Promesas desvanecidas
La señora presidenta de la Comunidad de Madrid prometió la construcción de siete hospitales, no se sabe dónde, y que las listas de espera hospitalarias se reducirían a un mes antes de dos años. Todo ello nos hizo concebir grandes esperanzas de que lo prometido por doña Esperanza transcurriría por el mejor camino de cuanto es deseable para la sanidad de nuestra Comunidad.
Pero lo cierto es que al cabo de los primeros 100 días del explícito compromiso, las esperanzas puestas en doña Esperanza se desvanecen sin remedio porque ahora nos echa un inmisericorde jarro de agua fría con un "donde dije digo, digo Diego", apelando a unas explicaciones tan ilógicas e improcedentes como que en las listas de espera será necesario establecer extrañas fórmulas diferenciadoras para excluir de tal cuenta a no madrileños e inmigrantes.
Ello nos induce a suponer que doña Esperanza se lanzó en su día a hacer promesas sin conocer la realidad y alcance del problema, y eso, piadosamente, se llama demagogia.
Es triste comprobar que esta señora, como casi todos los politicastros que padecemos, hizo promesas para encaramarse al cargo, y después, si te he visto no me acuerdo.
Lo de Carod pidiendo a ETA que no mate en Cataluña porque lo que pase fuera de Cataluña no es de su incumbencia y lo de esta señora con la monserga de que en sanidad se discrimine a los no madrileños, ya que son sujetos de otra forma de consideración, viene a ser casi lo mismo, fruto de un marco de prejuicios aldeanos henchidos de torpezas y cautelas inconfesables, que en modo alguno son de recibo para nadie con dos dedos de frente.
Jamás volveré a votar a una persona que hace tan poco honor a su nombre y, lo que es peor, al compromiso de su palabra.
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