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Seis autoras de tebeos analizan durante el Salón del Cómic su experiencia en una de las artes más machistas

No se trata de un trueque. Tebeos por mujeres es el nombre de una exposición, la primera en España, que reúne en una sala del Palacio de Congresos de Granada la obra de varias dibujantes de tiras e historietas. Ayer, dentro del noveno Salón Internacional del Cómic de la ciudad, las autoras debatieron sobre su experiencia en una de las artes más machistas del mundo.

Mariel Soria, que cada miércoles publica en El Jueves las historias de Mamen con guión de Manel Barceló, tomó el camino del cómic, como la mayoría de sus compañeras de exposición, después de haber emprendido el de la ilustración. "Afortunadamente, la diferencia entre cómic hecho por chicas y por chicos va desapareciendo", comenta la argentina afincada en Barcelona desde 1975. "Antes, las historias que contábamos las mujeres estaban relacionadas con la reivindicación feminista y eran un auténtico pelmazo", relata y respira aliviada cuando asegura que vive del cómic, una actividad que en los últimos años simultanea con el diseño de vestuario para teatro.

Annie Goetzinger (Agence Hardy, una serie de detectives) trabaja también con guionistas masculinos. La francesa asegura que Pierre Christin hace "la función del sastre, que siempre confecciona un traje a medida". Una labor, comenta la dibujante, para el que su partenaire "explota su lado femenino".

Las españolas Esther Gili y Raquel Alzate llevan menos tiempo en el universo del tebeo. Gili, que hasta ahora sólo ha publicado en fanzines, considera que la diferencia entre hombres y mujeres es la misma que en otras esferas y acota: "Hasta yo, que soy chica, termino creando personajes masculinos". A la madrileña, de 23 años, no le molesta "formar parte de una minoría" -la del cómic- porque eso le hace sentirse "un poco especial". Una situación que no es del agrado de Alzate, de 32 años. Para la vizcaína, que se gana la vida como ilustradora para luego permitirse periodos dedicados al tebeo, "la gente sólo valora como arte lo que se expone en una galería o se vende enmarcado. Es como si lo que se publica en libros y revista lo crearan los pitufos".

La nota diferente -y exótica- la puso en la mesa Kan Takahama, japonesa que parece salida de uno de los mangas que crea. La nipona asegura que, si hace unos años en su país se representaba a "la mujer perfecta", ahora "aparecen madres solteras, chicas que abortan y que están bien lejos de la perfección". Takama, creadora de manga erótico, asegura que la situación del cómic en su país dio un giro en 2001, cuando el Gobierno japonés se propuso promocionar el manga como producto exportable. "Hasta el Museo de Arte Moderno de Londres ha acogido exposiciones".

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