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LA CRÓNICA | ELECCIONES 2004 | El nuevo Gobierno
Columna
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"Ahora... a cumplir lo prometido"

Soledad Gallego-Díaz

Al final de la película El Candidato, un ayudante del nuevo, e inesperado, senador (Robert Redford) le pregunta al protagonista: "Y ahora, ¿qué?". Y Redford le contesta: "Ahora,....a cumplir lo prometido". Eso debe ser lo primero que piensa alguien que ha ganado unas elecciones: la lista de compromisos que ha contraído con sus votantes. Lo segundo, probablemente, es darse cuenta del cambio formidable que ha experimentado su vida personal. José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo, recibió ayer en menos de tres horas las llamadas telefónicas del presidente de Estados Unidos, George W. Bush; del primer ministro británico, Tony Blair; del presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, y del canciller alemán, Gerhard Schroeder. Algo inconcebible medio día antes.

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De todos sus compromisos, la retirada de las tropas españolas de Irak el 30 de junio es, probablemente, uno de los más serios y difíciles, porque afecta a otros países implicados en la guerra y porque es lógico suponer que suscite muchas presiones en sentido contrario. De hecho, los primeros artículos en la prensa internacional reclamando al nuevo Gobierno español que "no ceda ante el terrorismo de Al Qaeda" aparecieron ayer mismo.

"Zapatero siempre añadió una precisión: salvo que las tropas españolas estén bajo mando de la ONU y porque sea el Consejo de Seguridad quien controle las operaciones militares en Irak. Pero aquí no sucederá como en el tema de la OTAN. No habrá sorpresas. Nos iremos en la fecha anunciada", aseguraba ayer un miembro de la Ejecutiva del PSOE, quien reconocía que es "poco probable que los ciudadanos sean muy conscientes de la segunda parte de la frase o que aprecien mucho las matizaciones en este asunto".

La mayor seguridad la ofreció ayer Rodríguez Zapatero porque utilizó sus primeras comparecencias públicas para mantener, sin vacilaciones, que cumplirá todos los compromisos que ha ido contrayendo a lo largo de la campaña. Unos están escritos en el programa electoral del PSOE, y otros fueron formulados en los mítines y en declaraciones a los medios de comunicación, pero tienen la misma fuerza que las promesas oficiales.

Una de esas "promesas de campaña" fue alcanzar la paridad entre hombres y mujeres no solo en el primer Gobierno que nombre tras su investidura, sino también en los altos cargos de la Administración. Cumplir con ese compromiso político planterá también problemas a Zapatero, y no por falta de suficientes mujeres socialistas, de izquierda o independientes preparadas, sobradamente, para cubrir esos puestos. No, lo importante es que para nombrar un 50% de mujeres hace falta, casi siempre, prescindir de un 50% de hombres y eso, según la experiencia de quienes formaron los primeros Gobiernos paritarios, en los países nórdicos, es lo que resulta verdaderamente dificil.

Zapatero predicó durante toda la campaña un cambio tranquilo, y el día después no se movió un milímetro de ese mensaje de calma. El próximo presidente del Gobierno no parece tener mucha prisa para nada, salvo para una cosa: quiere que se celebre inmediatamente una reunión entre el Gobierno en funciones y todas las fuerzas políticas parlamentarias para renovar el compromiso antiterrorista y para hacer frente en conjunto a la amenaza de Al Qaeda.

La prisa, quizás, esté también relacionada con la mala reacción de los mercados financieros internacionales ante el mayor atentado de Al Qaeda en Europa y con la incertidumbre que está provocando en los operadores turísticos, entre ellos las compañías aéreas. Una noticia francamente mala cuando está a punto de comenzar la campaña de Semana Santa y cuando centenares de miles de empleos dependen del éxito de la temporada turística en su conjunto.

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