Conservatorios
Como Directora del Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia, he de mostrarle mi asombro ante la publicación del artículo publicado el pasado 12 de febrero, titulado La Música se viste de toga. La música no se viste de nada más que de sí misma, si es que necesita vestirse de algo. En todo caso, parece ser que es el señor Callejo y sus adláteres quienes quieren investirse de la susodicha toga.
La Música entrará en la Universidad, en primer lugar, por ser una de las expresiones punteras de la cultura y el pensamiento humano y, en segundo lugar, por la titulación superior que actualmente ya otorga el Conservatorio Superior que me honro en dirigir y por la equiparación de nuestro sistema educativo de la Música con el europeo y la de la titulación otorgada. No es el caso del Conservatorio Profesional de Valencia número 2 (así se le denomina en el Decreto de su creación en 1997) que imparte las enseñanzas correspondientes a los Grados Elemental y Medio de las enseñanzas de Música, otorgando una titulación que sólo sirve para el acceso al Grado Superior de Música.
Por eso asombra que la señora Cantó se congratule de una vuelta a los orígenes universitarios de las enseñanzas de la Música en España: Jamás estuvieron incluidas en la Universidad.
Las maniobras del Conservatorio Profesional número 2 son muchas y variadas para tratar de conseguir un status que no le corresponde ni por historia ni por los estudios que en él se cursan. No es la primera vez que este conservatorio usurpa el nombre Joaquín Rodrigo que se impuso al Conservatorio Superior de Música de Valencia, en la sesión de claustro de 24 de abril de 1991.
Si el conservatorio número 2 fue creado, por Decreto en 1997, ¿qué efemérides tiene derecho a celebrar por su cuenta y riesgo, adoptando una denominación falsa? La contradicción entre la realidad y las pretensiones del señor Callejo, salta a la vista en la propia lectura del escrito publicado, cuando trata la historia del centro.
El mal proviene de una separación de centros, en el momento de la creación del citado Conservatorio Profesional número 2, realizada por los responsables de aquel momento, con buena fe y compañerismo, pero no con claridad; a lo ya expresado se añade la apropiación, por las buenas, y exhibición pública, en los fastos celebratorios, del señor Callejo, del patrimonio artístico e histórico del Conservatorio de Música de Valencia, cuya trayectoria lleva directamente al actual Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia. El caso es, verdaderamente, muy serio, como lo es que la señora Cantó se autodenomine Jefe de estudios del Conservatorio Superior y como promotora de una situación que nada ha tenido que ver con ella en su planteamiento.
Tal conducta no hace sino perjudicar la consecución de unos anhelos y reivindicaciones que, colectivamente, venimos planteando desde hace décadas. No debemos consentir que nadie interfiera frívolamente en aquello que no le concierne. Por mi parte y la de mis compañeros, realizaré aquellas acciones que se hagan necesarias ejercer. Menos mal que contamos con interlocutores en la Universidad Politécnica que demuestran cotidianamente su nivel cultural, comprensión y valoración por la Música, como exponente cultural de primer rango.
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