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Tribuna
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Ni reir ni llorar, comprender

Para poder evaluar con exactitud la influencia que los atentados del 11 de Marzo en los resultados de las elecciones generales sería necesario poder compararlos con los que se hubieran producido sin dichos atentados, lo cual es imposible. Sin embargo de la valoración que se hagan de los mismos van a depender muchas decisiones que condicionaran el futuro de las diversas organizaciones políticas. Decisiones especialmente importantes en el caso de mi organización, Izquierda Unida, pues quizás seamos los que peores resultados hemos obtenido.

En la medida que nos estamos moviendo en el terreno de la especulación, es imprescindible no tomar decisiones precipitadas, escuchar todas las opiniones, pues la realidad siempre es "poliédrica" y, sobre todo, intentar no mezclar los efectos de nuestro debilitamiento organizativo con las razones políticas de nuestro retroceso. Por lo tanto las presentes opiniones son una aportación más al debate y estoy totalmente abierto a cambiarlas en función del contraste con otros puntos de vista.

Si el atentado de Madrid hubiera sido de ETA, el PP habría obtenido, sin duda, la mayoría absoluta

Creo que para entender las repercusiones de los atentados del 11-M es necesario enmarcarlos en la realidad política de nuestro país anterior a los mismos. El Partido Popular ha hecho del uso de los efectos sociales del terrorismo de ETA uno de los ejes básicos de su política. Durante años los que denunciábamos esta actuación del PP éramos considerados casi simpatizantes de ETA. Sin embargo en esta campaña electoral, antes de los atentados, el propio Zapatero tuvo que denunciar en varias ocasiones que el PP estaba abusando de la manipulación del terrorismo como arma electoral incluso contra su propia organización que había propuesto y firmado el Pacto Antiterrorista.

Habíamos llegado a esta campaña con los electores de los partidos nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, así como, de Izquierda Unida y PSOE, hartos de que en un momento u otro el PP hubiera acusado a los dirigentes de estas organizaciones de connivencia con ETA o tibieza frente al terrorismo.

En este contexto la impresión de que el Gobierno estaba intentando utilizar el tremendo drama del atentado para obtener réditos electorales provocó una reacción masiva de indignación, que confluye con una afluencia masiva a las urnas de ciudadanos que en otras circunstancias no hubieran votado, y que con su voto quieren decir no al terrorismo y a la vez protestar por la actuación del gobierno en unos momentos tan decisivos.

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Creo que si el atentado hubiera sido de ETA, el PP habría obtenido mayoría absoluta, pues su discurso tradicional frente al terrorismo etarra habría conectado con el incremento de la participación como respuesta al atentado. Y además un ambiente de frustración se habría apoderado de muchos electores del PSOE, IU y la mayor parte de los partidos nacionalistas al ver como una brutalidad de ETA volvía a anular cualquier otro debate político. El PP no se pudo resistir a esta tentación y lo ha pagado muy caro, lo cual debiera ser una buena lección en cabeza ajena para los demás.

Pero mientras el PP se ha ganado a pulso lo que le ha ocurrido, Izquierda Unida ha sufrido de manera especialmente dura los efectos del voto útil, el incremento de la participación y la injusta ley electoral que tenemos. Obviamente siempre se pueden hacer las cosas mejor, y por supuesto tanto en el discurso, como en la campaña de IU había cosas mejorables, pero frente al torbellino político vivido entre el 11 y el 14 de Marzo poco se podía hacer.

Creo que sin el atentado IU habría conseguido mejores resultado que en las anteriores elecciones generales porque a pesar de todo lo ocurrido más de 1.250.000 ciudadanos nos han votado, a los cuales habría que añadir los que han votado al PSOE para evitar que sus votos se perdieran frente al PP, pero que simpatizan más con nuestra organización.

Si a esto añadimos que la ley electoral hace que PNV con poco más de 417.000 votos saque 7 diputados, CIU con unos 830.000 saque 10, ERC con unos 650.000 saque 8, BNG con poco más de 200.000 saque 2 diputados, Coalición Canaria con 220.500 saque 3, pero Izquierda Unida con mas de 1.250.000 solo 5 diputados, podrán comprender los lectores que estemos un poco frustrados con los resultados.

Pero lo fundamental creo que es comprender que nuestros resultados no son un voto de castigo contra la política llevada acabo por nuestra organización, a diferencia de lo ocurrido en las anteriores elecciones generales.

Una dirección prudente debería huir de grandes giros a corto plazo. Tenemos en pocos meses las elecciones europeas. Mantengámonos firmes en un discurso político claramente diferenciado del PSOE sin sectarismo. Votemos afirmativamente la investidura de Zapatero, pero dejemos claras las mediadas políticas fundamentales que contaran con nuestro apoyo y aquellas que contaran con nuestra clara oposición. Esperemos a ver los resultados de la Elecciones Europeas, confiando en que se desarrollen sin acontecimientos tan dramáticos como los vividos. Y después valoremos nuestros resultados para ver si estamos ante un acontecimiento excepcional y puntual o tenemos que replantearnos todo.

En mi opinión en este país sigue siendo totalmente necesaria una izquierda alternativa a la política socialdemócrata de ZP. Si Zapatero aplica las recetas económicas que ha planteado en la campaña, los trabajadores y sectores más desfavorecidos de esta sociedad van a necesitar de una Izquierda Unida combativa en defensa de sus intereses.

Javier Jimeno es miembro de la Comisión Ejecutiva de IUN/NEB de Navarra.

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