Un hombre con problemas mentales mata a golpes a su abuela en Fuencarral
El homicida, que fue arrestado por la policía, intentó simular un robo en la vivienda
Miguel Ángel A. I., de 39 años, terminó ayer con la vida de su abuela, Alicia Vázquez Plaza, de 90, en la vivienda que ambos compartían, situada en la tercera planta del número 4 de la plaza de Tubilla, en Fuencarral-El Pardo. Miguel Ángel, después de cometer el crimen, bajó a la calle y se topó con la vecina del piso de abajo, ante la que disimuló lo que acababa de hacer. "¿Dónde está mi abuela? No me abre la puerta", le preguntó Miguel Ángel a la mujer. "No sé, pues se habrá quedado dormida", contestó la vecina, que salía de compras con una hermana. "Como yo tengo llave de la casa de ellos, pues subimos con él al piso, por si a la Luci le había pasado algo", explicó la vecina. Ya estaba muerta.
La mujer abrió la puerta de la casa. Miguel Ángel pasó delante y caminó hasta su habitación. Antes de que las dos mujeres pudiesen pasar, él se dio la vuelta y les dijo, con una tranquilidad pasmosa: "Mi abuela está muerta". La vecina entró en el cuarto del hombre y encontró, encima de la cama, a Alicia, con la cara ensangrentada, boca arriba, con la bata de estar por casa y las zapatillas puestas. Las cortinas también estaban manchadas de sangre.
Mientras la vecina llamaba a la policía, Miguel Ángel se quedó dando vueltas por la casa. En ningún momento, según el testimonio de las dos mujeres, se mostró agresivo ni nervioso.
El padre del agresor, Luis A., un albañil jubilado, también reside en el mismo piso, pero desde hace unos días está ingresado en un centro hospitalario "por problemas respiratorios", según señaló una residente del inmueble. Los tres vivían en la plaza de Tubilla desde hacía ocho años y procedían de unas viviendas de los Poblados Dirigidos situadas cerca del barrio de Begoña. La madre de Miguel Ángel murió hace 10 años en un accidente de tráfico debido a las graves quemaduras que sufrió. Desde ese momento, Miguel Ángel se quedó al cuidado de su abuela. "Él no se llevaba bien con su padre, al que culpaba del accidente en el que murió su madre", dijo otra mujer. Fuentes policiales señalaron que en la vivienda también residía una de las hermanas del supuesto homicida y el esposo de ésta.
Al lugar acudieron varios coches patrulla de la comisaría de Fuencarral. También acudió el juez de guardia que ordenó el levantamiento del cadáver y su posterior traslado al Instituto Anatómico Forense, donde hoy se le practicará la autopsia. El magistrado ordenó a los agentes que detuvieran al supuesto homicida y que fuera conducido a comisaría. Los facultativos de una UVI móvil del Summa que acudieron al domicilio familiar sólo pudieron certificar la muerte de la nonagenaria, según un portavoz de Emergencias 112.
Interior revuelto
De poco le sirvió a Miguel Ángel el revolver toda la vivienda, como si su abuela se hubiera resistido a un robo. Agentes de la Policía Científica buscaban anoche el objeto contundente con el que el nieto mató, supuestamente, a su abuela.
El detenido fue trasladado a la comisaría de Tetuán, ya que la Jefatura Superior de Policía carece de calabozos. Los agentes del Grupo V de Homicidios que instruyen el caso esperan poder interrogarle hoy, cuando ya se encuentre más tranquilo.
El agresor tiene cinco hermanos: dos chicas y tres chicos, todos casados. Él era el único soltero y, debido a sus problemas mentales, no trabajaba. "El chaval estaba mal, era autista, pero quería mucho a su abuela. No solía dar problemas, sólo que a veces se iba de casa y se perdía y le tenían que ir a buscar", señaló una residente del inmueble. "A veces se le oía pasear por la casa y dar golpes", añadió. Miguel Ángel dedicaba el día a su abuela. Apenas salía de casa y no tenía ninguna afición conocida. "Últimamente le había dado por escribir cartas", concluyó una vecina. La víctima era muy querida en el vecindario y su muerte sobrecogió a muchos.
El portal donde residía la víctima está situado en una plaza semicerrada, con un pequeño terreno en medio donde juegan los chiquillos. "No lo puedo creer, la Luci me ha criado y ahora está muerta", lloró desconsolada una mujer.
Éste es el octavo homicidio que se produce en la región en lo que va de año. La semana ha sido especialmente sangrienta, ya que se han registrado tres muertes violentas.
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