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Reportaje:

El 'todo a cien' del fútbol argentino

En este país suramericano cualquiera puede comprar un porcentaje del futuro traspaso de un juvenil

¡Oportunidad, llame ya! El cuarto, trasero, delantero, inferior o superior, el que se elija, es decir un 25% del centrocampista del Racing de Avellaneda, Juan Manuel Torres, titular indiscutido del equipo a sus 17 años, se consigue hoy por unos 500.000 euros. Si llama en los próximos diez minutos recibe de regalo el 10% de un delantero de 13 años que destaca en la octava división, más una camiseta del club firmada por el presidente de la empresa Blanquiceleste, concesionaria del histórico Racing, primer ganador argentino de la Copa Intercontinental en 1967.

En el mercado libre del fútbol argentino cualquiera puede invertir o apostar, los empresarios vinculados, los intermediarios, los titulares de cajas de ahorros, los acreedores de la deuda pública argentina, los empleados que cobraron el retiro de la jubilación o las amas de casa que se ganaron unos pesos en la quiniela. Hay menos reglas y condiciones que en un casino. No se necesita registro, ni antecedentes, ni hay que justificar la procedencia de los fondos como en el mercado de hacienda o el de granos.

Hasta se puede ofrecer canje de porcentaje por hijos, amigos o juveniles conocidos del barrio que apuntan para promesas, cobrar deudas en pedazos de jugadores o recibirlos como parte de pago. Los clubes, la mayoría aún amparados bajo la fachada jurídica de las "asociaciones civiles sin fines de lucro", son sólo escaparates, carpetas de ofertas administradas por directivos que se visten de sus colores para actuar como comisionistas o agentes.

El pasado curso los tres mejores jugadores del Rosario Central, el defensa Daniel Díaz y dos delanteros internacionales -César Delgado y Luciano Figueroa-, debutaron, se destacaron y se marcharon por un total de 6 millones de dólares de los que el club no recibió nada porque ya había cedido a pedazos los porcentajes de sus futuros traspasos desde que eran juveniles a cambio de dinero adelantado por los intermediarios para pagar deudas, unos 800.000 dólares.

El Talleres, de la provincia de Córdoba, recurrió a un empresario de la construcción, Mario Petrone, para comprar al jugador Pablo Cuba. El hombre entró con 500.000 dólares y recuperó luego su inversión cuando el jugador fue traspasado. El trueque, que se hizo popular en todo el país después del derrumbe económico a fines de 2001, era ya una actividad económica frecuente en el fútbol argentino desde hace más de diez años. El prestamista Petrone adelanta dinero al Talleres por porcentajes de futuras ventas y además coloca los pisos que construye su empresa y que no logra vender. Con esas propiedades el club pagó deudas a los jugadores y pudo competir.

El Boca, ganador de la triple corona el pasado año -Liga, Copa de América e Intercontinental- reconoce un pasivo operativo de 4 millones de dólares en su último balance, aunque tiene todavía un patrimonio superior. Sólo por la pierna derecha del delantero Carlos Tévez, de 19 años, un 30% de su capacidad, podría recuperar esa cantidad si la necesita. El Bayern Múnich acaba de aumentar la oferta por el total a 15 millones de euros. Pero al Boca en todo caso le quedaría el 80%, un 20% del futuro traspaso de Tévez le fue reconocido al intermediario que le convenció y le trajo del modesto All Boys, porque al Boca a su vez le resulta más económico ofrecerse como escaparate que producir cantera.

Hace ya unos años, en un paquete de jugadores que el Boca eligió del Argentinos Juniors, necesitado a su vez de un adelanto, el equipo boquense recibió entre otros a Riquelme y al media punta Marinelli, al que vendió de inmediato al fútbol inglés y que ya está de regreso este año. Con la venta posterior de Riquelme, el Boca recuperó todo y acabó haciendo una diferencia superior a los 10 millones de dólares, repartidos entre comisionistas, inversores, intermediarios y gastos. Las cuentas del club no reflejan los buenos negocios de los últimos años de La Xeneixe, sociedad de fondos comunes de inversión que el presidente y empresario del Boca, Mauricio Macri, creó para evitar "que el club invierta y corra riesgos".

Estos son algunos de los ejemplos del beneficio repartido. El defensa Walter Samuel fue traspasado a la Roma por 17.000.000 de dólares, pero 83,70% de la ficha le correspondía al Fondo. La venta del delantero Martín Palermo, colocado en el Villarreal por 7.731.200 dólares, distribuyó entre los inversores el 48,32%, otro 20% correspondía al Estudiantes de La Plata y otro porcentaje se repartió en comisiones y gastos sobre los que no se rinden cuentas, ni hay recibos, ni papeles y de los que nadie nunca informa en detalle.

En conjunto, los veinte clubes de la primera división del fútbol argentino suman pasivos y deudas de todo tipo superiores a los 150 millones de euros. Con el 10% se puede comprar un club de mitad de tabla, plantilla, entrenadores, asistentes, cantera, terrenos, todo. Desde el pasado diciembre se vendieron otros 40 jugadores por más de 40 millones de dólares, pero los pasivos no se reducen porque la mayoría no era patrimonio del club. Boca, el equipo más ganador, más poderoso, más popular, el que agota las localidades en cada partido y cobra mejor cuando juega amistosos en el exterior, no trabaja como antes para formar a los jugadores y sólo tiene un porcentaje menor de unos 100 juveniles.

La oferta es infinita. Así es que, juéguese unos euros a un numerito. ¿Le gusta el diez? No será Maradona pero tiene un regate con futuro; hay un 16,37% de saldo que puede ofrecer en canje por un lavavajillas usado si no le rinde. Si llama ahora le dan gratis el 0,5% de los derechos de imagen que le corresponderían dentro de 30 años. ¡Aproveche!

Vargas, del Boca, pugna con Somoza, del Vélez, en un partido de la Liga.
Vargas, del Boca, pugna con Somoza, del Vélez, en un partido de la Liga.AP

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