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Reportaje:MATANZA EN MADRID | La pista del integrismo

"En el locutorio pasaba algo raro"

Los habitantes de Lavapiés especulan sobre sus vecinos detenidos

F. Javier Barroso

Las detenciones de cinco personas en relación con los atentados del 11-M eran ayer la comidilla en el populoso barrio madrileño de Lavapiés. El locutorio Nuevo Siglo, situado en la calle de Tribulete se convirtió, junto a algunos domicilios de la zona, en el centro de atención de decenas de periodistas. Los vecinos y algunos curiosos se acercaron para comprobar en directo lo que veían en los distintos medios de comunicación.

"Sabíamos que algo raro ocurría en ese local. Lleva funcionando como locutorio desde hace unos tres o cuatro años y siempre estaba lleno de gente", señalaba una vecina de la calle de Tribulete. "Iba todo el barrio y gente de fuera a comprar las tarjetas y los teléfonos móviles, porque eran más baratos que en otras tiendas. No cabe duda de que muchos habían sido robados", añadía.

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Los vecinos destacaban que los tres últimos dueños del locutorio eran personas muy educadas y siempre trataban a la gente con mucho respeto. El local tenía una pequeña zona para atender a los clientes y un sótano. "Por las mañanas no paraban de dar golpes. El ruido era muy fuerte", contaba una señora que se aplicaba en barrer la acera. "Todavía no me puedo creer que tuviéramos a gente tan peligrosa tan cerca. Prefiero no pensarlo, porque lo duro y lo cruel es ver cómo ha muerto tanta gente", añadió.

La noche en que policías de paisano registraron el local, algunos vecinos asombrados salieron a la calle Tribulete para observar cómo los agentes sacaban una decena de cajas blancas cargadas con material del locutorio y diversos ordenadores precintados.

Crespones negros

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Crespones negros a la entrada de las tiendas y en muchos balcones se podían ver en el barrio. Varias pintadas, todavía frescas, demostraban que algunos vecinos han elaborado una teoría muy personal acerca de la autoría de los atentados: "CIA = policía = Al Qaeda". Cuando los periodistas preguntaban sobre ese asunto a alguno de los miles de magrebíes que viven en este barrio multicultural, la respuesta era siempre la misma: "No hablo bien español, pero ha sido ETA".

En la carnicería islámica Tánger, de la calle de Sombrerete, el dueño y los clientes coincidían en negar que los asesinos puedan ser musulmanes: "El Corán prohíbe matar, sabe usted", afirma el dueño. "Eso lo han hecho los de ETA", insistía Jalid, un argelino que dice llevar tres meses en España.

Jóvenes marroquíes que pasaban la tarde en los bancos del parque de la calle de Cabestreros mostraban su rechazo por los atentados, aunque negaban que los detenidos el sábado tengan algo que ver con las bombas. Coincidían también en culpar a ETA. Karím afirmaba conocer al tangerino Jamal Zougam, que está siendo interrogado por la policía: "Sólo se dedicaba a arreglar móviles. Ese rollo [su vinculación con la masacre del jueves] se lo ha inventado la policía".

Con información de Michael Neudecker y Arturo Díaz.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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