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Tribuna:EL CAMBIO POLÍTICO
Tribuna
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Las últimas 24 horas

El autor sostiene que la encuesta de Demoscopia realizada un día antes del 14-M describía una victoria del PP, con 169 diputados, sobre el PSOE, con 141, y que sólo la indignación del electorado ante lo percibido como un "falseamiento de los hechos" dio un vuelco a los resultados

"Los hombres en su conjunto juegan más con los ojos que con las manos"

Nicolás de Maquiavelo, El Príncipe

Se ha producido un vuelco histórico sin precedentes. El líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, contra todo pronóstico tiene el camino despejado para ser el próximo presidente del Gobierno de España tras ocho años de gobiernos del Partido Popular. Su victoria no admite discusión: los 5 puntos de ventaja del PSOE sobre el PP y cerca de 11 millones de votos, le convierten en el candidato más votado en los 27 años de la democracia española. En el Estado Español se inicia un nuevo ciclo político de la mano de "un líder tranquilo", con una reconocida fama de político dialogante y respetuoso. La pregunta que surge de inmediato es cómo ha sido posible este vuelco, sin precedentes en las elecciones generales españolas de esos 27 años. Cuál es el factor que ha desencadenado el proceso por el cual, un partido, el PP, poseyendo la mayoría absoluta, pasa directamente a la oposición.

La clave hay que buscarla en las 24 horas anteriores al 14-M. Un sector ilustrado del electorado percibió que la información procedente del Gabinete de Crisis formado a raíz del bárbaro atentado del 11-M era equivocada. La cuestión no es si los portavoces del Gabinete de Crisis mintieron o no, si no que el impacto de la información en los mass-media introdujo una cierta duda de credibilidad. La dilatación en el tiempo por dar a conocer quién estaba detrás del atentado; el equivocado eslogan elegido para la circunstancia que encabezaba la manifestación del viernes; la mala imagen del portavoz; la presencia en directo en el prime time del sábado a las nueve horas de Mariano Rajoy "como candidato a la presidencia", todo ello en su conjunto, decantaron a más de un millón de electores a favor del PSOE y le dieron la victoria. Es el resultado de una errónea y equivocada política de comunicación que el PP ha pagado muy cara.

Existe un testigo de cargo. De las encuestas publicadas el domingo a las 20 horas, anticipando el resultado, una estaba realizada el día 12M, 24 horas antes. La empresa Demoscopia hizo la consulta telefónica sujeta a las reglas deontológicas de la AEDEMO, la patronal de empresas de sondeos de opinión. Y predijo un resultado distinto al que arrojaron las urnas 24 horas después: el PP perdía la mayoría absoluta con 169 diputados y aventajaba en 2,3 puntos al PSOE, que quedaba en 141 diputados. Un severo castigo a los cuatro años de mayoría absoluta del PP, pero Mariano Rajoy mantenía cómodamente la presidencia del Gobierno de España. Con más de 165 diputados, no le era necesario llegar a acuerdos políticos en el Congreso de los Diputados para serlo.

Pero la realidad es otra, y Mariano Rajoy perdió las elecciones. ¿Cuál es el coste/beneficio de esa fatal estrategia de comunicación del Gabinete de Crisis del PP que le costó la presidencia? Si comparamos los resultados del sondeo de Demoscopia para Telecinco con los resultados de las urnas, 24 horas después, aparece lo que Antoine de Saint Exupery escribía en Le Petit Prince, que "l'essentiel est invisible pour les yeux". Que el PSOE ganaba 23 escaños mientras que el PP perdía 21 e IU perdía 4. En votos, el PSOE ganaba más de 1.110.000 votos, mientras el PP perdía más de 774.500 e IU perdía, también, más de 389.000. Y también es plausible suponer que la indignación de una parte muy concreta del electorado, ante lo percibido como "falseamiento de los hechos" movilizó, en el último momento, a más de 300.000 electores. Hubo un beneficiado colateral que fue ERC: obtuvo 2 diputados de más y se acercó a los 650.000 votos, 125.000 menos que CiU.

Esa franja del electorado es de centro, ligeramente escorado a la izquierda. Antes de 1996 confió en el PSOE o en IU, y después, en el 1996 y en 2000, o votó al PP o se abstuvo. Un electorado sensibilizado entonces por la implicación del Gobierno de Felipe González en la trama de los GAL. Y por el eslogan "paro despilfarro y corrupción" del "váyase, señor González" lanzado por José María Aznar. Una franja del electorado que oye la radio y ve la televisión, en prime time, y que no perdona el pensar que le están mintiendo. Y que suele leer el periódico... Sólo hay que consultar su ubicación ideológica en la encuesta preelectoral del CIS del pasado 24 de febrero.

Cuando Nicolás de Maquiavelo escribió El Príncipe en la Florencia de los Medici, escribió para un príncipe arrogante y aristocrático que Antonio Gramsci en sus Quaderni di Carcere ya descalificó por antiguo. Hoy, el político como líder se ha convertido en un "Príncipe mediático" de la política. El Príncipe de Maquiavelo fue un modelo para su época y el Príncipe moderno, fruto de la reflexión carcelaria de Gramsci, se convirtió en un referente para los partidos de la era industrial. Y el político que no sepa conducirse en esta "guerra de percepción" que se libra en los medios de comunicación, en que la realidad percibida es la realidad construida, lo pagará muy caro. El listo portavoz del PSOE, Rubalcaba, al fin le ganó la mano al torpe portavoz del Gabinete de Crisis del PP; y la batalla se libró en las últimas veinticuatro horas. En las ondas y en el prime time de la televisión.

Josep María Felip es profesor de la Universitat de València.

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