Música para una boda real

Se conserva únicamente la partitura de la loa y el primer acto de Amor aumenta el valor, drama armónico escrito para celebrar las bodas que fueron famosas del que sería Fernando VI y Bárbara de Braganza. Estrenada en el palacio del marqués de los Balbases de Lisboa en enero de 1728, la obra tenía, además del de José de Nebra, dos actos más con músicas debidas a los italianos Jaime Facco (del que también es la loa) y Felipe Falconi. La loa y primer acto de Amor aumenta el valor, con una estética en la línea del dramma per musica veneciano, no han tenido escena asociada en el teatro de La Zarzuela, y es una lástima, pero más lástima sería aún que no se escuchasen siquiera en versión de concierto. La música es hermosa, y eso a veces es suficiente si la interpretación está a la altura del empeño.

Lo estuvo, desde luego, porque Emilio Moreno es siempre una garantía a la hora de encontrar equilibrios posibles e imposibles entre la fidelidad a la tradición y los criterios actuales de hacer música de otras épocas. El director y violinista madrileño dice que eso es simplemente una cuestión de "cultura general" y seguramente no le falta razón, más aún cuando añade que en estas lides de interpretaciones historicistas "cuanto más experimentado se es, más dudas se generan". Lo cierto es que Emilio Moreno tiene un carisma especial a la hora de plantear sus conciertos, y además anteayer estableció un valor moral añadido invitando desde la escucha a una postura de solidaridad con las víctimas de los recientes atentados. Esa dimensión de música y dolor otorgó un sello especial al concierto, a tono con la sensibilidad de la calle.

Tocó con sentimiento y dominio del estilo el grupo El Concierto Español, con unas flautas llenas de encanto y una cuerda tan vibrante como sólida. Las cuatro sopranos rivalizaron en méritos, pero tal vez la que llegó más directamente fue Ruth Rosique, por su línea luminosa y abierta.