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OPINION DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Caso Punta Umbría

Ya parece que se van apagando los ecos de la última resolución de la Comisión de Investigación instigada por el Ayuntamiento de Punta Umbría. Ya parece que las aguas vuelven a su cauce, y que todos han realizado los análisis y las reclamaciones pertinentes una vez que la Audiencia Provincial ha decidido archivar el caso.

Por ejemplo, el PP no ha dado por terminado el caso y, además de no disculparse (nadie se disculpa en política), dice que la cosa va a seguir en instancias judiciales superiores. Además, la comisión la llevaban en su programa electoral y eso lo han cumplido. El plan de limpieza de choque, la seguridad vial, la seguridad ciudadana, el mantenimiento de los impuestos, etc., también iban en el programa y eso, como estaban muy liados con la comisión, ha pasado a un segundo término.

Y, segundo ejemplo, el PSOE se ha lanzado en tromba (es natural y lógico) a exigir que pidan perdón ante los vituperados: ante Antonio Albarracín y sus concejales por cercanía; ante Javier Barrero, Mario Jiménez, Juan José López Garzón y Pepe Cejudo por ser máximos responsables provinciales, y ante Manuel Chaves y Alfonso Perales por haberlos acusado de connivencia con el abogado de PUT. Todos han estado maltratados oralmente por el PP y a todos se les debe pedir perdón. Vale. Pero..., ¿y a Pepe Hernández Albarracín? ¿Y al antiguo alcalde? ¿Qué pasa con él?

Pepe ha sido cabeza de turco, maltratado, agraviado, ofendido, vejado, insultado y deteriorada su imagen hasta límites insospechados, ¿y quién se ha acordado de él? ¿Quién ha pedido que se le ofrezcan disculpas? ¿Quién le ha tenido en cuenta a la hora de las rectificaciones? Aquí, cada uno ha silbado a favor del viento para que se le oiga lejos y nadie ha hecho una introspección para ver qué allegado o cercano se ha quedado en el camino. A Pepe creo que tampoco le hacía mucha falta. Quizá, por ese prurito de satisfacción moral. Él, me parece, que esa satisfacción moral ya la ha encontrado en sus paisanos, en su gente, en los que le siguen saludando por la calle, en los suyos... Eso a él le ha bastado.

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