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Reportaje:

Europa entra en letargo

La falta de liderazgo en la UE deja estancados proyectos clave para la construcción europea

Carlos Yárnoz

A menos de 50 días del 1 de mayo, el día D para la histórica ampliación de Europa al Este, la falta de liderazgo en la UE mantiene empantanados proyectos clave para la construcción europea como la Constitución, los avances en el espacio de justicia y seguridad, la política exterior o la reforma del Pacto de Estabilidad. Los dirigentes del núcleo de cabeza (Alemania, Francia y Reino Unido) están concentrados en resolver las crisis políticas y económicas surgidas en sus propios países. La Comisión ha entrado en fase de relevo y sólo aporta iniciativas menores. Y al menos cinco países están incursos en procesos electorales propios.

Las distintas fuentes consultadas en Bruselas coinciden en afirmar que la Unión no reacciona tras los traumas del año pasado: la división por la crisis de Irak, el estancamiento económico, el ataque mortal al Pacto de Estabilidad y el fracasado intento de pactar el texto de la primera Constitución para Europa. "Hay un parón", reconocen sin ambages en la Comisión, cuyo mandato de cinco años concluye en noviembre.

"Hay una clara escasez de líderes políticos capaces de articular una estrategia creíble"

Sus responsables, los 20 comisarios, están hoy más preocupados por encontrar otro puesto en el futuro que en lanzar iniciativas legales de peso. La griega Anna Diamantopoulou, ex responsable de Empleo, ya ha abandonado el barco hace tres semanas. El presidente, Romano Prodi, se ha lanzado al ruedo de la política italiana. Un similar ambiente de fin de etapa se registra en el Parlamento Europeo, que será renovado tras las elecciones del próximo 13 de junio.

Aún resulta "más preocupante", admiten en el Consejo de la UE, la falta de empuje desde las principales capitales. El reciente triunvirato establecido por el francés Jacques Chirac, el alemán Gerhard Schröder y el británico Tony Blair apunta algunos pasos mínimos, pero los tres están volcados en resolver sus crisis nacionales que, sobre todo en el caso del canciller, afectan a sus propios liderazgos internos.

Sobrepasado por el frenazo económico alemán, Schröder ha cedido el liderazgo de su Partido Socialdemócrata (SPD) y acaba de sufrir un varapalo electoral en la ciudad-Estado de Hamburgo en un año en el que le esperan elecciones en otros cinco Estados federados, además de ocho convocatorias municipales.

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En Londres, Blair no acaba de despejar las dudas sobre las razones para ir a la guerra contra Irak, mientras en las filas de su Partido Laboralista le han discutido las reformas emprendidas en sanidad y educación. En Francia, la popularidad del primer ministro, Jean Pierre Raffarin, desciende enteros cada semana mientras está cada vez más abierta la pugna por la futura sucesión de Jacques Chirac, el déficit público (4,1% del PIB el año pasado) es superior al previsto y se caldea también el ambiente electoral ante las regionales de los próximos días 21 y 28.

En los tres grandes de la UE es donde las encuestas reflejan un menor apoyo a la ampliación por el miedo a sus consecuencias. La coyuntural alianza del triunvirato, además, ha despertado más que recelos en el resto de la Unión, empezando por Italia (con el primer ministro Silvio Berlusconi desprestigiado tras su caótica presidencia europea del pasado semestre) y España (sumida desde hace meses en ambiente electoral, como Grecia hasta hace una semana o Luxemburgo en breve), porque "han dado la fuerte impresión de que estaban interesados en presentarse a sí mismos como un club exclusivo", aseguran en un trabajo conjunto Steven Everts y Antonio Missiroli, del Centre for European Reform.

La iniciativa de los tres en otoño para que Irán ponga su industria nuclear bajo supervisión internacional (no incluyeron en sus gestiones al representante de la política exterior de la UE, Javier Solana), su propuesta para contar con un supervicepresidente económico en la Comisión (a la vez que pedían congelar los presupuestos de la Unión), sus avances para crear una futura defensa europea autónoma de la OTAN y el lanzamiento de una Agencia Europea de Armamento que puede reportarles enormes beneficios en próximas décadas son algunos pasos en el haber del trío.

Por el contrario, han dejado aparcados o minusvalorados otros asuntos de interés global claves para Europa: reabrir el debate sobre una Constitución que debiera ser pactada, según la Comisión y el Parlamento, antes de las elecciones europeas; reformar el Pacto de Estabilidad que los tres dejaron herido de muerte el pasado noviembre; lanzar propuestas con compromisos concretos para que Europa recupere el gran retraso en su objetivo de ser en 2010 la economía más competitiva del mundo; lograr una verdadera política común de asilo e inmigración a la que Berlín se resiste, o construir una auténtica política exterior europea.

"Hay una clara escasez de líderes políticos capaces de articular una estrategia creíble y capaz de impulsar una mayor integración europea", ha alertado el European Policy Centre. "Es muy probable", agrega, "que la UE tenga que atravesar un periodo de estancamiento institucional y político, quizás incluso una crisis política a gran escala, antes de poder movilizar las energías políticas para reactivar de nuevo el proceso de integración europeo".

Algunos destacados europeístas no son tan pesimistas. Eneko Landaburu, hoy director general de Relaciones Exteriores y antes de la Ampliación, opina que el diagnóstico para superar esa tópica definición de Europa ("un gigante económico, pero un enano político") es claro: "Avanzar en el espacio de seguridad y justicia y conseguir que Europa hable con una voz en el mundo". Para Landaburu, "es lógico que haya un periodo de incertidumbre" porque se han abordado "proyectos de un enorme calado", como es el caso de la Constitución, "y es normal que se avance con prudencia".

Los líderes europeos decidirán en Bruselas los próximos días 25 y 26 si reabren o no las negociaciones sobre la Constitución. En caso negativo, darán otra prueba de que Europa está aletargada.

Una decena de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, durante la cumbre de Estocolmo en marzo de 2001.
Una decena de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, durante la cumbre de Estocolmo en marzo de 2001.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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