"Con la animación puedes ser eternamente un niño"
Isabel Herguera (San Sebastián, 1961) cambió el vídeo por la animación cuando descubrió que así podría ser "eternamente una niña". "Hacer animación es como jugar, recrear tus fantasías", dice desde el estudio que tiene en el centro donostiarra Arteleku. "Ahora que existen herramientas como el Flash, no hace falta ni saber dibujar", continúa. Herguera dirige desde 2001 Animac, el Festival Internacional de Cine de Animación de Lleida, que clausuró el pasado domingo su octava edición con la asistencia de unas 10.000 personas.
Pregunta. ¿Qué diferencia a Animac de otros festivales de animación?
Respuesta. Para empezar, es una muestra, no hay premios y eso te permite más libertad a la hora de escoger obras arriesgadas. Aquí se hace mucho énfasis en el trabajo de autor y en la multidisplinariedad. Este año hemos presentado 140 cortos y dos largos, la mayoría muy experimentales, propuestas de artistas como la americana Jaine Geiser o el alemán Raimund Krumme, que construye un mundo absurdo y lírico. También documentales sobre, por ejemplo, un niño kurdo que vive en el exilio o sobre alienígenas.
P. Asumió la dirección de Animac tras años de trabajo en EEUU. ¿Qué panorama dejó y cuál se encontró?
R. Cuando me marché en 1985 lo único que había aquí en animación experimental eran los trabajos de Sistiaga y de Ruiz Balerdi. Era algo aislado y único, realmente no existía una comunidad de cine de animación de autor. A mi vuelta me encontré a mucha gente trabajando en ello, quizá también porque los medios -se trabaja más en vídeo- han hecho la animación más accesible. Se están haciendo cosas casi comparables a las que se producen en el resto del mundo.
P. ¿Qué falta para que lo sean totalmente?
R. Que la gente se arriesgue un poquito más y plantee propuestas nuevas; que no se copie tanto lo que se está haciendo fuera, que tengamos más confianza... Se está haciendo animación buena que no requiere un soporte económico excesivo, aunque aquí también sería necesario contar con más apoyo por parte de las instituciones y las televisiones para que estos productos tengan reflejo en la producción comercial.
P. ¿Lo ve viable?
R. El trabajo independiente de autor tiene un público muy determinado en festivales, en programas a altas horas de la noche, pero creo que esas propuestas, a veces, a nivel estilístico o conceptual se pueden adaptar a las necesidades del mercado. Aunque claro, para eso hace falta arriesgarse económicamente y crear una especie de caldo de cultivo. Nuestro público de Animac por ejemplo, de entre seis y 80 años, sorprende porque asimila todo tipo de animación, desde la narrativa hasta la más experimental. La gente es muy receptiva, está desando ver cosas nuevas.
P. ¿Se sienten los animadores en terreno de nadie?
R. Exactamente, en una especie de burbuja, sobre todo con la animación experimental. No entra dentro del mundo del cine porque no tiene una narrativa ortodoxa ni tampoco dentro del arte. Y, sin embargo, luego se aplica, sobre todo en publicidad.
P. ¿Con los nuevos medios, tiene sentido hacer hoy animación tradicional?
R. La verdad es que no. Es un lujo que yo me he permitido durante dos años con el corto de ocho minutos Ojos que ven porque me apetecía disfrutar del proceso de animación más artística entre comillas. Pero es un capricho que te puedes permitir muy de vez en cuando.
Se tarda una media de un mes en hacer un minuto y tirando por lo bajo cuesta unos 6.000 euros. De eso no se puede vivir.
P. ¿Qué es lo que le tiene tan atrapada?
R. Hacer animación es como jugar. Te da la posibilidad de ser eternamente un niño y contar cosas de mayores. Hoy cualquiera puede recrear sus fantasías con una cámara web y un escáner. O simplemente dibujando en Flash. Eso sí, es para gente obsesiva e hiperactiva.
PERFIL
Isabel Herguera, licenciada en Bellas Artes, descubrió la animación cuando estudiaba videoarte en Alemania. Se trasladó a EEUU para ampliar su formación y trabajó allí durante más de una década. Dirigió producciones comerciales para firmas como Levi's o Phillip Morris hasta que decidió regresar por la crisis económica. La artista, autora de 'El hombre de los pájaros', dirige el Festival de Cine de Animación de Lleida.
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