Sí, lo será.

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