Metamorfosis rojiblanca
El Atlético, con un juego de presión y velocidad, supera a un Betis apático
Presionar y correr. La abulia del Atlético, el barullo habitual, se transformó, al menos, en la estructura elemental de un equipo de fútbol: balones a la espalda de la defensa del Betis y dos hombres, Paunovic y Torres, corriendo como flechas tras el balón raso y perpendicular a la línea de gol. Con una receta tan sencilla, los rojiblancos tuvieron hasta una docena de oportunidades claras. Y así, marcó el yugoslavo el primer tanto. Un balón largo a Torres, que, tras driblar en el área pequeña, sirvió atrás a Paunovic para que fusilara la superioridad del equipo madrileño. Y así marcó el propio Torres el segundo.
Paunovic y Fernando Torres, además de correr mucho, se compenetraron a la perfección en la interpretación del contraataque. Paunovic le dio un gol a Torres y Torres otro a Paunovic. El del Niño, que cumplía veinte años, fue a los pocos segundos del empate bético. Una jugada extraordinaria del delantero, que recorrió medio campo con la pelota cosida al pie, se apoyó en Paunovic y se encontró solo frente a Prats. Raso y a un lado, colocó el balón en la red. Una jugada perfecta a velocidad escalofriante.
ATLÉTICO 2 - BETIS 1
Atlético: Aragoneses; Gaspar, García Calvo, Lequi, Sergi; De los Santos; Aguilera (Novo, m. 69), Ibagaza (Jorge, m. 77), Nano; Paunovic (Simeone, m. 90) y Fernando Torres.
Betis: Prats; Varela, Lembo (Rivas, m. 73), Juanito, L. Fernández; Joaquín, Ito, Benjamín, Denilson (Ismael, m. 75);Tote (Capi, m. 65) y Alfonso.
Goles: 1-0. M. 51. Gran internada en el área de Fernando Torres, que cede atrás para que fusile Paunovic.
1-1. M. 67. Joaquín aprovecha un pase en profundidad de Alfonso para encarar solo a Aragoneses.
2-1. M. 68. Fernando Torres roba un balón en el centro del campo, hace la pared con Paunovic y desde la frontal del área remata a la derecha de Prats.
Árbitro: Tristante Oliva. Amonestó a Varela, Gaspar,Lembo, Sergi y Luis Fernández.
Unos 45.000 espectadores en el Vicente Calderón. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de los atentados del 11-M.
El Betis sólo tuvo una ocasión, además del gol de Joaquín. Pero fue la más clara del partido, exceptuando los tantos. Tote se encontró solo y sin portero, con todo el tiempo del mundo y la pelota en su pierna buena, la izquierda, e incomprensiblemente mandó fuera el balón. El delantero bético estuvo especialmente aturdido durante todo el tiempo que permaneció en el campo. Tampoco Alfonso estuvo mucho más lúcido. Ni Joaquín o Denilson por las bandas, inexistentes. Ni Benjamín e Ito, imprecisos y lentos, superados por De los Santos e Ibagaza.
El Atlético, sin sacar brillo a la pelota, se movía con velocidad e intención. Ibagaza ejercía de lanzadera a las carreras de los dos delanteros o a las entradas por la derecha de Aguilera. Nano despertó en el segundo tiempo y tomó el relevo del capitán, pero asociado a Sergi y por la izquierda.
El equipo madrileño entendió que recuperando el balón muy adelante se ahorra el engorro de elaborar el juego desde atrás. Algo para lo que De los Santos no está muy dotado. Además, la defensa resolvió con solvencia los escasos problemas que le planteaba el Betis, que sin embargo defendió bastante mal. El conjunto sevillano perdía de manera inmediata la pelota nada más cruzar el medio campo, pero, si por alguna extraña casualidad la pelota se acercaba al área de Aragoneses, allí estaban Lequi y García Calvo para resolver el envite.
El Atlético recuperaba el balón muy rápido. Y después se dedicaba a explotar, como un niño con un juguete nuevo, las posibilidades de ese descubrimiento: el fútbol veloz y vertical. Los laterales también participaron de la transformación. Sobre todo, Sergi. El catalán subió mucho por su banda, la izquierda, y desbordó con bastante facilidad a un Joaquín ausente. Una vez superado éste, Sergi y Nano afrontaban con superioridad a Varela.
El Atlético apostó por la velocidad y la presión. Toda una novedad. Y funcionó. Una metamorfosis que no presenció el Frente Atlético. El fondo sur del Calderón permaneció vacío durante todo el encuentro, con velas encendidas sobre los asientos y pancartas de recuerdo a las 202 víctimas del atentando del pasado 11 de marzo en Madrid.
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