Dos manifestantes mueren en Caracas durante una protesta contra Chávez

La marcha organizada ayer por la oposición venezolana degeneró en violencia cuando el Gobierno, con gran despliegue policial, impidió a los manifestantes dirigirse al lugar donde se reunían los presidentes del Grupo de los 15, una organización para la cooperación entre países en vías de desarrollo. Dos manifestantes murieron y al menos 16 resultaron heridos, según los bomberos. Los opositores pretendían entregar un documento a los mandatarios, entre ellos el argentino Néstor Kirschner, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el iraní Mohamar Jatamí.

Los incidentes causaron al menos dos muertos, un hombre de 25 años y otro de 65, y 16 heridos, señaló a la agencia France Presse el responsable de los bomberos de la ciudad, Juan Cardozo. Las autoridades habían indicado anteriormente que los choques habían causado una decena de heridos.

Efectivos de la Guardia Nacional y de la Policía Militar lanzaron gases lacrimógenos y pelotas de goma contra centenares de personas que, como avanzada de la marcha, trataron de sobrepasar las barricadas colocadas aproximadamente a un kilómetro del teatro Teresa Carreño, donde se realizaba la sesión de instalación del G-15.

Portavoces de la Coordinadora Democrática, alianza de partidos y grupos opositores a Chávez, acusaron al presidente de llevar a cabo actos represivos propios de regímenes autoritarios. Mientras tanto, dirigentes del partido oficial aseguraron que bandas de choque de los partidos Acción Democrática (socialdemócrata que dominó el escenario político durante los 40 años previos al ascenso de Chávez al poder) y Bandera Roja (de ultraizquierda), desataron la violencia y obligaron a los cuerpos de seguridad a restablecer el orden.

El grueso de la manifestación se replegó rápidamente, pero pequeños grupos radicalizados se trasladaron a la principal autopista de la ciudad para quemar neumáticos y colocar barricadas, obstruyendo el tránsito.

El vicepresidente José Vicente Rangel dijo que se trataba de "una violencia anunciada" y admitió que la oposición había logrado su objetivo de empañar la cumbre del G-15 y presentarse ante la comunidad internacional como víctimas. "He visto las televisoras internacionales y ya aparece el Gobierno como represivo, cuando la verdad es que la oposición, que ha perdido el apoyo de la gente y ya no cuentan con militares traidores dentro de las Fuerzas Armadas, ahora no les queda otra opción que causar disturbios y generar violencia".

El objetivo de la marcha era protestar, aprovechando la presencia de líderes extranjeros, contra una decisión tomada el martes por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que ordenó la revisión, por presuntas irregularidades, de 148.000 páginas de firmas recogidas para convocar un referéndum revocatorio del mandato del presidente Chávez. Estas hojas, que contienen alrededor de millón y medio de firmas, han sido impugnadas porque los datos fueron asentados por una misma persona. El CNE había dado instrucciones para que cada elector escribiera su nombre, el número de su cédula de identidad, su fecha de nacimiento y su firma. Cada firmante debía, además, estampar su huella digital.

Las hojas en las que los datos aparecen escritos con la misma caligrafía han sido consideradas por el sector gubernamental como una prueba de que fueron manipuladas. El tribunal electoral resolvió que los electores que aparezcan en tales páginas deberán presentarse de nuevo en los llamados Centros de Reparo, para probar que sí firmaron.

La decisión fue tomada por el presidente del CNE, Francisco Carrasquero, y los rectores Jorge Rodríguez y Óscar Bataglini, a quienes la oposición acusa de ser prochavistas. Los otros dos jueces, Ezequiel Zamora y Sobella Mejías, a su vez calificados como antichavistas por portavoces de los partidos del Gobierno, se han ausentado de las reuniones del Consejo, que hasta ahora no ha podido tomar nuevas decisiones.