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Crónica:FÚTBOL | 28ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Casillas sigue en estado de gracia

El Zaragoza se queda a un palmo del triunfo ante un Madrid entre cuyas estrellas sólo Zidane recordó quién es

Santiago Segurola

El fútbol, tantas veces metáfora de las contradicciones de la vida, se representó en el Bernabéu en un ambiente de tristeza y estupor, bajo los efectos de la impresión de la matanza terrorista de Madrid y el impacto de las trascendentes noticias que se producían a la misma hora del partido. Toda la noche pugnó entre la sensación de irrealidad que significa el disfrute de un juego en un momento de máximo abatimiento y la realidad en sí misma: dos equipos en busca de la victoria, como un día cualquiera, con la coreografía de siempre y las emociones que terminaron por imponerse ante la incertidumbre del resultado. Así es la vida y así es el fútbol, que se reservó la sorpresa del empate del Zaragoza frente al líder. En realidad, estuvo a un palmo de la victoria, pero Casillas se ganó otra ovación clamorosa en un mano a mano con Galletti y Drulic envió un remate al palo en el segundo tiempo.

REAL MADRID 1 - ZARAGOZA 1

Real Madrid: Casillas; Míchel Salgado, Pavón, Raúl Bravo, Roberto Carlos; Beckham, Cambiasso; Juanfran (Figo, m. 57), Zidane, Solari (Guti, m. 56); y Portillo.

Zaragoza: Laínez; Cuartero, Rebosio, Milito, Toledo (Pirri, m. 65); Galletti, Ponzio, Movilla, Cani (Drulic, m. 59); Villa y Dani (Savio, m. 46).

Goles: 1-0. M. 27. Centro desde la derecha de Juanfran y Portillo cabecea, picado, en el área pequeña.

1-1. M. 32. Córner que saca Cani desde la izquierda del ataque zaragocista y que Toledo cabecea en el segundo palo.

Árbitro: Puentes Leira. Amonestó a Ponzio, Cambiasso, Laínez y Galletti.

Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu. Los jugadores saltaron al campo con una pancarta con un enorme crespón negro en memoria de las víctimas de los atentados de Madrid. Posteriormente se guardó un minuto de silencio.

Ahora mismo, Beckham necesita un mapa y una brújula para encontrar los caminos del juego
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El juego, que comenzó entre la indiferencia de la gente, tuvo un aire extraño. El Madrid salió con mayoría de la gente de la casa o con jugadores poco habituales, caso de Cambiasso. De las estrellas, sólo Zidane recordó al jugador que acostumbra, aunque sin excesos. Beckham, al que le correspondía un protagonismo mayor en la dirección del juego por la ausencia de Guti, ofreció el lado caótico que tanto preocupa a la hinchada. Su exceso de kilometraje es directamente proporcional a la ausencia de claridad en sus decisiones. Ahora mismo necesita un mapa y una brújula para encontrar los caminos del juego. De lo contrario, sería el jugador que regresa a la idea que se tenía de Beckham como futbolista: un interior que no domina las artes creativas de los centrocampistas. Tampoco Roberto Carlos pesó sobre el encuentro. En una noche en la que su profundidad era más necesaria que nunca, el lateral brasileño aportó muy pocas incursiones, con el añadido de varias miserias defensivas que estuvieron a punto de ser aprovechadas por el Zaragoza.

Los problemas defensivos del Zaragoza, o quizá las carencias individuales de sus defensas, le impidieron manejar el encuentro con cierta normalidad, incluso cuando el Madrid ofrecía su versión más plana. Cualquier balón en el área significaba un conflicto enorme, resuelto con gravísimas dificultades. Porque el Madrid desplegó un fútbol sin vitalidad en el primer tiempo. Era el fútbol que correspondía al desánimo general. El Zaragoza mantuvo la figura, pero sin dar un paso más. Movilla intentó dirigir las operaciones, pero tardó en significarse. Lo consiguió en el segundo tiempo, cuando el partido entró en el alboroto. Fue entonces cuando el Zaragoza se acercó a la victoria a la misma velocidad que sus contragolpes, casi todos alimentados por la fractura del Madrid, partido por la mitad, con Pavón y Raúl Bravo en estado crítico ante la llegada de varios jugadores rivales, Villa a la cabeza de todos.

Del carácter sorprendente del fútbol habla que los dos goles se produjeran en el primer tiempo, que apenas vio oportunidades en las dos áreas. Marcó Portillo y apagó por un momento las críticas que comenzaron a escucharse en el Bernabéu. El chico atraviesa un periodo difícil. Es más visible cuando se aleja de lo que sabe hacer -vivir del gol en el área- para meterse en berenjenales que desconoce. Portillo es un rematador y punto. El Madrid no logró administrar la ventaja. Empató Toledo tras el saque de un córner, como es de ley en el Madrid. Con el tiempo, los equipos preferirán un córner a un penalti como garantía de gol en el Bernabéu.

El aguerrido segundo tiempo se jugó en las dos áreas. Todo lo demás sobró. O no existió. Entraron a jugar Guti y Figo, que fue el jugador más determinante del equipo, especialmente cuando se colocó en la banda izquierda para atormentar a Cuartero, central reconvertido en defensa derecho. Pasó un pequeño calvario. Una excelente incursión de Figo no fue aprovechada por Guti frente a la portería. No tuvo ocasión mejor el Madrid, que se empeñó en tirar por la tremenda, con todo el mundo en el área rival. Lo aprovechó el Zaragoza para lanzar sus contragolpes y acercarse a la victoria más de lo que nadie habría pensado. Pero finalmente se encontró con el palo y con Casillas en todo su esplendor.

Una gran bandera de España, con un crespón negro, cubre las gradas del estadio Bernabéu.
Una gran bandera de España, con un crespón negro, cubre las gradas del estadio Bernabéu.BERNARDO PÉREZ

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