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Asesinada una monja brasileña supuestamente vinculada con la denuncia del tráfico de órganos en Mozambique

Doraci Edinger, una monja luterana brasileña de 53 años, fue encontrada muerta a martillazos el pasado martes en Nampula, en el norte de Mozambique. Unos vecinos acudieron el martes al apartamento de la religiosa, alertados por un fuerte olor que salía de la vivienda. Allí la encontraron envuelta en una manta, junto con el martillo que los agresosres utilizaron para matarla.

La religiosa había comunicado a su iglesia en Brasil que desde hacía tiempo temía por su vida, aunque no aclaró de dónde ni de quién procedían las amenazas. "Hace días nos dijo que tenía algo importante que contarnos y hoy debía reunirse con nuestro pastor presidente para revelarle eso que la tenía tan preocupada. Doraci había acumulado mucho poder, allí la querían mucho y era muy fuerte en las comunidades, lo que le hacía temer por su vida", aseguró ayer Caroline Strussman, de la Iglesia evangélica luterana de Brasil, a la que pertenecía Edinger, en conversación telefónica desde el Estado brasileño de Rio Grande do Sul.

Fuentes de la misma Iglesia afirman que la religiosa nunca les comunicó que estuviera relacionada con las denuncias de tráfico de órganos sexuales de menores interpuestas por dos misioneras españolas, aunque reconocieron como probable una cierta vinculación con el caso. "Ella trabajaba en la misma ciudad que las monjas católicas que denunciaron la red y sabemos que se conocían", dijo a este diario Elvino Pufal, secretario de la Iglesia luterana, quien habló por teléfono hace escasos días con la monja fallecida para informarse acerca de los peligros que inquietaban a la religiosa.

La policía mozambiqueña investiga las causas del asesinato de Edinger. Mientras, se le practicará la autopsia en el hospital militar de Nampula. Fuentes policiales aseguran que la monja llevaba muerta en su casa desde el pasado día 21.

50 niños secuestrados

Misioneras católicas brasileñas y españolas de la congregación Siervas de Santa María afirman que desde septiembre pasado unos 50 niños fueron secuestrados en la región y varios encontrados muertos con sus órganos (corazón, hígado, riñones y pulmones) extirpados. La presidenta de la Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos en Mozambique, Alice Mabota, denunció ayer, jueves, la existencia en este país de "organizaciones que trafican con menores y órganos humanos, que son vendidos en otros países".

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"Nuestras investigaciones se extienden también a Maputo, donde se ha detectado un aumento en la desaparición de niños", dijo la presidenta de la organización humanitaria a la emisora estatal. Las denuncias de Mabota y de las misioneras fueron rechazadas reciente por el Ministerio mozambiqueño de Justicia, que en una nota afirmó que las investigaciones no han encontrado prueba alguna sobre el tráfico ilegal de menores y de órganos. Los órganos de los menores habrían sido utilizados en rituales religiosos.

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