Morientes dedica su gol a las víctimas del 11-M
El único cabeceador natural de la plantilla del Madrid, Iván Helguera, no tuvo que levantarse ni un palmo para cabecear el córner que Beckham le puso en la frente. Fue el primer gol madridista, el del empate, en una noche que los graderíos de Chamartín vivieron con mucha tensión. Hasta el gol de Helguera la gente pitó. El gol fue una pequeña liberación que se prolongó en festejos gracias a Ronaldo, y en aplauso y ovación gracias a Morientes, que marcó para el Mónaco y dedicó el tanto a las víctimas de los atentados de Madrid señalando al cielo. "¡Morientes, Morientes, Morientes...!", cantó la muchedumbre.
Morientes estaba eufórico al salir de la ducha. "Ha sido una dedicatoria especial a las víctimas y la reacción de la gente ha sido muy bonita", comentó el jugador; "creo que me han aplaudido más por el gesto que por otra cosa. Pero la gente me quiere y yo los quiero a ellos", dijo.
El público llegó ansioso ayer al Bernabéu. Como si hubiese dedicado la noche anterior a ver al Milan por la tele, solazándose por San Siro a costa del Deportivo. La hinchada madridista quería contemplar algo similar. Una demostración de poder absoluto, como la que hizo el equipo de Berlusconi. Y pasar a semifinales en diez minutos. Al fin y al cabo, esto no era más que Beckham contra Bernardi, Ronaldo contra Giuly, Zidane contra Morientes, Figo contra Evra... "Tortas y pan pintado", que diría Sancho Panza.
Como la realidad no tardó en desengañar a los ilusionados, los pitos tampoco tardaron en bajar de las gradas. Hasta el gol de Helguera el campo fue un hervidero de sobresaltos y sanciones a Guti, que se llevó la peor parte.
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