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Dos de cada tres ancianos sobreviven con menos de 540 euros mensuales

Emerge una nueva tercera edad más activa y con más recursos

La tercera edad se está haciendo dual. Persiste una bolsa de pobreza que afecta sobre todo a los mayores de 75 años y emerge una nueva tercera edad con más recursos, más culta, más activa y con nuevas necesidades de ocio, cultura y atención sanitaria. La radiografía de la tercera edad en la provincia de Barcelona muestra que dos de cada tres mayores de 65 años -exactamente el 68%- sobreviven con ingresos inferiores a 540 euros mensuales.

El 20% de las personas mayores tienen más de 80 años y es este colectivo el que concentra mayores niveles de pobreza, según refleja el estudio presentado ayer por la Diputación de Barcelona. Las mujeres representan el 60,1% de las personas de tercera edad, en la que todavía hay el 9,7% de analfabetismo. La radiografía, efectuada a partir de la encuesta metropolitana realizada en 2000 sobre una muestra de 6.250 personas, indica que son los propios ancianos los cuidadores de sus parejas o hermanos en el 61% de los casos, a pesar de que con frecuencia ellos mismos precisan ser atendidos.

El trabajo confirma la necesidad de destinar mayores recursos públicos a este colectivo cada vez más empobrecido. La asistencia a domicilio sólo cubre al 1,3% de los ancianos que la precisan, una cifra muy alejada del 6% de Francia y del 17% de Suecia. La Diputación de Barcelona se ha propuesto incrementar este servicio de modo que alcance el 4% en la presente legislatura con la colaboración de 279 ayuntamientos. El presupuesto de 2004 destinará a ayuda domiciliaria 2,2 millones de euros.

El estudio constata que las mujeres son más vulnerables en la ancianidad que los hombres porque se quedan solas con mayor frecuencia y corren mayor riesgo de caer en la marginalidad. La mayor esperanza de vida de las mujeres explica que el 43,7% sean viudas, frente a sólo el 14,3% de viudos. En la ciudad de Barcelona reside el colectivo más sobreenvejecido, que también alcanza proporciones significativas en otras ciudades del interior, como Manresa. En los cascos antiguos de las ciudades es donde se concentra la población anciana que ocupa viviendas más precarias. El 37,7% de los ancianos viven en fincas construidas antes de 1960, preferentemente de alquiler, buena parte de las cuales carecen de ascensor.

Tiempo libre

El estudio, que fue presentado por sus autores, Antoni Ramon y Elena Sintes, acompañados por la presidenta delegada de Bienestar Social en la Diputación, Núria Carrera, observa, sin embargo, que la tercera edad ya no es un colectivo tan homogéneo como era hace 20 años. Emerge una nueva tercera edad que llega a la jubilación en mejores condiciones de salud, con un nivel de instrucción más alto y con ingresos que le permiten afrontar mejor esta etapa en la que aumenta sustancialmente el tiempo libre. Ello exige, a juicio de los autores, un replanteamiento de los servicios sociales. El trabajo refleja la preferencia general por pasar la vejez en el domicilio particular. Sólo cuando no pueden valerse por sí mismos, los ancianos se declaran dispuestos a ir a vivir con los hijos o, en menor medida, ingresar en una residencia.

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La precariedad económica aumenta conforme avanza la edad. Ocho de cada diez hombres reciben una pensión de jubilación, mientras que una quinta parte de las mujeres no percibe ningún ingreso propio. De estas últimas, algo más de la cuarta parte recibe pensión de viudedad. Una tercera parte de los ancianos cobra menos de 360 euros mensuales (60.000 pesetas) de pensión. En el caso de las mujeres se calcula que la mitad se encuentra en esta situación.

Las personas que cuentan con ingresos superiores a 841 euros (140.000 pesetas) representan sólo el 8,6%. Con tales cantidades no es de extrañar que el 14% de los mayores admitan tener serias dificultades para llegar a fin de mes, porcentaje que es superior en el caso de las mujeres. El nivel de ingresos presenta variaciones territoriales. El mayor nivel económico se da en Barcelona, y los ingresos son menores en las zonas rurales más alejadas del área metropolitana.

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