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Condenados por estafar 129.000 euros a una mujer enferma y sola

Los acusados prometieron a la víctima que la llevarían a su casa y la cuidarían

La Audiencia de Madrid ha condenado a tres años de prisión a los dueños de una cafetería, Juan Pablo A. S., de 52 años, y Jenny S. M., de 48, por estafar al menos 129.471 euros a una de sus clientas, María de los Ángeles C. P., que padece una enfermedad psiquiátrica que le hace altamente vulnerable al engaño y la manipulación. Según la Audiencia, los acusados son autores de un delito de estafa, y deberán indemnizar a la afectada con 129.471 euros, informa Ep.

El tribunal declara probado que, con anterioridad a 1994, los imputados, un matrimonio, accionistas mayoritarios de la sociedad Productos Nike, SA, regentaban una cafetería en la calle de Juan Montalvo, en Cuatro Caminos. Allí conocieron a la denunciante, que poco a poco se convirtió en clienta habitual, por lo que iniciaron una relación de amistad que perduró cuando la pareja de empresarios abrió otro negocio en la calle de Felipe V. Era un restaurante ubicado frente al Teatro Real.

El negocio iba mal. De este modo, y a sabiendas de que estaba en bancarrota, el matrimonio convenció a María de los Ángeles para que les entregara distintas sumas de dinero como inversión. También le prometieron una habitación vitalicia en el chalé de los acusados. Según el fiscal, la mujer, que se sentía sola y necesitada de cariño, les entregó en junio de 1994 un primer cheque con 84.141,69 euros (14 millones de pesetas). En diciembre de ese mismo año, la convencieron para que les diese otro cheque de 42.000 euros (siete millones de pesetas), más otro cheque que entregó varios meses después por otros 60.000 euros.

Los acusados, para aparentar que todo era real y dar credibilidad a las promesas hechas a la anciana, realizaron un contrato de venta de acciones mediante el cual la mujer adquiría 150 acciones de la cafetería y el derecho a ocupar una habitación en el chalé de ambos mientras viviese. Pero lo cierto es que la sociedad no había presentado cuentas en el registro mercantil desde 1994 y estaba en quiebra, y que la mujer sufría una discapacidad mental que la hacía incapaz de administrar sus bienes.

Nunca mas volvió a ver el dinero y las promesas se quedaron en agua de borrajas. Actuaron de mala fe, según la sentencia.

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