El valor de los gobiernos fuertes
Los mercados han castigado tradicionalmente las jornadas poselectorales que se han saldado sin mayoría absoluta
La respuesta de la Bolsa española tras las elecciones generales ha resultado muy variopinta en la corta historia de la democracia, pero la serie de datos ya empieza a ser lo bastante amplia como para ver que existe un denominador común: los inversores siempre han celebrado la formación de gobiernos fuertes y han reaccionado mal ante la incertidumbre.
Como no hay regla que se precie que no tenga una excepción, es el primer cambio radical de signo político producido en la España democrática desde el triunfo del PSOE en octubre de 1982, que no provocó reacción alguna entre los inversores.
Contra todo pronóstico, los votantes optaron por el cambio y los inversores quedaron perplejos. La Bolsa de Madrid perdió el 0,14% en medio del desconcierto general, llegando a escucharse algunas frases que denotaban cierto rencor hacia los votantes, que "lo que necesitan es una buena pasada por la izquierda, para que se enteren".
Al margen de las anécdotas, aquel Gobierno contó con el apoyo europeo desde los primeros momentos, y eso se notó, porque la Bolsa española se incorporó con facilidad a las corrientes internacionales y los siguientes triunfos electorales del PSOE -mayoría absoluta en junio de 1986 y mayoría formal, 175 diputados, en octubre de 1989- que coincidieron con un ciclo económico positivo, se saldaron con sendas subidas del 0,09% y del 0,01% en el índice general de la Bolsa de Madrid, es decir, que los inversores celebraron la continuidad y la estabilidad de esos gobiernos, a pesar de que en 1987 habían sufrido el crash de octubre, que provocó un suicidio en Madrid, y de que unos días antes de las eleccciones de 1989 se había producido un nuevo amago de crisis.
Fue la inestabilidad nacida de los resultados electorales de junio de 1993, cuando el PSOE perdió claramente la mayoría, la que produjo el primer revés serio en la Bolsa, con una caída del 4,42% en el índice general de la Bolsa de Madrid como consecuencia de las ventas procedentes del extranjero.
El PSOE había capitaneado con firmeza la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea y los inversores extranjeros tenían muchas dudas sobre la continuidad del proyecto con un Gobierno en minoría y con la derecha a un paso del poder.
La primera victoria en las urnas del Partido Popular, con 156 diputados y, por tanto, sin mayoría absoluta, fue recibida en forma muy negativa por los inversores, que temían que el "desgobierno" de los últimos meses, según se afirmaba en el parqué madrileño, pudiera repetirse en esa nueva legislatura. El que iba a ser nuevo presidente del Gobierno, José María Aznar, tuvo que intervenir en una conferencia de prensa para intentar calmar los ánimos, lo cual no consiguió y siguió más a la baja todavía. La inversión exterior apostaba por la incorporación de España a los acuerdos de Maastricht y un gobierno inestable creaba demasiadas dudas. Dudas que no se disiparon cuando un destacado miembro del nuevo Gobierno afirmaba antes de una reunión importante: "Igual hay que parar el reloj de la UE".
Con el tiempo se disiparon las dudas sobre el europeísmo del PP y las elecciones de marzo de 2000 trajeron consigo la mayoría absoluta para este partido, algo que provocó una ausencia total de entusiasmo entre los inversores, que ya habían apostado por esa opción y hasta les había dado tiempo a retirar los beneficios en los días previos a los comicios. En la primera sesión de Bolsa tras el sonado triunfo del PP, el Ibex 35 perdió el 1,23%.
La respuesta de los inversores ante los resultados de estas últimas elecciones puede incluirse entre las que castigan la inestabilidad política, entendida como la ausencia de una mayoría absoluta que lleve a un Gobierno fuerte, pero la situación es única debido a los atentados terroristas del pasado jueves y la sesión se ha desarrollado dentro de una corriente vendedora inusual. El Ibex 35 ha perdido en esta ocasión el 4,15%.
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