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Memphis certifica su primer año en ganador

Bien situados para la fase final de la NBA, los Grizzlies suman ante los Sixers su 42º triunfo

Pau Gasol afronta la mera cuestión con absoluta contundencia: "Si no nos clasificáramos para el play-off, sería un fracaso. Nunca me rindo y siempre quiero ganar". Insinuar algo así hace sólo unos meses hubiera sonado poco menos que a una inocentada. Pero los Grizzlies están a un paso de meterse entre los equipos que lucharán por el título de la NBA. Ayer consiguieron su triunfo número 42 y, en una temporada regular que consta de 82 partidos, certificaron que, pase lo que pase, su balance final será ganador. Vencieron por 82-79 a los Sixers de Filadelfia y Gasol fue una vez más el máximo anotador y reboteador de los de Memphis con 22 puntos y 10 capturas. Los casi 20.000 espectadores que acuden al Pyramid empiezan ya a frotarse los ojos. Hay que verlo para creerlo. El mismo equipo que hasta la presente temporada sumaba un balance de 152 triunfos y 472 derrotas (28 triunfos y 54 derrotas en 2002-2003) se encarama ahora al sexto puesto de la conferencia oeste

[se clasifican para los play-off los ocho primeros de cada conferencia] con 42 triunfos por 25 derrotas. Su desventaja es mínima respecto a algunos de los aspirantes a llegar a las finales o a ganar el título, caso de los Lakers (44 victorias y 23 derrotas), Dallas (42 y 24) o San Antonio (44 y 24).

El triunfo número 42 de los Grizzlies se consumó gracias a una extraordinaria reacción final que les permitió remontar los 10 puntos de desventaja que llegaron a acumular en el último cuarto. Además de Gasol, otro de los protagonistas del triunfo de los de Tennessee fue Bo Outlaw que, saliendo del banquillo, aportó 15 puntos y fue decisivo en una de las jugadas cruciales del partido. Gasol anotó un tiro libre y estableció el 78-79 en el marcador. Outlaw, jugador de Estudiantes en la temporada 1993-1994, logró robarle la pelota a Korver. Ello le permitió anotar a Posey que, después de un nuevo fallo ya a la desesperada de Korver, volvió a anotar y estableció el 82-79 final. Los Sixers acusaron el mal partido de su estrella Allen Iverson, que mantiene serias diferencias con el entrenador, Chris Ford, y que sólo anotó 10 puntos. Los componentes del equipo de Filadelfia protestaron enérgicamente porque consideran que los árbitros no señalaron ninguna de las dos faltas que, a su entender, se produjeron en la penúltima y decisiva jugada en la que Outlaw le robó el balón a Korver.

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