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ELECCIONES 2004

González: Por qué no debe ganar el PP

"Si vencen el 14 de marzo van a interpretar que el voto avala todo lo que han hecho en Irak"

LA COHESIÓN TERRITORIAL
"El PP ha incumplido la primera función del Gobierno, que es mantener la cohesión a través del diálogo"

"El gran problema es que con una ETA muy debilitada, el conflicto político ha tomado una enorme dimensión"
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"El candidato del PP asume que la fractura territorial es el principal problema del país, porque el único pacto que ha propuesto es un pacto para defender la unidad de España, literalmente expresado así. Ese problema no existía hace ocho años, cuando empezó el gobierno del PP, que ha incumplido la primera función del Gobierno central, que es la de mantener la cohesión de los territorios a través del diálogo y de políticas concretas. Uno puede tener la fijación de pensar este problema en términos del País Vasco, donde hay una responsabilidad del PNV, que se ha dejado arrastrar o ha ido voluntariamente a una dinámica en la que el Gobierno hace el papel del partido, proponiendo un proyecto que, sin tener en cuenta su primera obligación de gobernar para todos los ciudadanos, representa sólo a una parte de la sociedad, la mitad más uno o la mitad menos uno, tanto da. Pero la cuestión no sólo afecta al País Vasco. Olvidamos que en Andalucía el Gobierno de la nación ha llegado a decir a los andaluces: 'Reconocemos que debemos medio billón de las antiguas pesetas, pero no vamos a pagar hasta que haya un Gobierno que nos guste. Este Gobierno no nos gusta'. Si lo que ha dicho la señora Aguirre en Madrid, que sólo se compromete a acortar las listas de espera sanitarias para los madrileños, lo hubiera dicho cualquier otra fuerza política en el País Vasco o en Cataluña, habría sido un escándalo. Como el Gobierno de la nación no cumple su deber de mantener la cohesión, cada día hay más tensiones territoriales. Y en algunos casos, como en el País Vasco, ni siquiera hay relación institucional".

"La situación del País Vasco contamina hasta tal punto el discurso político que Jaime Mayor Oreja se permite decir que en Andalucía existe el mismo miedo al cambio que en el País Vasco. El voto tiene ahora una importancia coyuntural mucho más decisiva que en cualquier proceso electoral normal, porque se están precipitando ciertos elementos de crisis. Si el voto consolida en el poder al Partido Popular, va a consolidar esa manera de hacer política, que tiene raíces históricas. Los dirigentes del Partido Popular, empezando por el señor Aznar, mostraron un rechazo absoluto a la Constitución cuando se elaboró y aprobó en 1978, no sólo a la estructura territorial del Estado, también al modelo educativo y económico. Diez o doce años después dijeron literalmente que habían cambiado, que asumían una Constitución que consagraba un modelo federalizante y que era necesario completar ese modelo con la reforma del Senado. Pasados otros diez años, cualquiera que haga una propuesta en ese sentido resulta que está rompiendo la unidad de España. Es un despropósito que me temo que responde a un puro oportunismo político. El mismo oportunismo político que les llevó a pactar con el PNV en 1996 y a romper violentamente tres años después".

"Claro que hubo un cambio en el PNV. Ya en mayo del 98 advertí de que se estaba negociando una tregua entre el PNV y ETA y que ese pacto incluía contenidos inasumibles e inaceptables. Advertimos de ello al Gobierno, pero al menos el Ministerio del Interior sostenía que era una intoxicación. Cuando aparece la tregua con el Pacto de Estella, Aznar acepta dialogar con ETA, llamándole Movimiento de Liberación Nacional Vasco por primera y única vez en la historia desde un Gobierno, a sabiendas de que ETA fijaba el marco de la negociación en los términos del Pacto de Estella. Yo vi con asombro que a pesar de todo se mantenía nominalmente la coalición del PP con el PNV, que dio paso, una vez que ETA rompió su tregua, a un proceso de criminalización del PNV. Y el enfrentamiento se amplió del PNV a todo el propio Gobierno vasco. Ciertamente, el plan que presentó luego Ibarretxe hunde sus raíces en los postulados de Lizarra, pero eso no le impidió en su día al PP proponer el diálogo con ETA. Es verdad que ha dicho luego que sólo estaba dispuesto a hablar sobre la entrega de armas por parte de ETA, pero antes Aznar se había referido a los violentos como movimiento de liberación. Si de verdad sólo quería hablar de entrega de armas, los emisarios del Gobierno hubieran sido otros".

"Si es verdad lo que dice Imaz, creo que aún es posible reconducir al PNV a cauces constitucionales. Deben cumplirse dos condiciones que de forma menos clara también parece aceptar Ibarretxe. Una, previa al debate: que haya desaparecido la violencia que se ejerce sobre la mitad de la población vasca, y en particular sobre los representantes no nacionalistas del País Vasco, además de sobre el conjunto de la población española. La segunda, que todo sea discutible. Aceptar el debate no significa que se les tenga que dar la razón. Naturalmente que no estoy de acuerdo con el contenido de la propuesta de Ibarretxe y precisamente por eso estoy dispuesto a discutir, porque vulnera las reglas y precisamente por eso carece de legitimidad democrática. Los votos dan legitimidad para ejercer el poder dentro del ámbito de unas competencias y no fuera. Pero si es negociable de la A a la Z, como dice Imaz, se puede discutir. Pero cada vez que alguien responsable del PNV aparece intentando buscar una salida de algo que es un error, hay mucho más interés en taponar esa salida que en intentar reconducir esas propuestas a términos constitucionales".

"La Constitución de 1978 puso en marcha una descentralización de un poder autoritario y centralista. Primero hacia las comunidades autónomas, que era el mandato constitucional, y luego hacia arriba, hacia la Comunidad Europea. Pero cuando se cede poder hacia fuera después de haberlo cedido hacia dentro, es necesario actualizar la propia voluntad del constituyente, porque una parte sustancial de lo que descentralizamos hacia Bruselas eran competencias que se habían atribuido a las comunidades. Por tanto, hay que revisar el proceso de conformación de la voluntad nacional para representar a esas comunidades, que también son Estado. Este Gobierno no sólo no se ha preocupado de esto, sino que lo ha despreciado. Ni siquiera establece mecanismos de coordinación, de diálogo, de integración de la voluntad nacional. El Senado sería un instrumento muy útil, pero también se puede resolver fortaleciendo las comisiones interterritoriales, a través de encuentros de los presidentes de las comunidades con el presidente del Gobierno. Pero no sólo no se avanza en esa dirección, sino que se ha liquidado a la segunda Cámara como el centro del debate representativo nacional sobre los problemas de las autonomías. Por todo esto vivimos una tensión territorial creciente, que la focalizamos en el País Vasco, pero que es perceptible también en Andalucía o Extremadura. Esta pasión por decir que quien proponga modificar la Constitución está destruyendo la unidad de España, es una estupidez que nace de la incomprensión de la realidad de España y del modelo que hemos puesto en marcha para responder a esa realidad. Lo definitorio no es cuántas competencias mantiene el Gobierno central, sino cómo y con qué competencias mantiene la solidaridad y la cohesión. Desde luego, se atenta contra la cohesión cuando el Gobierno central se niega a pagar la deuda contraída con Andalucía porque no le gusta su Gobierno. Estamos en manos de un Gobierno que no tiene intención real de mantener la cohesión territorial ni de proteger la pluralidad. Y si gana recibirá un aval para seguir haciendo lo mismo".

"Como yo no soy nacionalista, debo decir que un nacionalista periférico no puede deslegitimar que alguien haga nacionalismo español, porque si es ilegítimo el nacionalismo español, será porque es ilegítimo el nacionalismo de cualquier tipo. Y como no me siento nacionalista, lo que digo es que la retroalimentación de impulsos nacionalistas en direcciones contradictorias es muy delicada, incluso muy peligrosa para la convivencia. Tomemos la distancia que queramos, pero no perdamos de vista la historia que hemos vivido muy recientemente: en la antigua Yugoslavia no había un nacionalismo real, la gente vivía absolutamente mezclada desde el punto de vista de sus adscripciones étnico-culturales, pero se introdujo un discurso nacionalista crecientemente excluyente que tomó cuerpo en diez años, hasta hacer absolutamente imposible e intolerable la convivencia, hasta fracturar las relaciones familiares, los matrimonios mixtos. Construir convivencia es un esfuerzo de generaciones, destruirla es algo que se puede conseguir en una década".

"En todo esto hay, sin duda, una gran responsabilidad primigenia del terrorismo. Un segmento importantísimo de la población vasca no se siente libre, porque se siente amenazada, tratada de manera excluyente. Al mismo tiempo, se ha producido un debilitamiento progresivo de ETA durante los últimos diez años, aunque siempre hay que advertir de que puede cometer una barbaridad y generar un clima de terror, incluso en este momento de desarticulación muy seria de lo que podríamos llamar la estructura operativa de ETA. El problema básico es que se ha producido una fractura de la unidad de todas las fuerzas democráticas contra el terrorismo. Todos coincidimos en el rechazo a la violencia como instrumento de acción política, pero no hay un frente de todas las fuerzas democráticas contra el terrorismo. Y en esa fractura hay responsabilidades múltiples, pero creo que la menor responsabilidad es la de los socialistas, que han hecho un gran esfuerzo por mantener la unidad de este frente. El gran problema es que con una ETA muy debilitada el conflicto político ha tomado una dimensión que no tenía cuando ETA contaba con una gran capacidad de agredir y de crear terror. El Pacto de Estella está en el origen de esta reversión, y cuando el PNV trató de corregirlo, una vez rota la tregua, presentó un plan que, lejos de representar a toda la sociedad vasca, trataba de satisfacer sólo al nacionalismo".

"Estoy absolutamente convencido de que aún es posible reconstruir la unidad de los demócratas frente al terrorismo. Más allá de nuestras discrepancias desde el punto de vista de la concepción de la política, hay algo que nos une, y es que rechazamos totalmente el uso de la violencia con fines políticos, y mientras no tengamos resuelto ese problema, nos comprometemos a no hacer nada que alimente la idea de que detrás de una propuesta hay el chantaje de la violencia. Ésa es la base del pacto. La liquidación de Ajuria Enea destruyó esa filosofía que era imprescindible frente a la violencia".

POLÍTICA EXTERIOR
"Hemos pasado de una relación de respeto mutuo con EE UU a una de dependencia absoluta"

"Nuestra posición en Europa afecta a la política interior y exterior al mismo tiempo; es un espacio público en el que compartimos soberanía en un montón de materias que han ido progresando a lo largo de diez años y que han desembocado en algo tan importante como un solo banco central y una sola moneda. Cuando se comparte soberanía, las fronteras entre política exterior e interior se difuminan. Parte de las competencias atribuidas a Bruselas son competencias que no pertenecen al Gobierno central, sino al Estado español, que las atribuyó constitucionalmente a las comunidades autónomas; por tanto, hay algo de política interior. Respecto de Europa habría dos cuestiones básicas: el Gobierno del PP nos ha llevado a una posición en la que no somos parte de la mayoría que puede construir Europa, ni somos parte de la minoría que puede bloquear decisiones que afecten a nuestros intereses. Éste es el resultado de la gestión de este Gobierno. Cabría plantear una pregunta para un debate que nunca existirá: 'Dígame usted un capítulo de los intereses de España que haya mejorado con su política'. Seguro que van a traer a colación Niza. En Niza hicimos lo siguiente: renunciar a bastantes escaños en el Parlamento a cambio de preservar una posición en el Consejo cercana a los grandes. Tampoco nos interesó dar la batalla por la Comisión. Nos interesa lo intergubernamental, y ahí conseguimos una buena posición. Pero cuando viene la Constitución europea, que va a consolidar el sistema de doble mayoría, resulta que hemos perdido representación parlamentaria, hemos perdido posiciones reales en la Comisión, y vamos a perder la posición supuestamente ventajosa adquirida en Niza. El problema es que hemos dejado de ser europeístas como Gobierno, que no aparece en todo el debate de la Convención. Miento, aparece una vez: en la definición de Europa como cristiana. Pues claro que la civilización cristiana conforma parte del desarrollo europeo como civilización, es evidente. Pero ponerlo al mismo tiempo que se habla del eje del bien y del mal, del conflicto de civilizaciones y tal, es sencillamente innecesario. Puede ser interesante para el Vaticano, pero es innecesario para lo que queremos demostrar ante el mundo. Por tanto, en política europea el fracaso se ha visto multiplicado y acelerado porque este Gobierno ha comprado, dentro de esta dialéctica de los buenos y los malos en la que mete a los propios españoles, la política norteamericana de la vieja y la nueva Europa y se ha alineado incondicionalmente con Estados Unidos".

"Nos costó un enorme esfuerzo equilibrar la relación con EE UU después de la experiencia del franquismo, porque Estados Unidos estaba acostumbrado a que le dieran en España las facilidades propias de una colonia. Ellos no querían ceder su situación de privilegio en la colonia, y costó mucho trabajo a todos recomponer la relación desde la autonomía. Todo ese trabajo se ha venido abajo con la incondicionalidad del Gobierno español respecto de la estrategia de Bush, que nos ha llevado a esta cosa que es espantosa por un lado y estúpida por otro. De nuevo habría que decir a cambio de qué, ¿en qué ha mejorado nuestra posición mediterránea o latinoamericana? Ya no digo la europea. Hemos pasado de una relación de respeto mutuo, de cooperación y de amistad, a una de dependencia absoluta. Cuando empezó la primera andanada de la estrategia neoconservadora, que coincide con la caída del muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética y la primera guerra de Irak tras la invasión de Kuwait, ya hubo quien trató de establecer una división del mundo entre buenos y malos, los que seguían a Estados Unidos y los que no. Eso no prosperó con el viejo Bush ni con Clinton. Sólo Bush hijo, absoluto desconocedor de la complejidad del mundo, compra entera la estrategia neoconservadora alimentada por el drama espantoso de las Torres Gemelas. Pero no es la consecuencia sólo de las Torres Gemelas, la estrategia ya estaba previamente establecida, incluso en la recuperación de la famosa guerra de las galaxias. Estrategia que va a seguir subyaciendo en la pelea interna de Estados Unidos, porque una parte de los neoconservadores que nos han metido a todos en este espantoso lío de Irak, que cada día está peor, y que a cambio decían que iban a arreglar el problema israelo-palestino, resulta que querrían ahora desaparecer de ese escenario con el argumento de que 'hicimos lo que teníamos que hacer y nos vamos'. Este Gobierno nos ha metido de lleno en esa política incomprensible, que en nada ha mejorado nuestra posición en el mundo. Y lo dramático es que de este asunto no tocaba discutir hace un año, ni tampoco ahora. Pero este país no puede cerrar este capítulo sin una investigación y un debate parlamentario, porque necesita saber por qué nos mintieron, como tratan de averiguar en Estados Unidos, en el Reino Unido y ahora en Australia. Es una cuestión de respeto democrático. La gente no se dejó engañar, eso es lo más sorprendente: el 90% de la opinión pública no quería eso. Por eso es tan importante lo que vaya a ocurrir electoralmente, porque si ganan el 14 de marzo van a interpretar que el voto avala todo lo que han hecho en Irak. Y ya no habrá nada que investigar ni aclarar".

CRECIMIENTO NO SOSTENIBLE
"Ocupamos el puesto 28 en aplicación de las nuevas tecnologías. El país lo terminará pagando"

"Cuando decimos que somos la octava potencia industrial del mundo, olvidamos que los estudios más serios sobre el desarrollo de la sociedad del conocimiento nos sitúan en el puesto 28 en aplicación de las nuevas tecnologías. ¿Cuál es mi preocupación? En primer lugar, hicieron un proceso de privatizaciones que confundió a la opinión pública, creyendo que estaban liberalizando cuando estaban creando un oligopolio de oferta controlado por gente de confianza en los sectores de actividad clave para la economía española, desde la energía a las telecomunicaciones, etcétera, a través del cual querían tener un poder financiero decisivo y un poder mediático. Completaron el cuadro, aunque a veces se les resquebraja, porque a pesar de entregar a un amigo de confianza lo que sea, pongamos por caso Telefónica, los fondos de inversión no son amigos de nadie, y las aventuras queridas por el poder pero inadecuadas para el funcionamiento de las empresas tienen sus límites y los estamos viendo. Pero aparte de ese proceso, que es un proceso absolutamente opaco, sin ningún tipo de explicación y mucho menos de transparencia, y que no ha aumentado sustancialmente la competencia, y eso explica en parte nuestro retraso en el acceso a nuevas tecnologías, el modelo económico se basa en ladrillo y cemento. Y yo no tengo nada contra el ladrillo y el cemento, tengo algo contra una carestía que hace que tengamos una vivienda y media por habitante y familia, pero que haya un montón de gente que no puede tener acceso a la vivienda. Esta cosa que me reprochaba el señor Aznar en el 93, de la inmensa carestía de la vivienda, que excluía a los jóvenes y que ahora parece que no les preocupa tanto. El modelo económico, ladrillo y cemento, con productividad no competitiva por la falta de aportación de las nuevas tecnologías al sistema, tiene una derivada inmediata: el país quiere seguir compitiendo por salarios baratos, pero su nivel de renta per cápita ya no se lo permite. ¿Cómo compensarlo? Desestructurando el modelo de empleo, de trabajo. Sobre la base de una inmigración y una precariedad en los titulados, en los jóvenes con buena formación, unida a salarios muy bajos. Me preocupa que el descuido absoluto por las nuevas tecnologías está provocando una pérdida de competitividad enorme. Se está agotando el modelo justo cuando se recupera la economía internacional. Este Gobierno no va a cambiar de modelo, y no se va a tomar en serio lo que significa la revolución tecnológica, no como un sector de actividad, sino como algo que impregna a la totalidad del sistema, y por tanto aumenta la productividad de todos los sectores. No niego que este modelo haya tenido éxito en materia de empleo durante algunos años, pero es insostenible. Cuando se crea empleo sin aumentar la productividad se termina pagando. Lo pagará el país".

"Estamos ante un Gobierno irresponsable con el destino del país en política territorial, en política exterior y en su modelo económico. A la vista de los problemas que hemos tenido estos días con la nieve, suelo decir en broma: 'Es que cuando yo gobernaba, no nevaba, la nieve es una aportación del PP'. Por cierto, las grandes vías de comunicación son competencia del Estado; para entendernos, son elementos de cohesión territorial concretos. El Gobierno no se siente responsable de su abandono sistemático, pero tampoco de la inseguridad ciudadana. Ha llegado a decir a los andaluces, cuando ha habido robos en los juzgados, que ellos tienen la responsabilidad de la justicia. No es posible que tengan la competencia de seguridad y que si hay elementos de inseguridad se lo achaquen a otro. Este Gobierno es ineficaz en la prestación de servicios e irresponsable en política territorial. Si las elecciones avalan sus políticas, nos llevará con esas luces rojas encendidas a una situación muy seria".

¿Hay algo que haya hecho bien Aznar?

"Sí, ha aglutinado a toda la derecha".

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